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27 de Junio de 2022

Cómo las cirugías plásticas mejoran la calidad de vida de las personas trans

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Las cirugías plásticas y de reasignación sexual pueden, según expertos, mejorar la calidad de vida y bienestar de esos individuos y su círculo cercano, reduciendo significativamente la probabilidad de esos pacientes de buscar tratamientos para trastornos mentales, como depresión o ansiedad, o intentos de suicidio. La ideación suicida entre las personas trans en Chile llega a tasas de 40%, y pueden verse disminuidas a la mitad luego de un cambio en su físico.

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“Cuando se puso el implante mamario, cambió su forma. Esta paciente era una persona que escondía su pecho, se cubría con mucha ropa. Ahora está muy orgullosa de su anatomía, sonríe… Está feliz”, dice el doctor Patricio Covarrubias, secretario general de la Sociedad Chilena de Cirugía Plástica al recordar a una paciente trans. 

Esa felicidad que él vio en su paciente es algo que suele suceder entre las personas trans luego de lograr conectarse con su identidad de género, particularmente después de cirugías plásticas. 

Como explica Ignacia Oyarzún, abogada y activista trans y coordinadora de legislación y políticas públicas de OTD (Organizando Trans Diversidades), para muchas personas trans, “a quienes se nos ha negado históricamente el acceso a la salud en razón de la discriminación estructural ejercida hacia nuestras vivencias, la posibilidad de poder acceder a cirugías que vayan en la dirección de reafirmar su identidad, es de vital importancia. Esto porque la salud mental de las comunidades trans está todos los días expuesta a sufrir deterioros en razón de estas constantes vulneraciones”.

La expectativa de vida de las personas trans en Chile es de 35 años. Muertes tempranas que se dan por factores de deterioro de la salud mental o crímenes de odio.

Trastornos mentales, como depresión o ansiedad, así como intentos de suicidio son frecuentes entre las personas trans, principalmente por la discriminación al interior de su hogar y espacios educativos, además de la sensación de incomodidad o angustia que pueden sentir porque su identidad de género difiere del sexo que les fue asignado al nacer.

Cecilia Pereira, endocrinóloga del Hospital San Juan de Dios, cuenta que para acompañar a las personas trans en su tránsito es necesario que los doctores las acoja de manera multidisciplinaria. Primero, con una evaluación de salud mental para identificar esas alteraciones que se producen por no ser aceptados en la sociedad. “Para partir con las hormonas, es recomendable que hagan eso. Que estén estables para tomar esas decisiones y puedan entender lo que significa ese cambio”, explica.  

Además, aunque no todos los procedimientos de confirmación de género requieren de una terapia hormonal previa, esta sí es recomendable para varias otras, como el implante de mamas o la reasignación de sexo. En todos los casos, indica la doctora, lo óptimo es que los pacientes sean tratados con expertos de distintas disciplinas y no se arriesguen. 

Riesgos y oportunidades

Un procedimiento muy deseado por las mujeres trans es la feminización corporal, particularmente en la cintura, caderas y en la zona glútea. Lo que se tiende a buscar es aumentar la proyección de las caderas. 

Sin embargo, a veces por desconocimiento, otras por falta de recursos, muchas pacientes se inyectan biopolímeros diversos -como siliconas industriales o aceites- en el cuerpo, esperando obtener resultados rápidos. Estos productos son sumamente peligrosos, porque no son biocompatibles, tienden a generar agujeros, generar reacciones inflamatorias crónicas y pueden migrar a otras partes del organismo. “Por eso insistimos en que la mejor forma de tratar la feminización corporal es con cirujanos plásticos certificados, en un recinto adecuado, con un paciente informado de qué es lo que podemos lograr”, dice el doctor Patricio Covarrubias. 

La expectativa de vida de las personas trans en Chile es de 35 años. Muertes tempranas que se dan por factores de deterioro de la salud mental o crímenes de odio.

De forma similar, el doctor Juan José Lombardi, especialista en feminización facial, destaca que este procedimiento -para el cual no siempre se requiere uso de hormonas previamente- “utiliza técnicas bastante avanzadas, que deben ser realizadas bajo estándares estrictos de seguridad y personal con entrenamiento adecuado, con un doctor que sepa de la anatomía cráneo-facial y que esté preparado para cualquier eventualidad que la paciente llegue a requerir”. 

Si los procedimientos anteriores son medianamente comunes entre las personas trans, Kenneth Guler, especialista en Cirugía Plástica Estética y Reconstructiva, se dedica a la reasignación de sexo en esa comunidad. Una cirugía cuyo porcentaje es bajo en comparación con otras -como la mastectomía-, en parte porque es más cara, en parte porque no hay muchas personas que la realizan. 

“Falta información al respecto. Es importante que se sepa que existen en la actualidad todas las técnicas necesarias para lograr una transformación genital adecuada. Si bien es cierto que la tasa de complicación es alta, los resultados pueden ser bastantes buenos. Por eso, quienes lideran en todo el mundo los equipos para pacientes trans son cirujanos plásticos, porque son transformaciones corporales externas principalmente, que puede ayudar a las personas trans a asemejarse bastante al género deseado y a ya no sufrir conflictos psicosociales”, sostiene.  

Más allá de lo estético 

Las cirugías plásticas y de reasignación sexual pueden, según todos los expertos, mejorar la calidad de vida y bienestar de esos individuos y su círculo cercano, reduciendo significativamente la probabilidad de esos pacientes de buscar tratamientos para trastornos mentales, como depresión o ansiedad, o intentos de suicidio. La ideación suicida entre las personas trans en Chile llega a tasas de 40%, y pueden verse disminuidas a la mitad luego de un cambio en su físico.

“Es por esto que cualquier prestación de salud que se realice para cambiar esta realidad, podría cambiar considerablemente para bien las vidas de muchas personas, influir en estas lamentables cifras y salvar muchas vidas”, dice Ignacia Oyarzún. 

A veces por desconocimiento, otras por falta de recursos, muchas pacientes se inyectan biopolímeros diversos -como siliconas industriales o aceites- en el cuerpo, esperando obtener resultados rápidos. Estos productos son sumamente peligrosos, porque no son biocompatibles, tiende a generar agujeros, generar reacciones inflamatorias crónicas y pueden migrar a otras partes del organismo.

Lamentablemente, muchos de estos procedimientos todavía no están garantizados por el Estado. Como bien destaca la doctora Cecilia Pereira, “varias intervenciones son consideradas como un procedimiento estético, cuando muchas personas trans no pueden vivir una vida normal, no pueden ir a la piscina, por ejemplo, porque sienten incomodidad con sus cuerpos, con sus rostros… Se consideran como algo innecesario cuando en realidad muchas mujeres trans no pueden conseguir trabajo porque tienen un rostro masculino”. 

Por eso, concluye Patricio Covarrubias, sociedades como la Sociedad Chilena de Cirugía Plástica deben seguir exhibiendo las oportunidades que hay para las personas trans y los beneficios para sus vidas cuando pueden acceder a esos tratamientos. Que van, definitivamente, mucho más allá de lo estético. 

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