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Yo, madre

5 de Mayo de 2022

Ser madre, ser madre trans

La imagen es un collage alusivo a la maternidad trans Patricio Vera

A mis niños los defiendo de esta manera, sin apellido, como una “madre” a secas, desde un amor desmedido y genuino... Amor de madre. 

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La primera vez qué me preguntaron sobre mi “experiencia al ser una madre trans”,  lo primero que hice fue tratar de pensar en las diferencias y desventajas por ser la madre “poco convencional” que soy.

Y si bien tengo muy claro que mi experiencia de  madre no es la misma que la de ninguna otra, también sé que todas nuestras experiencias son diversas porque  nuestros contextos, nuestras historias, nuestras capacidades, nuestras oportunidades son distintas. En mi caso personal, esas diferencias no están principalmente relacionadas con mi identidad de género, qué evidentemente ha condicionado muchos aspectos de mi vida, pero este, el de madre en particular no tanto.

He luchado y resistido para que así sea, porque a mis niños los defiendo de esta manera, sin apellido, como una “madre” a secas, desde un amor desmedido y genuino… Amor de madre. 

Si bien tengo muy claro que mi experiencia de  madre no es la misma que la de ninguna otra, también sé que todas nuestras experiencias son diversas porque  nuestros contextos, nuestras historias, nuestras capacidades, nuestras oportunidades son distintas

Tomar conciencia de esto, me llevó entonces a reflexionar sobre las cosas en común que nos vinculan a muchas madres:  anhelos, expectativas, sueños, esperanzas, miedos. Después del amor, un sentimiento que en mi “ser madre” habita de manera recurrente es el miedo. Miedo de no estar preparada, de no estar a la altura, de no ser suficientemente buena como madre y fracasar. Fracasar como madre no es lo mismo que los muchos fracasos que he tenido o tendré. Este fracaso puede afectar la vida de los seres qué más amo y busco proteger en la vida. Esa responsabilidad, ese miedo a veces me produce terror, desesperanza. Pero al escuchar los relatos de mis amigas, al adentrarme en la experiencia de autoras, de otras madres, me di cuenta qué no sólo yo tengo ese miedo. Somos muchas las qué lo tememos. Y ahí, también me veo llena de empatías, de similitudes, de encontrarnos. 

Fracasar como madre no es lo mismo que los muchos fracasos que he tenido o tendré. Este fracaso puede afectar la vida de los seres qué más amo y busco proteger en la vida.

Me imagino que al invitarme a hablar de mi experiencia de madre trans se esperaba recibir un relato duro, lleno injusticias, de dolores porque francamente, la vida de las personas trans y no binarias en Chile es así, muy dolorosa, muy injusta. Pero no todo en nuestras vidas lo es y personalmente al hablar de mi maternidad, se me hace más natural verla desde lo hermosa que ha sido la experiencia. 

Porque aunque ser mamá me ha llevado a sentir miedo, a sentirme perdida y frustrada, me ha entregado mucho más: he crecido como mujer y como persona; me he (re)conocido en muchos aspectos en los que antes no me hubiese visto; he adquirido sabiduría; me he llenado de experiencias que me nutren y me hacen sentir que estoy en un constante proceso de aprendizaje, de crecimiento. Pero por sobre todo, ser madre me hizo conocer una nueva forma de amar. Un amor que nunca antes había sentido, un amor que se escapa por los poros y recorre el cuerpo, que se hace parte de mi mente, que energiza mi espíritu y reconforta mi alma. La maternidad me ha permitido descubrir una fuerza formidable en mi, una fuerza que emana de un amor inexplicable, de un amor que nunca antes pensé podía sentir.

También puedes leer: Especial | Yo, ¿madre de mi madre?


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