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Nacional

21 de Octubre de 2022

Daño patrimonial tras incendio de los moáis: Un «mea culpa» de las autoridades de Rapa Nui

Gentileza Municipalidad de Rapa Nui

Recién en el siglo XX con el auge del turismo, la población de Isla de Pascua comenzó nuevamente a darle un valor patrimonial a los vestigios arqueológicos de su tierra. Sin embargo, con la pandemia se han quedado sin recursos y hoy, tras un siniestro de más de 100 hectáreas, el daño es irreparable. Aquí, el alcalde de la comuna y un representante del Consejo de Ancianos abordan la problemática y piden un mayor soporte para educar y prevenir nuevas afectaciones a este Patrimonio de la Humanidad.

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En Isla de Pascua hay más de 30 mil sitios arqueológicos entre moáis, fogones, ceremoniales, restos de casas, etc. Todos, vestigios de una civilización que desapareció hace miles de años. Al interior del Parque Nacional Rapa Nui –que comprende un 43,5% de las más de 16 mil hectáreas que tiene la isla– están los 15 lugares de mayor relevancia, entre ellos el volcán Rano Raraku. Fue en ese sector donde el 6 de octubre ocurrió un incendio de más de 100 hectáreas que afectó decenas de estas gigantes estatuas.

Adentro del cráter del Rano Raraku, se encuentra la cantera más importante, donde en el pasado se construyeron 846 moáis. “La mitad sigue ahí enterrado. Lo que se quemó fue fuera y adentro de la cantera, donde hay más de 100 moáis afectados”, cuenta el alcalde de Rapa Nui, Pedro Edmunds Paoa.

¿Qué tan afectados? No se sabe aún con certeza. Por eso, el lunes de esta semana aterrizó en la isla Claudia Uribe, directora regional de UNESCO (Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura), en una misión especializada para evaluar los daños naturales y patrimoniales del siniestro. Sin embargo, ya se informó que postularán a fondos que rodean los cien mil dólares para al recuperación.

Aunque ya se han especulado los posibles daños ambientales y culturales que significó. Invaluables, por cierto: el Parque Nacional Rapa Nui fue declarado Patrimonio de la Humanidad en 1995. Todas estas afectaciones, además podrían provocar una baja en el turismo, la principal actividad económica de la isla.

Por todo ello, The Clinic conversó con el edil, además de Julio Hotus, autoridad local del Consejo de Ancianos de Rapa Nui, para analizar lo sucedido y cómo sus tradiciones pueden verse afectadas.

Gentileza Municipalidad de Rapa Nui

Flora, fauna, arqueología

La Brigada de Protección Ambiental de CONAF en Rapa Nui ya entregó los primeros antecedentes en una publicación de Facebook. Avifauna y flora nativa, destrucción del humedal -el cráter tiene agua-, erosión y proliferación de plantas invasoras son algunas de las consecuencias ambientales que podría dejar el paso del fuego.

Asimismo, advirtieron cómo las ciencias paleológicas y los monumentos culturales pueden sufrir un fuerte impacto.

“Rano Raraku es un verdadero archivo de cambios ecológicos y climáticos a través de siglos de historia, parte de los incluso correspondientes a la época de poblamiento y desarrollo de nuestra cultura. Al calcinar la totora y otras plantas, los residuos pueden alterar el registro, aparte del desequilibrio químico (…) la piedra y la toba sí se ven afectados por el fuego, aunque no lo parezca a primera vista”, señalaron.

Para la cultura Rapa Nui, el daño a los moáis es “como cortarnos un brazo, o una pierna”, sostiene el alcalde Edmunds. “Es irrecuperable, es un dolor profundo. Nosotros no tenemos memoria de nuestros ancestros, salvo las teorías que se han escrito en distintos libros. Pero en tiempos modernos, es gravísimo lo que pasó”, agrega.

Julio Hotus dice que “el sentimiento es un poco de tristeza, y de vergüenza quizás. Vergüenza de que todo el planeta sepa que se nos quema nuestra casa, nuestros tesoros”.

Moáis como parte del paisaje

El Te Mau hatu o Rapa Nui, conocido como el Consejo de Ancianos, cuenta Hotus que es una de las autoridades locales que viene desde el siglo XIX. “Fue la institución local que hizo el tratado y le entrega soberanía al Estado de Chile el 9 de septiembre de 1888”, explica. Por ese entonces, tras siglos de luchas internas entre la civilización Rapa Nui, su descubrimiento y explotación, se dice que no habían más de 200 nativos en toda la isla.

A inicios del siglo XX, se le cedió el territorio a una sociedad creada como la “Compañía Explotadora de Isla de Pascua”. Así, el Estado –”a punta de fusil” y decretos de ley, según el alcalde– concentró la población originaria en Hanga Roa, para explotar la isla como una hacienda ovejera. Hasta ese proceso, las familias rapanui habitaban todos los sitios ceremoniales y sagrados, entre las diferentes ruinas y moáis. “Eran parte de nuestro paisaje”, señala Hotus.

Gentileza Municipalidad de Rapa Nui

“Después se les quita el año 38′, y lo administra a través de la Armada hasta finales de los años 50′, cuando se lo traspasa a la CORFO. En 1985 ingresa CONAF, y lo sigue administrando el Estado. Siempre ha estado en manos del estado, pero mal llevado, con una mínima presencia de cuidado. Entonces nosotros recibíamos los palos del mundo internacional como si los rapanui eran responsables, pero el mundo internacional no sabía de esta relación y de esta forma de llevar del Estado”, relata Edmunds.

Además, cuenta Hotus, durante gran parte del siglo XX, los habitantes no sabían mucho sobre el valor cultural de los moáis. “Y estoy claro al decirlo: estábamos un poco en desconocimiento de que eran los únicos en el mundo. Por tanto, recién a mediados del siglo XX empezamos a tomarle un sentido diferente”, sostiene la autoridad ancestral.

“La civilización que construyó y esculpió toda esta obra megalítica desapareció en el siglo XVIII y fue tábula rasa, se destruyó por completo. Estas estatuas y los altares existentes están en ruinas. Los rapanui que estamos hoy somos descendientes de esa civilización, pero no estábamos al tanto de lo que había sucedido en tiempos prehistóricos. Recién la primera mitad del siglo pasado empezamos a tomar conciencia del tesoro que manteníamos. Y todo esto relacionado con el turismo, que comienza en los 60′, y ya a finales de los 80′ que es el despegue total de la isla como un punto de atractivo turístico”, cuenta Hotus.

“Quiero ser bien enfático y soy responsable de lo que digo: no hay una relación religiosa o cultural entre los moáis y la comunidad rapanui sino hasta el momento en que se toma el valor como patrimonio turístico”, puntualiza.

Efecto pandemia

A pesar de que Isla de Pascua fue declarada en 1995 Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, no fue hasta 2014 que la comunidad decidió crear un “Plan de Autosustentabiliddad”. El edil explica que esta es una iniciativa con plazo “de una generación –20 años– donde contempla el cuidado del patrimonio material e inmaterial”. Pero que, sin embargo, necesitaban de un financiamiento permanente.

Así en 2018 se acercaron a la ONU y coincidieron con que su búsqueda se enmarcaba dentro de la Agenda 2030 que tenía la organización. “Llegamos a un acuerdo de iniciar en Rapa Nui un concepto que ellos le llaman “territorio espejo” para el mundo. Es decir, que fuera el primer lugar en Chile donde se implementarán medidas para garantizar estos objetivos. En eso estábamos en 2019, para firmar en abril de 2020. Cuando se declara la pandemia y Rapa Nui tuvo que cerrar sus puertas, postergar todas las iniciativas a ejecutar. Y hasta hoy, no lo hemos podido ejecutar”, cuenta Edmunds.

Años antes, en 2016, la Presidente Michelle Bachelet cedió la administración el Parque Nacional Rapa Nui a la comunidad indígena Ma’u Henua. Con eso, el alcalde dice que entraron en un proceso de “muy buena economía”, con recursos que les permitieron contar con “mano de obra especializada” que garantizaba el cuidado del territorio protegido. En marzo de 2020 habían 600 trabajadores dedicados exclusivamente al cuidado del Parque. Con la pandemia y sin turismo, eso debió bajar a “apenas 80 trabajadores que podemos financiar con recursos propios de la ayuda de la gobernación de la región de Valparaíso”.

El líder comunal sostiene que es necesario “tener las 24 horas del día un plan de prevención (…) porque en cada paso que tu das, hay un vestigio arqueológico. Todo el terreno tiene reliquias ancestrales delicadísimas, tanto en el piso como debajo de la tierra. Esos sitios los cubre un pastizal que si tu no lo desmalezas con la mano –porque no puedes meterle máquina– en cualquier momento a alguien se le va a caer un pucho, le va a poner fuego a la distancia y te lo quema”.

Gentileza Municipalidad de Rapa Nui

“Prácticas heredadas”, mea culpa y necesidad de educación

A juicio de ambas autoridades, el fuego que afectó a Rano Raraku fue provocado por humanos. Hotus señala que si bien aún es parte de la investigación, el incendio “se origina por ciertas prácticas heredadas desde el tiempo de que la Isla era una hacienda ovejera (…) puede que se haya estado quemando para la producción de nuevos pastos y se descontroló”. El problema, según el alcalde, es que muchas veces no se encuentra a los responsables. Factor por el que radica la importancia del cuidado del territorio en todo momento.

Edmunds acusa que ante la débil situación económica por la que pasan, acudió a los gobiernos tanto de Sebastián Piñera, como al actual de Gabriel Boric solicitando ayuda. Pero al respuesta ha sido negativa. Por eso, tras ocurrido el incendio, volvió a acusar un “abandono” del Estado a Isla de Pascua. “Este patrimonio de la humanidad que está a cargo de todos nosotros y de todo Chile como país”, asegura.

El representante del Consejo de Ancianos señala que las autoridades originarias de Rapa Nui, tanto como las gubernamentales, de igual forma están “haciendo una especie de mea culpa en cuanto a nuestra responsabilidad en lo sucedido, es nuestra responsabilidad el cuidado del patrimonio material”.

Gentileza Municipalidad de Rapa Nui

Pedro Edmunds, el alcalde de Rapa Nui, señala que “obviamente hay un sentido de mea culpa, nosotros no vamos a negar a eso. Hasta yo mismo me meto, en el sentido de que nosotros mismos, nuestros hijos, familias y parientes que cometen estos accidentes son responsables. También soy responsable en cuánto a no tener una formación acorde a los tiempos. Hay familias molestas porque la clase gobernante local tiene responsabilidad y no lo niego. Aunque también debo manifestar mi realidad y decir que requiero de los recursos para poder ejercer mi mandato”.

“La isla era toda una hacienda ovejera, por lo que (la quema) era una práctica habitual. Ha sido heredada y contrasta ahora con la nueva forma con que tenemos que ver nuestro patrimonio cultural”, sostiene Julio Hotus. “Lo que más necesitamos ahora es educación para las generaciones nuevas. Para que tengan conocimiento de como cuidar este patrimonio y que tenemos que hacer con esto. No tomarlo solamente como un atractivo turístico, sino que también como parte de un tesoro de la humanidad”, concluye.

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