Andrés Toro, ex director Comercio en Vía Pública de la Municipalidad de Santiago, analiza el comercio callejero informal: “Es igual que un globo, uno lo aprieta acá y sale por otro lado”
Tras los hechos de violencia ocurridos el 1 de mayo en el Barrio Meiggs, el tema del comercio informal se volvió a poner sobre la mesa. Los factores positivos, los negativos y lo que no se sabe de este mundo lo conversamos con el ex director de Comercio en la Vía Pública de Santiago, Andrés Toro.
Por Maricarmen RojasCompartir
El domingo 1 de mayo, Día del Trabajador, se esperaba que la clásica marcha de la CUT fuese lo que marcara las noticias del día. Sin embargo, el foco estuvo en los hechos de violencia que se registraron en el Barrio Meiggs.
Una periodista herida de gravedad por un disparo y en riesgo vital, otras dos personas heridas a bala y tres detenidos hasta el minuto. Ese fue el resultado de un episodio que refleja un fenómeno cada vez más recurrente en el país: la violencia asociada al comercio informal en las calles.
Andrés Toro es un profesional que sabe de este tema. Lo ha visto y lo ha estudiado. Fue director de Comercio en la Vía Pública de la Municipalidad de Santiago durante la gestión de Carolina Tohá (2012-2016). Esta administración inició los planes de regularización del comercio informal y la lucha contra la criminalidad con el plan “Convive Santiago” en la capital.
El cargo de Toro, dependiente de la Subdirección de Espacios Públicos del municipio, fijaba las cuotas de instalación de comercio en Santiago. Además, velaban que esta actividad se realizara con normalidad y respetando las normativas vigentes y ordenanzas municipales.
Asimismo, Toro debía velar por mantener la comunicación con gremios, sindicatos, vecinos y todos quienes sintieran o resintieran el comercio en la vía pública. En sus palabras, es importante entender este fenómeno desde el inicio. “Desde que se empezó a formar Santiago como ciudad y urbe que hay comercio en el espacio público”, sostiene.
De hecho, asegura que el comercio en el espacio público tiene dos variables esenciales. “Uno, que tiene que ver con la generación de ingresos, la posibilidad de las familias de complementar ingresos cuando son precarios. Lo otro es que es una fuente de mucho ingreso cuando hay mucha informalidad”.
A raíz de los acontecimientos ocurridos en Meiggs -donde vendedores callejeros se enfrentaron con manifestantes que participaban en la marcha-, Andrés Toro conversó con The Clinic.
–En la comuna de Santiago fueron los primeros en implementar planes para hacer frente al comercio informal y al comercio ilegal…
– Lo primero que hay que entender es que nosotros nos encontramos con una situación de descontrol, había mucho comercio que estaba muy poco normado y regulado, y la forma en la que hay que enfrentarlo, creíamos nosotros y yo lo sigo creyendo, es la regularización de las personas que están en el espacio público.
“Asumiendo que no hay espacio para todos, pero que un proceso de regularización y formalización asegura control del orden respecto de la proliferación de otro tipo de prácticas, como toma de espacios, uso de migrantes para la venta de cosas sin permiso o sin patente”.
–Desde tu trabajo en el territorio metropolitano, ¿crees que ha existido una mejora desde el inicio de las intervenciones hace 20 años? ¿O sólo han sido mejoras puntuales?
-Creo que sólo la formalización e identificación de esas personas asegura cierto control del espacio público. Lo otro es que debería existir una coordinación al detalle con las fuerzas no solamente internas para la fiscalización, sino que también con las fuerzas de Orden Público.
“Para éstas, al no tener la posibilidad de identificar en el espacio público a la gente que tiene o no permiso, o identificación específica, se hace muy complicada la fiscalización. Cuando llega Carabineros dice ‘a quién fiscalizo finalmente, si todos se ven iguales y todos parecen iguales, los que tienen y los que no tienen permiso’, entonces hay que ordenarlo desde ese punto de vista”.
–Se va a aumentar la dotación policial en el barrio Meiggs tras los eventos de este fin de semana. En su experiencia, ¿este aumento de efectivos es una buena medida o es un parche a la situación en la zona?
– Es una medida más de las tantas que se pueden implementar. Por mucho que aumente la dotación, hay que identificar a la población que está trabajando ahí, catastrar a los vendedores y vendedoras que están ahí y su situación de regularización.
“Si hay espacio, regularizar a los que pueden regularizarse, hacer un uso del espacio público de otra manera, redefinir los trayectos del Transantiago. Hay toda una logística que hay que trabajar ahí. Es una medida correcta, pero no es suficiente. Hay que hacer mucho más esfuerzo de todos los actores para lograr un resultado de éxito”.
Comercio informal y criminalidad, según expertos
–Varios expertos hablan de que este tipo de problemas se está pensando desde un gobierno local; y que éste no tiene las herramientas ni da abasto para hacer frente a este fenómeno. ¿Estás de acuerdo?
– Estoy totalmente de acuerdo, porque finalmente donde se concentra la mayor cantidad de comercio en los espacios públicos es en las intersecciones de las comunas. (En) Meiggs, el barrio de Estación, la mayor concentración de ilícitos está justo en la intersecciones de las comunas de Santiago y Estación Central. Pasa lo mismo en los puentes del Mapocho, (con las comunas de) Santiago, Recoleta e Independencia.
“Lo mismo pasa en la zona sur, en Franklin, para el lado del matadero, Santiago y San Joaquín. Es decir, ocurren donde hay intersección de comunas y donde hay la posibilidad de que haya cierta duda respecto de cuál es la tutela de ese espacio, dónde Carabineros tiene sus límites”.
–¿Hay un problema de trabajo conjunto entre las instituciones, entonces?
– Te pongo un ejemplo: en Santiago, los carabineros de la Comisaría llegaban hasta la calle Exposición. La vereda del frente es de una Comisaría de Estación Central, entonces ¿quién aborda ese espacio?
“Por eso es importante que en este caso el Gobierno regional, con el impulso de los planes de seguridad que tienen, y el Ministerio del Interior, con su relación con Carabineros, participen activamente de estos planes. El sólo hecho de que la Municipalidad defina procesos o procedimientos no asegura el éxito de ninguna intervención”.
–¿Sientes que el sistema en general en Chile no se está tomando en serio las implicaciones del comercio informal? Claramente con todo lo que implica, más allá de la cesantía.
– La cesantía, si bien hoy día es alta, no lo es tanto como lo era cuando se inició el proceso de regularización del espacio público (en Santiago). Hoy está en un poco más de 7%, que no es tan alto comparado con otros momentos del país.
“Eso refleja, y hay estudios al respecto, que el comercio en la calle y en la vía pública es demasiado lucrativo. Debiese existir una participación de todos los órganos que tienen que ver con esto: la municipalidad, los gobiernos regionales, el gobierno central, el Servicio de Impuestos Internos”.
–¿El Servicio de Impuestos Internos?
– O sea, hay mafias completas que, a propósito de la internación de productos sin pago de patente y marca registrada, vulneran todos esos procesos y el Servicio de Impuestos Internos tampoco tiene las herramientas suficientes como para hacerse cargo de una fiscalización masiva de este tipo de cosas.
“En el Barrio Estación hay bodegas completas que son ilícitas, todo el mundo lo sabe pero no hay instrumentos ni herramientas ni tiempo ni operativos disponibles para fiscalizar todo ese tipo de ilícitos”.
–¿Y qué se hace frente a esta problemática?
-Hay que armar un plan especial, que no tiene que ver sólo con delincuencia, si no que tiene que ver con tributos, con uso del espacio público, con que las autoridades se apropien del espacio público, generando mobiliario especial y trazados de calles diferentes, espacios de seguridad y luminarias distintas.
“Hay un plan que tiene que ser mucho más que el control y la fiscalización o represión por parte de Carabineros”.
–¿A qué podemos atribuir este aumento de la criminalidad en estas zonas con alto flujo de personas y aumento del comercio informal?
-Yo creo que esto no es producto de dos o tres meses o de un año de administración. Yo creo que esto es la consecución de muchos años, cuatro o cinco años, de no controlar el espacio, que se dejó finalmente ahí sin posibilidad de fiscalizar bien, sin una coordinación adecuada entre las fuerzas policiales tampoco, sin un control adecuado de parte del Servicio de Impuestos Internos.
“Esos barrios tan icónicos del comercio de Santiago necesitan un plan estratégico de todas las fuerzas que están involucradas, sino esto no va a funcionar, por mucho que un municipio invierta recursos en más seguridad y más fiscalización, es imposible que lo haga por sí solo”.
Un diagnóstico romantizado o una situación de vulnerabilidad
Nadie puede negar que la pandemia golpeó duramente al empleo en Chile. Las cifras de desempleo se elevaron sobre el 11% en lo más crudo de las cuarentenas. Sin embargo, la recuperación ha sido más rápida de lo que los expertos auguraban.
Según el último informe del Instituto Nacional de Estadísticas (INE), la desocupación en Chile en el primer trimestre de 2022 se ubicó en un 7,8%.
Sin embargo, la tasa de ocupación informal sigue creciendo tras los aislamientos obligatorios provocados por la crisis sanitaria. En los primeros tres meses de 2022 alcanzó el 27,3%, mientras que las personas ocupadas de manera informal aumentaron 10,3%.
Según Toro, con estas cifras la preocupación por el comercio informal debería obligar a las autoridades a ver este problema con una “perspectiva multidimensional”.
–¿Podemos hablar de que este problema es un diagnóstico romantizado de la situación de vulnerabilidad? ¿O son simplemente personas que están usufructuando del comercio informal?
– Hay espacios donde el uso del bien nacional de uso público, el uso de la calle para vender efectivamente tiene que ver con generar ingresos en situaciones de precariedad. Un porcentaje importante de lo que se ve en las ferias libres tiene que ver con resolver problemas de precariedad o falta de ingresos.
“Otro tema tiene que ver con el comercio que se da en otros sectores de las ciudades, como los paseos peatonales o los centros concurridos, como afuera de los malls o en las estaciones de Metro. Eso tiene que ver con otro tipo de comercio, que no necesariamente está asociado a la escasez de ingresos. Tiene que ver con otro tipo de cosas que hay que regular, normar y, por supuesto, corregir cuando está mal”.
–¿Podemos decir entonces que quienes regulan hoy los espacios en las calles son personas ligadas al comercio? ¿Que ya no son ni el municipio ni el Gobierno?
– No me atrevería a ser tan tajante con eso. Yo creo que todavía los municipios y el gobierno central tienen algo que decir, algo que normar ahí. Lo que pasa es que nos falta hoy día un ente en el gobierno regional o central que regule los espacios públicos y que ayude a las municipalidades a hacer frente también con planes para normar esto. Las municipalidades, por sí solas, no pueden hacerlo.
“La municipalidad es la que debe garantizar el buen uso del bien nacional de uso público. Pero hoy día frente al comercio, frente a estas bandas organizadas, no es posible si no hay un plan detrás que reúna a todos los actores que están involucrados en una estrategia de esta naturaleza”.
Soluciones desde la visión in situ
–¿Cómo podríamos enfrentar a nivel metropolitano este problema que estamos viviendo hoy? Considerando no sólo el comercio informal, sino que también la criminalidad y la violencia que se han asociado a él.
– Yo lo que armaría sería una mesa de trabajo con todos los municipios que tienen situaciones de conflicto asociados al comercio ilegal en espacios públicos.
“A partir de ahí armar planes comunales que se interconecten entre municipios. Que el plan de una comuna sea coherente con el plan de sus comunas vecinas. El comercio informal es igual que un globo, uno lo aprieta acá y sale por otro lado. Si uno no tiene esa interconexión, probablemente fracase”.
–¿Y en segundo lugar?
– Que estén todos los actores involucrados ahí, y que haya recursos suficientes. No sólo económicos, sino recursos humanos también para fiscalizar y controlar el uso del espacio público. Y, muy importante, hablar con el comercio instalado, el comercio formal, tener diálogo con los actores para apropiarse del uso del espacio público. Hay un montón de negocios que, pudiendo salir a tomar el espacio público, no lo pueden hacer porque está ocupado por informales.
“Un diálogo entre todos ellos puede concitar un éxito a la altura de lo que la ciudadanía necesita, que es control del espacio público, eliminación de aquellas personas que delinquen con la venta. (También la) formalización de aquellos que necesitan estar trabajando de manera correcta en el espacio público”.
Para Toro, el resumen de las soluciones es simple. “Un plan que asegure que el bien de uso público pueda ser usado por todo el mundo y no solamente estar retenido por un grupo que lo ocupa para sus fines personales”.