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Reportajes

19 de Octubre de 2022

«Me di cuenta de que soy valiente y que las mujeres somos fuertes»: la vida de Carolina Santelices tras el diagnóstico de cáncer de mama 

Pato Vera

Cuando Carolina se enteró que tenía cáncer de mama en junio pasado comenzó a navegar en una serie de experiencias que solo quienes han vivido el proceso lo pueden entender. En conversación con The Clinic, nos cuenta cómo ha sido este período, los cambios que ha hecho en su vida y cómo las mujeres han sido fundamentales para sobrellevarlo.

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Cuando Carolina se hizo su primera quimioterapia, recordó a su mamá. Tan solo 5 años antes, su madre había fallecido de cáncer al hígado, pero nunca se sometió a algún procedimiento, pues el diagnóstico indicaba que estaba en una condición muy avanzada. Pero más allá de los tratamientos paliativos, se acordó de ella por su valentía. 

En junio de 2022 Carolina Santelices (35) preparaba su exámen de título para convertirse en Ingeniera en Conectividad y Redes. En paralelo, teletrabajaba desde su hogar. Mientras sucedía eso, su tío falleció de un cáncer a los huesos, lo que la hizo viajar al sur. 

El día del funeral, notó algo extraño debajo de una mama, un dolor. «Nunca lo había sentido y me tocaba la otra y no tenía eso. Entonces dije ‘qué raro’». El lunes partió al ginecólogo en Santiago, pero a simple vista el médico le comentó que podía tratarse de un quiste de agua, algo normal que se podía disolver; o podía ser un tumor benigno. 

«Tumor» fue lo que quedó en la mente de Carolina. Más allá de si era benigno o no, inmediatamente la palabra la llevó al 2016, cuando ella y su hermana, Paola, se enteraron del diagnóstico de su mamá.

El médico le dijo que no se preocupara y le dio la orden para una ecotomografía mamaria para ver de qué se trataba, así que pidió una hora para el sábado siguiente. Dos días antes de eso era el momento de otro examen, el de título.

Carolina se sacó un 7 en su defensa, pero no había mucho tiempo para celebrar. La cabeza estaba puesta en la ecografía que tenía que hacerse. Llegó el sábado y acompañada por su hermana fue a la revisión médica. «La tecnóloga me revisó y me dijo ‘es un quiste de agua, pero se sale con punzadas’».

Cuando continúo revisando más arriba, se detuvo y le señaló la pantalla «y esto qué es ¿no te lo has visto nunca?», le preguntó a Carolina. «Miré y era como una nube. Y ella me toca ahí y no me dolía, ni lo sentía», recuerda la ingeniera.

La tecnóloga llamó a una colega y le avisó: «se va a tener que hacer una mamografía altiro porque lo que te vemos ahí no se ve bien». Se hizo el siguiente examen y el lunes siguiente obtuvo los resultados: «Decía 95% probabilidad de cáncer de mama».

Aceptar el diagnóstico de cáncer de mama

Con el resultado en mano, los especialistas le pidieron una biopsia para comprobar si tenía cáncer de mama o no. A eso se sumó otra ecotomografía para revisar si estaba en los ganglios de la axila. 

«Me acuerdo que me llamó un día lunes el mastólogo y me dijo ’bueno, realmente es lo que yo creía, es cáncer de mama. Lo bueno es que es el Luminal A». El médico le explicó que existían 4 tipos y que el de ella era el menos invasivo porque tiene un crecimiento más lento.

De ahí vinieron una serie de exámenes, entre ellos, un estudio genético que determinaría si era hereditario y, por consecuencia, podía generar otras células cancerosas en el útero o en la otra mama. Así también debía realizarse una Tomografía por Emisión de Positrones (PET) para ver si tenía metástasis en otros órganos. 

Finalmente los resultados le indicaron que no era hereditario y el PET mostró que solo se había extendido a los ganglios de la axila. Pero era importante comenzar con una quimioterapia. «Me explicaron que si tengo en la axila, lo más probable es que se hayan ido partículas por el cuerpo. Dijeron, ‘mira, si no hacemos quimio vas a estar bien, pero en cinco años más te puede dar cáncer a otro órgano y la quimio es lo único que lo elimina’».

«Tuve harto miedo porque recordé a mi mamá porque ella por temor nunca fue al doctor, nunca quiso hacerse nada. Yo no quería que por miedo a no hacerme algo, después me jugara en contra de la salud». confiesa.

El acompañamiento de mujeres en el proceso

Antes de su primera quimio cortó su pelo. Sabía que producto de los fármacos se iba a caer. Allí fue cuando las mujeres a su alrededor se volvieron más importantes que nunca. «Mis amigas, primas, tía, hermana, han sido mi pilar fundamental para poder llevar mejor la enfermedad y el tratamiento».

Fue precisamente su prima quien le entregó la palabra de aliento que necesitaba escuchar. Le dijo: «Mira si tienes que sacarte las dos pechugas, te la sacas. Si tienes que sacarte una, te la sacas. Si te tienes que hacer quimio para que la partícula no te ande dando vueltas por ahí, te la haces. Total en dos años más te vas a estar riendo de este momento». Esa rudeza fue esencial para Carolina y le sirvió para iniciar el tratamiento de quimioterapia.

Para ella también fue importante poder compartir con alguien que hubiese pasado por lo mismo y la pudiera aconsejar desde la experiencia. Allí apareció Odette, una persona cercana a su prima. Ella había sobrevivido a un cáncer de mama más agresivo y tras sesiones de quimio y radioterapia, hoy se encuentra trabajando nuevamente. «Ella me preparó y me dijo que esto era muy fome, pero que se salía adelante y se sanaba. Eso me sirvió harto a mí porque no había tenido ningún referente», cuenta Carolina. El 28 de julio inició su primera quimioterapia de ocho. Cuatro rojas y cuatro blancas.

A la semana de la primera sesión de quimioterapia, Carolina tuvo una baja de glóbulos blancos y estuvo hospitalizada. Ahí recuerda que sintió por primera vez la enfermedad y los efectos del tratamiento, pero además le permitió darse cuenta de su fortaleza.

«Me acordé mucho de mi mamá y pensé lo que ella había sentido cuando también la hospitalizaron por su cáncer. Me di cuenta que había sido súper valiente y que yo también me estaba haciendo valiente en ese momento. En ese momento conecté con la historia de ella, con la mía y con todas las mujeres que estaban pasando por lo mismo. Eso me hizo sentir como que las mujeres somos demasiado fuertes. No me cabe duda de eso».

Tomar consciencia del cuerpo

Tras el diagnóstico, Carolina Santelices tuvo que hacer una serie de cambios por su salud, pero además decidió adoptar otros por cuenta propia. Una de las reflexiones personales que comparte es que el estrés se había convertido en parte de su vida y que quería cambiar eso.

.«El cuerpo es mucho más que la rutina que uno le da por el sistema en el que vivimos. El cuerpo hay que sacarlo a caminar, hay que darle frutas y verduras, ojalá que no le den cigarro porque he estado investigando y creo que el cigarro es lo peor de todas las cosas. Hay que ser más consciente del cuerpo».

La semana pasada fue su última quimio roja, para seguir con las 4 blancas. A eso le seguirá una mastectomía en un futuro y la radioterapia, pero va paso a paso. Siempre preparandose en cada etapa gracias a la experiencia de otras mujeres como la guatemalteca, Michelle Sánchez (@lahistoriademixi_), que a través de su Instagram cuenta el proceso que vive con el cáncer de mama.

Carolina asegura que desde su diagnostico ha comenzado también a cuidar a sus amigas y conocidas, pues para muchas ella es el caso más cercano de un cáncer de mama antes de los 40 años. «He sido fuerte, pero también quiero que mi experiencia sirva para cuidar la salud. Yo nunca me había operado, nunca había estado hospitalizada y era una persona muy normal. Si no hubiera sido por ese quiste de agua, no me hubiese enterado. Los tumores son súper silenciosos», concluye. 

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