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4 de Julio de 2022

La máquina del tiempo: el intento por traer al presente las fotografías de personajes históricos de Chile

Del pasado al presente / IG: @delpasadoalpresente

Hoy, después de su boom en redes, el autor habla con The Clinic sobre cómo trae al presente a personajes históricos del país.

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Cuando era pequeño encontró un cofre del tesoro, como el de los piratas, en su casa. Era de madera, antiguo y tenía unas cuerdas amarillas a los lados. El deseo de abrirlo era superior, y no aguantó la necesidad de hacerlo. Sin embargo, dentro no encontró monedas y joyas, como habría esperado cualquier niño. Eran fotografías.

Durante años, el padre de Cristián Díaz Basualto (45) había sido el único en su familia que tenía una cámara. Así, era el encargado de tomar los retratos de toda la familia e inmortalizar los momentos especiales. Todas las fotos y negativos que tomó durante años los guardó como un tesoro. Un tesoro que, años después, Cristián encontró dentro del cofre.

Lo que para cualquier niño podían ser unos simples retratos, para Cristián fueron su fuente de inspiración. Desde entonces se prendió el bichito de querer colorear las fotos en blanco y negro, en restaurarlas y traerlas a la vida. Un sueño que hoy se ha vuelto realidad con “Del pasado al presente”.

El martes 21 de junio, Cristián tenía en la cuenta de Twitter de su taller cerca de 60 seguidores. Después de un posteo que se hizo viral, hoy cuenta con más de 5.900 personas que siguen su trabajo.

Algo parecido es lo que ocurrió con su cuenta de Instagram, donde logró triplicar sus seguidores en menos de un año y medio. Hoy, sus más de 39 mil seguidores se deleitan con sus obras restauradas. Un trabajo que comenzó como un hobby, hace casi siete años, hoy es lo que le da de comer y le permite pagar las cuentas.

Como lo resume él mismo, su trabajo se basa en recordar que “el pasado también era en color, por eso yo intento volver a dárselo”.

Traer a los personajes del pasado al presente

El artista, cuenta, pasó por varias ramas de las artes antes de llegar a la restauración y colorización de fotos. “Antes era animador 3D, también dibujaba, enseñaba… Pero siempre me gustó más hacer mi propio arte, ver las fotos antiguas y darles una cara nueva“, cuenta Cristián.

Hoy “Del pasado al presente” es su único trabajo y fuente de ingresos. Hace comisiones de cualquier persona que lo necesite, y cobra entre 25 y 35 mil por restauración, dependiendo de cuánta gente haya en el retrato.

Cada fotografía que restaura es realizada en constante revisión con sus clientes. Esto, para asegurar que el resultado final sea fiel a la fotografía. Así, mientras trabaja la foto de manera digital, va comprobando que los colores, las facciones y los gestos se parezcan a la persona a la que está coloreando.

Un factor importante en su labor son los detalles. Un cambio de color en los ojos, por ejemplo, puede alterar completamente el rostro de la persona. “Para que una foto de elegancia y que la gente se sorprenda, lo esencial son los ojos. Tengo que restaurarlos bien porque por ahí entra la mirada“, dice el artista.

A eso se suma el nivel de deterioro con el que llegan las imágenes, donde la intuición y su personalidad metódica son sus mejores aliados. Incluso, la foto más antigua que ha recibido de un cliente fue del siglo XIX.

“Ayer me llegó una foto de un cliente y me demoré siete horas, porque estaba destruida casi totalmente. Pero el cliente quedó feliz”, cuenta el artista. Lo que se demora con una foto está directamente relacionado con el estado en la que esta llega. Así, puede sacar tres o cuatro fotos en buen día, mientras que una imagen en mal estado puede tomarle hasta dos jornadas completas.

También explica que, generalmente, las imágenes que restaura para sus clientes tienen una fuerte carga emotiva. Personas que nunca conocieron a sus abuelos o que perdieron a seres queridos a muy temprana edad. Las fotos que restaura suelen ser las únicas que esas personas tienen de sus antepasados.

Ese mismo trabajo acucioso lo ha llevado a triunfar en “Del pasado al presente”. Su trabajo de restauración pagada es el que más tiempo le toma, porque es de donde obtiene sus ingresos. Así, explica, intenta intercalar los encargos que le hacen con “su arte”.

Sin embargo, aunque su trabajo brilla por sí mismo, Cristián cuenta que sus clientes ya no aceptan tan seguido que publique sus restauraciones en sus redes sociales. No quieren publicar algo tan privado, explica. Así que se dijo que, “si no puedo subir las fotos de los clientes, voy a hacer arte. Y ahí agarré a todos los presidentes y me tapé de trabajo”.

Un trabajo metódico y algo obsesivo

“Mi meta usualmente es restaurar tres fotos diarias, aunque me demoro en cada foto, la constancia es importante porque no es llegar y restaurar. Me siento, veo el pelo, la luz, la sombra, la ropa… Cuando yo siento que la foto me está mirando de vuelta, está bien”, cuenta el artista.

Restauración realizada por "Del Pasado al Presente" de una fotografía de una mujer mapuche, comparada con la imagen original.
Fuente: Del pasado al presente

Confiesa, eso sí, que en su trabajo hay algo de obsesión con el detalle. “Tiene que haber una obsesión, porque así le pongo más cariño, me enfoco más”, confiesa. Y agrega que puede dejar de almorzar y de compartir por terminar la restauración: “Ahí, cuando ya está todo listo y estoy con lumbago, pienso ‘ya, ahora sí voy a postear la foto’.

Sin embargo, justifica su enfoque asegurando que, si detiene el trabajo de restauración, “se me pierde la idea. Tengo colores, sombras, luces, todo en la cabeza, entonces no puedo parar ese proceso”.

Su oficio, al menos, es lo suficientemente bueno como para que la gente vuelva a él cada cierto tiempo. El artista cuenta que hay clientes que desde 2016 le están enviando constantemente fotos a restaurar. También hay veces en que repite las restauraciones porque de esa época “para acá la tecnología ha cambiado muchísimo”.

Su trabajo ha sido tan reconocido que incluso ha trabajado con fotografías de clientes no solo de Sudamérica, sino que también de países como Alemania, Suiza y España.

“La receta del éxito es constancia y trabajar, postear fotos y hacer arte. En cada foto que hago, poner lo mejor de lo que estoy haciendo. Como si estuviera pintando un cuadro que va a ver todo el mundo. Nada a la rápida, todo bien pensado, todo calculado, para que me quede perfecto y la gente se sorprenda”, remata.

El boom de “Del pasado al presente”

El primer salto de su trabajo fue a fines de 2020, cuando publicó su restauración del presidente Germán Riesco en su juventud. Pareciera que todo fue un azar del destino, ya que asegura que “un día yo dije ‘ah, este presidente es encachao’, a ver cómo se llama… Germán Riesco. Mira, se parece a Brad Pitt, lo voy a restaurar’. Lo hice y se volvió viral, apareció en todas partes”.

Junto a una serie de restauraciones y retratos de otros famosos, “Del pasado al presente” se granjeó una popularidad que logró que cerca de 13.800 personas lo siguieran en Instagram para inicios de 2021.

Sin embargo, fueron las restauraciones de los retratos de Arturo Prat y su hermano los que lo hicieron explotar hace unos días en Twitter.

“Como yo nunca usaba Twitter, de repente mi teléfono empezó a sonar repetidamente. Te agregó x, te agregó y. No sabía usarlo, empecé a ver cómo funcionaba. A lo mejor me faltaba ese empujoncito de otras personas para encontrar seguidores que les gustara el arte”, relata Cristián. 

El retrato de Prat fue especialmente difícil, principalmente por la barba y el mal estado de la fotografía, según cuenta. “Restaurar pelo es súper difícil. Me acuerdo que eso me costó, igual que darle la misma mirada que tenía la original. Como la foto original no tenía sombra en la frente, tuve que hacer todo el tema de las dimensiones para que se viera realista”. Sin embargo, Cristián “sabía que Arturo Prat iba a ser icónico”.

Cristián Díaz valora este crecimiento. “Todo es gracias al de arriba, por supuesto, pero también al esfuerzo de estar posteando fotos bien seguido y de temas que yo sé que a alguien le van a servir”, dice el artista.

Está feliz de que se reconozca su trabajo, cuenta. Pero más disfruta que su labor se ponga en valor desde distintas áreas. Por ejemplo, dice que le han escrito profesores de Historia para contarle que están usando sus restauraciones en clase, para que sus alumnos conozcan a las figuras del pasado.

“A las nuevas generaciones, que están acostumbradas a juegos de video y a Netflix, hay que darles algo de mejor calidad. Por eso empecé a agarrar a todos los presidentes, personas importantes como los ministros”, explica, y asegura que hoy está haciendo restauraciones todo el día.

Uno de sus últimos posteos en Twitter es de tres personas del pueblo mapuche, que también se hizo bastante popular. Para el artista, esta foto es especial porque tuvo “ese mismo sentimiento que a veces me da cuando veo una foto tan bonita y en tan mal estado, que tengo que tomar la foto y mejorarla hasta que termine”.

Los trabajos más difíciles y los más emotivos

¿El trabajo más difícil que ha realizado en “Del pasado al presente”? Asegura que el desafío ocurrió hace pocos días, cuando restauró el retrato de Miguel Luis Amunátegui, presidente de la Cámara y ministro entre 1860 y 1888. 

El tema es que no era una fotografía la que restauró, sino que una ilustración del político. “Me sentí tan orgulloso de la foto, porque saqué la cara de un dibujo. De eso hice una cara. Esta semana es mi favorita, porque es la que más me costó hacer”.

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Sin embargo, el trabajo que le tocó la fibra fue la restauración de la foto de una mujer de los años 50. “La foto estaba hecha pedazos, destruida total. El daño era tan fuerte que ni se veía la cara. Me demoré como dos días en restaurarla y pude sacar la cara”, cuenta.

Una vez que entregó el trabajo, pidió que le enviaran un video de cuando le entregaran la foto a la destinataria. A las dos semanas llegó el solicitado registro. 

“Era una señora, como de 55 años, y la hija le pasa el regalo. Ella lo abre, saca el cuadro y dice ‘¿Es mi mamita? ¡Ayy, mi mamita!’. Y empieza a darle besos al cuadro. Esta señora vio a su mamá por última vez cuando tenía como 10 años, ahí falleció la mamá”, y asegura que es el mejor video que le han enviado.

Los desafíos de “Del pasado al presente”

Por ahora, Cristián seguirá restaurando los retratos de los presidentes de Chile, ya que asegura que “le faltan unos poquitos”. El problema es que sólo puede trabajar con imágenes sin derechos de autor. Es por ello que muchos personajes que le gustaría hacer están fuera de su alcance. “Si agarro cualquier foto, yo sé que la puedo dejar mejor, pero me faltan los permisos”.

Le gustaría también restaurar una foto en buen estado del presidente Pedro Aguirre Cerda. “Yo he restaurado varias fotos de él, pero los detalles que yo le he puesto es por lo que extraigo de la imagen en mal estado. Me gustaría restaurarlo de una foto en mejor estado y, así, que quedara mucho más realista. Aprender más de su fisonomía, de su cara”, explica.

También dice que es un sueño pensar en poder llegar a restaurar una gran parte de las fotos de Chile y dejarlas en buen estado. También le gustaría poder hacer lo mismo con imágenes de los países en los que viven las personas que lo siguen, como Estados Unidos, Argentina y España. 

Hace poco también comenzó con el trabajo de restauración de rostros desde esculturas, donde le ha devuelto la vida a figuras como Alejandro Magno y Nefertiti. Asimismo, dice que le gustaría hacer fotografías del pintor Vincent Van Gogh, tras iniciar el trabajo con la única fotografía que hay de él.

Cuenta que tampoco la restauración fue fácil, “porque aprendí que la gente pelirroja no tiene el pelo rojo… es naranjo, rojo, amarillo, café. Y me dije ‘tengo que aprender de esto’. Y la gente de ese tono tiene pecas, la piel más rosadita. Puede sonar ridículo, pero para mí fue toda una experiencia”. 

The Clinic le propuso un ejercicio a Cristián, que imaginara que era transportado cien años al futuro y que pensara, estando en el 2120, la foto de quién del pasado le gustaría restaurar. Sin dudarlo responde que de Fernando Villegas. “Me imagino una foto de él, como la de Arturo Prat. Es que lo encuentro súper intelectual. A lo mejor él pueda tener una foto que pueda ser restaurable”.

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