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Especial The Clinic

17 de Marzo de 2023

El factor Drake: cómo el canadiense reinventó el rap y la música durante la última década

El artista de 36 años se presenta por primera vez en Chile, este sábado en Lollapalooza, luego de una frustrada visita en 2019, con el rótulo de superestrella del rap y responsable de reorientar el género desde su irrupción en 2009 con el mixtape “So Far Gone”. Un artista que no se ha cansado de batir récords, números y cosechar éxitos. ¿Qué hizo Aubrey Drake Graham para cambiar el juego?

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Si para el Rey Midas su poder de convertir en oro todo lo que tocaba era una desgracia, para Drake ha sido todo lo contrario. El rapero canadiense de 36 años, que se presenta este sábado en Lollapalooza Chile, ha sido apodado así por su brillante carrera y por la capacidad de convertir lo que hace en oro, plata, platino, récords y éxitos para él y para quien tiene el privilegio de colaborar con él.

Por algo se ha convertido en uno de los artistas más influyentes de la última década y en el responsable de reinventar el género, pues precisamente su talento y habilidad para fluir entre distintos estilos lo ha hecho trascender del nicho que era el rap antes de su irrupción, y viceversa, pues hizo que el rap se permeara de otros estilos y trascendiera latitudes y preferencias musicales.

Su magnitud es tanta, que en 2022 estrenó su disco “Her Loss” –el 14 de su prolífica carrera– junto a “21 Savage” e inmediatamente se instaló en el número 1 de la lista Billboard y en los más exitosos del año, aun cuando su estreno fue en noviembre.

De hecho, su listado de pergaminos que enaltecen su carrera tiene una extensión tan vasta como merecida: Drake pulverizó algunos récords que ostentaban The Beatles, al instalar cinco temas en los primeros puestos del Billboard Hot 100 el 14 de septiembre de 2021; a la larga consiguió que 30 de sus hits se colaran en el top 5 del ranking, por sobre los 29 de la banda originaria de Liverpool; además de tener 12 canciones en dicho ranking en el mismo año, una más que la banda de Lennon y McCartney. 

No solo eso, porque fue el primer artista en superar los 75 mil millones de reproducciones en Spotify, ha recibido cuatro canciones certificadas triple platino en Estados Unidos, su éxito “Hotline Bling” fue quíntuple platino, sus primeros cuatro álbumes fueron de platino, ha ganado cuatro Grammy y otros cientos más de galardones.

En resumen, ha ganado 275 premios entre los que resaltan 29 Billboard Music Awards, el más importante el de Artista de la década, entregado en 2021. Su apodo está lejos de ser casualidad.

¿Cuál fue la clave de Drake para reinar en el rap y en la música? De partida, Aubrey Drake Graham había nacido en Canadá, mientras que la escena del rap era históricamente hegemonizada por Estados Unidos y no dejaba espacio para que extranjeros lideraran un movimiento creado en esas latitudes. Tampoco venía de una realidad conflictiva plagada de drogas, delincuencia y violencia, elementos recurrentes en las líricas de raperos como Tupac o Biggie.

Fue entonces que hizo una jugada maestra: rompió el dogma del rap, de rapear sobre la pista y empezó a cantar sobre ella, y luego volver a rapear e intercambiar las performances con una habilidad y fluidez inédita.

No era una habilidad nueva en la escena del rap, pues lo habían hecho algunos como Bone Thugs-N-Harmony o Phonte (una de las inspiraciones de Drake), mientras que contemporáneamente también lo habían experimentado Lil Wayne –un personaje clave en el ascenso de Drake–, Kanye West y T-Pain, pero no lo proyectaban como sí lo hizo el canadiense y muchas veces se limitaban a incluir en sus temas a otros artistas que cumplieran ese rol. El máximo atrevimiento era apostar por el auto-tune para crear melodías con la voz.

En 2009, Drake lanzó su tercer mixtape, “So Far Gone”, gracias al dinero que consiguió en la serie “Degrassi: The Next Generation” y los ojos de los sellos, y en especial de grandes raperos, se pusieron sobre la figura del rapero. En ese trabajo, el canadiense combina algunos teclados atmosféricos con algunos instrumentos en vivo y ritmos lentos y minimalistas. Fue entonces que el sello discográfico de Lil Wayne, Young Money Entertainment, lo fichó y le abrió las puertas a los delicados rasgos del R&B que Drake estaba incluyendo sobre las bases de rap que capturaron velozmente la atención de los amantes del género.

El autor de éxitos como “God’s Plan” hacía conversar el canto y el rap de forma elegante y cautivadora, pues pasaba de letras y entonaciones suaves y que hablan de sentimientos, a versos y rimas arrolladoras donde podía convertirse en un genuino chico malo. Poco a poco fue incluyendo elementos mucho más característicos del pop y así formó su propia trinidad entre el rap, el R&B y el pop, lo que inevitablemente iba a terminar expandiendo –o incluso difuminando– los límites de cada género y convocando a los amantes de aquellos ritmos sobre su persona.

Así nacieron “Thank me later”, en 2010, y “Take Care”, un año después, que consolidaron su fama mundial. “Me considero la primera persona que ha conseguido rapear y cantar al mismo tiempo”, dijo en esos años. Lo sabía y lo explotó al máximo. Una de las piezas icónicas de los elementos que proponía Drake se refleja en “Shot for me”, una canción con un ritmo melancólico en el que canta, rapea, menciona a exnovias y muestra su lado más egoísta. Todo en 3:44 minutos.

En ese camino fue puliendo sus habilidades y mientras trabajaba en la creación de su sello OVO Sound, nació “Nothing Was The Same”, en el que su voz estaba tan pulida como su destreza para rapear y rimar. Y, tal como señala el disco, nada fue igual para el artista nacido en Toronto: debutó en el número 1 del Billboard 200 de Estados Unidos, vendió unas 700 mil copias, y se instaló en el corazón de varias listas extranjeras.

Lo que vino después para el artista fue la cosecha de su genialidad. “Views”, que contiene “One Dance”, “Hotline Bling” y “Controlla”, solo fue una demostración de que su propuesta era “perfecta”. En especial, porque construyó una referencia para las nuevas generaciones. Si bien, para muchos puristas del género las letras de Drake lo dejaban como un tipo blando, para otros significó una coyuntura musical: después de él Kendrick Lamar abrió un espacio de autocrítica personal en su álbum “To Pimp A Butterfly”, mientras que Nas hizo lo propio en “Life is Good”.

Era natural que quienes venían detrás lo tomaran como referente y quisieran imitar una fórmula exitosa que no sabía de barreras idiomáticas ni geográficas.

Por eso aparecieron muchos que cantaban sus letras en vez de rapearlas, como XXXTentación, Post Malone o Juice Wrld. Y, por supuesto, también una constante experimentación de otros raperos en búsqueda de encontrar ese camino único que permitiera obtener un estilo único y cosechar los éxitos que tenía Drake. Young Thug apostaba por un estilo psicodélico y Future construía una imagen de artista narcotizado, por nombrar algunos. Pero ya en 2017 todas las estrellas del rap mezclaban aspectos de un género y otro y lo ponían sobre el rap, como Lil Uzi Vert, Travis Scott, Juice WRLD, o Lil Baby.

Todos, de una forma u otra, cantaban y rapeaban en una misma canción. Un paradigma que impulsó Drake y que cambió las reglas de la última década.

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