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Opinión

19 de Abril de 2022

La Convención, la derecha, y lo “transversal”

La imagen muestra a Juan Carlos Medel frente a la Convención Agencia Uno

La estrategia de estás últimas semanas ha sido tratar de argumentar que la mayoría de las normas recientemente aprobadas por la Convención no son “transversales”, y que, por lo tanto, representarían a solo una minoría del país. En este contexto, es pertinente cuestionar qué es lo que la derecha chilena entiende por transversal: ¿es el dogma neoliberal de los últimos 40 años lo que ellos consideran “transversal”?

Juan Carlos Medel
Juan Carlos Medel
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La Convención Constitucional lleva varios meses de arduo trabajo para redactar una nueva Carta Magna para nuestro país. Dicho trabajo, desde el comienzo, se ha visto atacado de diferentes formas por gran parte de la derecha chilena. Cuando ya queda poco para el fin de su mandato aquellos ataques se intensifican y ahora no provienen solo de la derecha sino también de un sector de la antigua Concertación. La estrategia de estás últimas semanas ha sido tratar de argumentar que la mayoría de las normas recientemente aprobadas por la Convención no son “transversales”, y que, por lo tanto, representarían a solo una minoría del país. En este contexto, es pertinente cuestionar qué es lo que la derecha chilena entiende por transversal: ¿es el dogma neoliberal de los últimos 40 años lo que ellos consideran “transversal”? ¿es el sistema político actual, cuyo rotundo fracaso quedó en evidencia con el estallido social, “transversal”? ¿es un sistema democrático, cada vez más deslegitimado por la baja participación electoral, un sistema “transversal”? ¿son los partidos políticos, aquellos con nula credibilidad en gran parte de la sociedad chilena actual, “transversales”? en fin, ¿cuáles son los estándares para definir qué es y qué no es “transversal”? 

Ante este escenario, es pertinente recordar que toda norma constitucional aprobada por la Convención se aprueba con dos tercios, o sea con un mínimo de 67% de los votos. En otras palabras, toda norma requiere del apoyo explícito de 103 de los 154 convencionales, lo que implica una mayoría inexorable. Dicha regla fue impuesta por la derecha con el afán de bloquear los cambios estructurales que la sociedad chilena demanda. Es esa misma derecha la que ahora nos dice que las normas aprobadas por la Convención no son “transversales”, desconociendo que cada una de ellas cumple con el requisito de los dos tercios impuesto por ellos mismos. Requisito que en sí mismo ya era demasiado alto para ser cumplido, pero que, aun así, la actual Convención ha sabido construir caminos para el diálogo, la negociación, y los acuerdos con el propósito de poder sobrepasar tan alto quorum. Queda en evidencia, por lo tanto, que la supuesta falta de “transversalidad” en las normas aprobadas por la Convención es una artimaña más en la red de falacias, mentiras, engaños, y noticias falsas tejida por los sectores más conservadores para impedir el éxito de la Convención y provocar el descrédito del proceso constituyente.

¿Es el dogma neoliberal de los últimos 40 años lo que ellos consideran “transversal”? ¿es el sistema político actual, cuyo rotundo fracaso quedó en evidencia con el estallido social, “transversal”? ¿es un sistema democrático, cada vez más deslegitimado por la baja participación electoral, un sistema “transversal”? ¿son los partidos políticos, aquellos con nula credibilidad en gran parte de la sociedad chilena actual, “transversales”? en fin, ¿cuáles son los estándares para definir qué es y qué no es “transversal”? 

En la misma línea, un grupo de personas con visibilidad en los medios, provenientes tanto de la derecha como del centro político, han comenzado a difundir la idea de una tercera alternativa para el plebiscito de salida, que ya tiene fecha para el 4 de septiembre. Aún no queda claro cuál sería esa tercera vía; para algunos sería una carta fundamental escrita por el actual Congreso Nacional, olvidando que prácticamente un 80% de los chilenos ya votó en contra de aquello en el plebiscito del 2020. Sumado a esto, todas aquellas personas que promueven una tercera opción (o una tercera pregunta) en el eventual plebiscito de septiembre han optado por obviar que dicha alternativa no es parte del acuerdo del 15 de noviembre del 2019 y, por lo mismo, no tiene legitimidad en el actual proceso. Más relevante aun, la supuesta tercera alternativa no reconoce la voluntad popular expresada en el plebiscito del 2020, donde se votó claramente por la opción que abría oportunidades para nuevos rostros en la, en ese entonces, futura Convención. De esta manera, se manifestó la urgencia por nombres provenientes del mundo independiente, los cuales traerían nuevas subjetividades al debate constitucional. 

En este contexto, cuando la derecha y una parte del centro político ya comienzan a movilizar su maquinaria comunicacional en favor del Rechazo, es pertinente recordar que la actual Convención Constitucional es resultado de un proceso democrático legítimo, que dejó como grandes perdedores a los partidos políticos tradicionales, señalados como los principales responsables del estallido social. El proceso constituyente abrió espacios de participación política a un buen número de independientes que hoy son parte fundamental del proceso. Es esto último lo que aun parece doler demasiado en los partidos políticos de la derecha chilena y una parte de aquellos de la ex Concertación. Así, la acusación de que las normas aprobadas por la Convención no son “transversales” es otra forma de desacreditar el proceso constituyente con el ingenuo objetivo de mantener todo como está; de impedir que nuestro país cambie. Ante esto, cabe recordar que en Chile ni la riqueza de unos pocos es “transversal”, ni el discurso político de un grupo de personas temerosas de perder sus privilegios lo es; así como tampoco lo es el gobierno de una élite enquistada en el poder. Lo que si es transversal en nuestro país es la desigualdad económica, el endeudamiento, la precariedad laboral, la sensación de abuso, y la rabia, apaciguada por ahora pero siempre latente, hacia una clase política que se niega a todo cambio estructural.

Queda en evidencia, por lo tanto, que la supuesta falta de “transversalidad” en las normas aprobadas por la Convención es una artimaña más en la red de falacias, mentiras, engaños, y noticias falsas tejida por los sectores más

*Juan Carlos Medel es académico de la Escuela de Historia de la Universidad Diego Portales. Magíster en Historia por la Universidad de Concepción, Master en Historia (MA) por la Universidad de California, Davis, y Doctor en Historia (PhD) por la misma institución. Sus intereses de investigación son la Historia Contemporánea de América Latina y el Caribe, la Historia Global, con foco en la historia de las revoluciones sociales, los procesos de descolonización en el Tercer Mundo, y la formación global del capitalismo racial.

También puedes leer: El Principio del Estado Social


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