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Entrevistas

25 de Noviembre de 2022

Ezio Costa, director ejecutivo de ONG Fima, evalúa resultados de COP27: «No hay voluntad de perder privilegios y formas de vida sustentadas con combustibles fósiles»

La crítica más generalizada a las negociaciones que se llevaron en Egipto es que los resultados fueron "insuficientes". Aquí, quién era sindicado como "el cerebro" de los aspectos ambientales de la Propuesta Constitucional, aborda estos resultados y el destacado rol que tuvo la ministra Maisa Rojas. También, analiza cómo deberían tratarse estos temas en el nuevo proceso constituyente. "Ojalá sea con un nivel de profundidad adecuado, y que efectivamente cambien las circunstancias y los modos en los cuales nos relacionamos con la naturaleza hoy día", sostiene.

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Este domingo 20 de noviembre culminó la 27° Conferencia de las Partes de las Naciones Unidas (COP27) realizada en la ciudad de Sharm el-Sheikh, Egipto. La instancia, donde se realizan negociaciones entre los países para combatir el cambio climático, terminó con grandes frustraciones. .

Aunque ocurrió un gran logro –la creación de un fondo colectivo especial para pérdidas y daños provocados por el cambio climático–, el secretario general de la ONU, Antonio Guterres, la calificó de “insuficiente”.

“Claramente, esto no será suficiente (…). Para tener alguna esperanza de mantener el 1,5, necesitamos invertir masivamente en energías renovables y acabar con nuestra adicción a los combustibles fósiles”, comentó el líder internacional.

El abogado ambientalista Ezio Costa, director ejecutivo de ONG Fima y académico de la Universidad de Chile, volvió el domingo desde Egipto y conversa con The Clinic para evaluar como se dieron estas negociaciones.

–La COP 27 fue compleja en varios términos. Desde el punto de vista organizativo y también de liderazgo. Hubo varias críticas por parte de los negociadores a cómo Egipto cumplió el rol de la presidencia de la COP. Aparentemente existió cierto nivel de desorganización.

–¿Desorganizaciones en que sentido?

–En cosas fácticas que tienen que ver con el lugar, la comida, los baños, y en la facilitación de algunos de los espacios de negociación. También, en general, hay mucha frustración por lo difícil que ha sido mover a los países hacia tener compromisos climáticos más ambiciosos, y que efectivamente se cumpla el objetivo del acuerdo de París, que es que la temperatura de la Tierra no aumente en más de 1,5 grados.

–¿Por qué? ¿Cómo se dieron las negociaciones?

Incluso, en un momento hubom un temor de que se eliminara esa meta y se perdiera la posibilidad de llegar a ese objetivo. Afortunadamente no sucedió y la meta se mantuvo con una reafirmación de los países de que se quiere cumplir. Eso es una buena noticia, y también de que ven posibilidades de cumplirla. Esas posibilidades pasan precisamente por mejorar los compromisos climáticos, que si bien hasta ahora no nos están llevando por el camino correcto, si nos llevan por un camino mejor que el que tendríamos sin ellos.

Estamos como en un espacio intermedio donde lo que queda por hacer es precisamente que los pueblos presionen a sus gobiernos para mejorar esos compromisos, y poder entonces avanzar hacia una trayectoria que sea más razonable.

Resultados de las negociaciones

–También se criticaron las negociaciones en torno a la reducción de emisión de CO2. ¿Eso es porque no hay disposición de los grandes países?

–Si bien hay una voluntad de parte importante de los países de transitar desde el uso de combustibles fósiles hacia otras energías, la verdad es que no hay ninguna voluntad de perder los privilegios y las formas de vida que han sido sustentadas con estos combustibles fósiles. Entonces, frente a esa falta de voluntad de modificar los compartamientos en términos de producción y consumo, el proceso se hace más lento. 

Lo que los países están haciendo es forzar, propender a, buscar, y esperar que existan soluciones tecnológicas. En lugar de –junto con las soluciones tecnológicas– llevar a cabo un proceso de transformación social que permitan por ejemplo consumir menos energía. 

–La ministra de Medioambiente, Maisa Rojas, lideró la negociación en Pérdidas y Daños. ¿Cómo evalúa su rol?

–El grupo de trabajo de “Pérdidas y Daños” fue uno de los pocos que avanzó efectivamente. De hecho, probablemente esa la mayor noticia de la COP 27: que se haya logrado llegar a un acuerdo relacionado con las pérdidas y daños medioambientales. Esa es una demanda que tenía el mundo en vías de desarollo desde hace muchísimos años. Ahí la viceministra de Relaciones Exteriores de Alemania, Jennifer Morgan, y la ministra Maisa Rojas, evidentemente jugaron un rol super importante. Lograron sacar adelante algo que no se había logrado en mucho tiempo.

–¿En qué consiste ese acuerdo?

–En lo macro, consiste en generar un fondo donde van los países desarrollados que han provocado mayormente la crisis climática van a poner plata para que se reparen los daños que los eventos climáticos extremos de la crisis climática han producido en países más vulnerables. 

Aunque las reglas específicas del fondo todavía tienen que conversarse, es un buen triunfo. De alguna manera, hace que los países que han provocado la crisis climática reconozcan que tienen una responsabilidad en eso. Y además, teniendo que pagar esos daños, tienen un incentivo más grande para dejar de provocar daños. Funciona para ambos lados. Creo que fue un avance importante. 

Activismo y compromisos de los países

–Decía que es necesaria la presión de los pueblos a los gobiernos. Sin embargo, en la COP se denunció intimidación, acoso y vigilancia a activistas presentes. ¿Qué acciones puede tomar la sociedad civil frente a los gobernantes?

–Egipto es un país donde no existe un sistema de protección de los derechos humanos razonable. Por el contrario hay un sistema de gobierno que se ha denunciado muchas veces los ha violado y especialmente los que tienen que ver con la libertad de expresión. Lamentablemente no es sorpresivo y quizás el problema radica en que la ONU decida, de todas maneras, hacer una cumbre en un lugar que tiene estos problemas.

Por otra parte, a mi juicio, el activismo tiene un espacio principal en lo nacional.

–¿Cómo así?

–Para mí lo realmente importante son las manifestaciones por la arquitectura del Acuerdo de Paris, porque eso hace que lo realmente importante sean los compromisos de los países. En las COP se negocian una serie de cosas, se llegan a acuerdos y se mueven programas, pero en realidad donde se realiza la acción climática es en cada país. Y es a través de las NDC –Contribuciones determinadas a nivel nacional– que cada país compromete su propio actuar en esta materia.

Por eso digo que el activismo es una cuestión súper importante, y que a veces la COP se lleva muchas luces porque es un evento internacional importante. Pero la acción climática es una cuestión cotidiana: algo de lo que debiéramos tener conciencia constantemente en el actuar de los distintos países.

–¿Cuál es la situación de esos NDC en nuestro país?

–Están planteados desde hace un par de años y no hay todavía una evaluación estricta de su cumplimiento. Pero al menos de lo que uno puede observar, yo diría que van en camino a cumplirse. La Ley Marco Cambio Climático es muy importante para poder cumplir los NDC y ya se dictó, así que deberíamos ver una aceleración en ese cumplimiento los próximos dos años.

Este gobierno, además, introdujo un par de puntos. Primero el concepto de transición justa: que se relaciona con cómo, durante el cambio de la matriz productiva, no pierden los trabajadores y se recuperan también ecosistemas por la economía basada en el carbono. Por otro lado, también Chile actualizó lo que tiene que ver con reducir las emisiones de metano, particularmente las producidas por residuos y la agricultura. El año pasado se había creado una red de países comprometidos a combatir el metano, que eran cerca de 105, y ahora aumentó a más de 140.

–¿En la COP27 fue ese aumento?

–Si. La gracia de la reducción del metano es que tiene más potencial de cambio climático que el carbono. Tiene un ciclo de vida más corto, entonces la reducción de este gas tiene un efecto más rápido.

Los compromisos de Chile no son los más ambiciosos del mundo, pero están en una escala media, donde de todas formas hemos ido avanzando. Yo esperaría que durante los próximos años que vienen, nuestro compromiso general avance desde una lógica puramente climática a una lógica climática y ecológica, donde no solo estemos reduciendo emisiones. La idea es modificar nuestras acciones de manera de dejar de dañar el medioambiente. Y eso requiere una mirada un poco más profunda que integre variables de biodiversidad y sociales. Estamos viendo un inicio de ese camino pero falta por avanzar.

Proceso constituyente

Apenas Ezio escucha la introducción a la pregunta sobre el proceso constituyente, lanza una frase: “tema doloroso”. El doctor en derecho y subdirector del Centro del Derecho Ambiental de la U. de Chile publicó en 2021 el libro “Por una Constitución Ecológica”, y durante el desarrollo de la Convención Constitucional expuso varias veces en la comisión de Medioambiente, logrando plasmar varias de sus ideas.

–¿Por qué doloroso?

–Por que se rechazó una constitución que tenía un montón de normas ambientales muchísimo mejor que las que tenemos hoy día, que nos hubieran puesto en la punta a nivel mundial.

–¿En la punta?

–Si, eran normas de punta, muy bien hechas.

–¿Cómo cuales? ¿Podría dar ejemplos puntuales?

–No te puedo dar un par de ejemplos puntuales, porque tiene que ver precisamente con que no eran normas puntuales, sino que era una estructura normativa que permitía proteger al medioambiente, la narturaleza, y pensar el derecho ambiental desde la lógica de no dañar los límites de la naturaleza misma. Pero bueno….

–¿Esa esta estructura ha sido tomada en cuenta por los poíticos que tomaron el proceso?

–Espero que sí. En la continuación que hay hoy día del proceso, la verdad es que no hay todavía una discusión temática, y está bien que no la haya. En el primer minuto de la discusión de continuidad entiendo que los distintos partidos hicieron una declaración sobre lo que llamaron margenes, o bases constitucionales.

–Los 12 puntos…

–Se habló de que la protección del medioambiente tenía que ser parte de la discusión constitucional de la nueva discusión. Me parece evidente que eso tiene que ser así, en eso no hay novedad, pero el punto está en como queda, si es que se hace una nueva Constitución. Ojalá sea con un nivel de profundidad adecuado, y que efectivamente cambien las circunstancias y los modos en los cuales nos relacionamos con la naturaleza hoy día.

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