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Opinión

1 de Mayo de 2022

La educación pública en riesgo

La imagen muestra al autor frente a un edificio de educación pública

Para hacer frente a la violencia, en todas sus formas, no queda más que acudir a la historia y a la cultura. La crisis del INBA no es tan solo una crisis de la educación pública; es también una sobre el cuidado de nuestra historia y patrimonio.

Miguel Morales Pérez
Miguel Morales Pérez
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El comienzo de este año escolar ha estado atravesado por diversas dificultades que han hecho del retorno a clases un proceso mucho más complejo de lo esperado. Los reiterados hechos de violencia al interior de distintos establecimientos educacionales han dejado entrever que muchas de las dificultades ya presentes en colegios y liceos del país fueron acrecentadas producto de la pandemia. El cierre prolongado de los colegios es visto hoy, por muchos, como un error. Además, resulta frecuente escuchar distintas opiniones que han vinculado la violencia escolar con el estallido social del 2019.

Lo cierto es que ni el estallido ni la pandemia han sido el origen de los problemas que hoy estamos viendo a diario aparecer. Todo lo contrario, ya se encontraban presentes con anterioridad e incluso formando parte de las legítimas demandas de miles de estudiantes por una educación pública y gratuita de calidad. Es probablemente el estado actual de la educación pública la que se encuentra en crisis siendo la real preocupación que habría que tener en estos momentos. No es por nada que instituciones como el Instituto Nacional o el Liceo Nº1 sean un reflejo de estos problemas.

Entre todos estos establecimientos, el caso del Internado Nacional Barros Arana (INBA) es uno de los más preocupantes. La reciente quema de dos buses del transporte público sumado a agresiones a miembros de la comunidad escolar, destrozos y un evidente estado de abandono de su infraestructura dejan, una vez más, en evidencia las tremendas problemáticas por las que el INBA y su comunidad escolar se encuentran.

Las palabras del propio rector, Gonzalo Saavedra, “si estos liceos desaparecen, está en serio riesgo la educación pública” dan cuenta del estado de la situación. Dicho de otro modo, la crisis del INBA es también una crisis de la educación pública en nuestro país, pero no tan solo producto de lo ocurrido estas semanas, sino que por el abandono que como país hemos hecho de este importante establecimiento. 

Es probablemente el estado actual de la educación pública la que se encuentra en crisis siendo la real preocupación que habría que tener en estos momentos. No es por nada que instituciones como el Instituto Nacional o el Liceo Nº1 sean un reflejo de estos problemas.

Desde su fundación hasta nuestros días, el INBA lleva 120 años siendo una institución protagónica para la educación de miles de jóvenes de nuestro país. No hay que olvidar que su creación, impulsada por el presidente José Manuel Balmaceda, conjuga un periodo fundamental de nuestra historia; una en la que el Estado y la necesidad de construir una identidad nacional veían en la educación pública una de sus principales apuestas. En el caso del INBA —al ser un liceo edificado específicamente para ser un internado escolar— se buscaba responder a las características geográficas de nuestro territorio, ofreciendo la posibilidad de que estudiantes de excelencia, a lo largo de todo Chile, pudiesen continuar sus estudios secundarios. 

Cientos de jóvenes, a partir de los 11 años, partían de sus hogares rumbo al INBA para ir a vivir y estudiar en este establecimiento. Tal como lo narran distintas crónicas que aparecían en revistas escolares, la pena y tristeza por dejar el hogar contrastaban con la aventura que significaba la oportunidad de viajar y finalizar los estudios secundarios. El INBA no solo alojó a sus estudiantes, también dio lugar a un sinnúmero de trayectorias de jóvenes que encontraron en este internado la posibilidad de llevar a cabo sus anhelos personales. De estos sueños y esperanzas se alimentaron también, los futuros logros de un país en creciente desarrollo.

La señal de alarma producto de lo que ha sucedido en el INBA estas semanas —así como en otros establecimientos— no deben ser únicamente para iniciar un furor curandis de distintos tipos. Este es un momento para acudir a la historia detrás de este establecimiento que es patrimonio vivo de nuestro país. Si bien la crisis del INBA puede ser una metáfora de una crisis mayor de la educación pública, ésta ha de escucharse como un llamado acerca de la importancia de cuidar, proteger y aprender de su comunidad escolar, sus estudiantes, profesores y su patrimonio. El valor arquitectónico, urbano y documental que significa para la comuna de Santiago es de vital necesidad para nuestro presente.

El INBA no solo alojó a sus estudiantes, también dio lugar a un sinnúmero de trayectorias de jóvenes que encontraron en este internado la posibilidad de llevar a cabo sus anhelos personales. De estos sueños y esperanzas se alimentaron también, los futuros logros de un país en creciente desarrollo.

Para hacer frente a la violencia, en todas sus formas, no queda más que acudir a la historia y a la cultura. La crisis del INBA no es tan solo una crisis de la educación pública; es también una sobre el cuidado de nuestra historia y patrimonio. Hoy más que nunca es necesario darle vida a la pregunta que Nicanor Parra —ex alumno y profesor del INBA— se hacia refiriéndose a su colegio: “Será posible hoy tanta belleza”?

*Miguel Morales Pérez (1985) es psicoanalista, historiador y fotógrafo. Actualmente es candidato a Doctor en Historia por la Pontificia Universidad Católica de Chile. Su área de interés es la historia de la infancia y juventud en Chile.

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