Columna de Luz Ebensperger | Gas de Chile: jugando con el dinero de los contribuyentes

Una máxima de buena administración pública consiste en no olvidar que el dinero público es administrado por el Gobierno, pero no es de propiedad del Gobierno. ¿Por qué es importante esta reflexión? Porque si el Gobierno administra dinero ajeno, entonces el nivel de cuidado que debe tener es el mayor posible, pues una mala administración no le resta patrimonio al Gobierno sino que bienestar a todos los habitantes de Chile.

Justamente, esta máxima de administración pública es pertinente cuando se evalúa el programa “Gas de Chile”, consistente en un programa piloto de distribución de gas licuado de petróleo (GLP) implementado entre los meses de agosto y diciembre de 2022, en las comunas de San Fernando, Chiguayante y Quintero. ¿Y por qué lo es? Por un motivo sencillo: porque el programa “Gas de Chile” es el perfecto ejemplo de cómo una administración irresponsable juega con el dinero de todos quienes contribuimos con nuestro trabajo a financiar al Estado, esperando que este vaya a mejorar la calidad de vida de todos. Así, “Gas para Chile” fue, en esencia, un experimento del Gobierno con plata ajena.

Veamos, entonces, cómo se hizo el experimento. El primer acto consistió en el anuncio presidencial hace casi un año; luego, a fines de julio, la bajada del Ministerio de Energía y después, la orden a la Empresa Nacional del Petróleo (ENAP). De ahí, a la ENAP no le quedó más que acatar e implementar, a la rápida, un proyecto piloto con todo lo ineficiente que es hacer las cosas así. Hoy sabemos que el resultado del programa fueron los balones de gas más caros de la historia de Chile. ¿Cómo se habría hecho, sin embargo, en el mundo privado? Primero, se habrían realizado estudios de costos; además, otros para conocer el mercado. Si no hay perspectiva, se llega hasta ahí; y si la hay, se implementa un programa piloto para ver cómo contrasta el estudio con la realidad. Si hay un anuncio, siempre se hace al final, cuando la decisión está a firme y resulta.

Confluyen aquí, entonces, dos cuestiones que dan cuenta del por qué el Gobierno del Presidente Boric persiste en el error: la primera, por el voluntarismo y tozudez con que realizan su quehacer, anteponiendo su ideología –derrotada electoralmente dos veces en menos de un años– a la realidad; y la falta de experiencia administrando asuntos de su propia vida en cuestiones doméstica, tal como se dijera hace ya unos años: faltan experiencia vitales.

Porque, en efecto, aún no hay una autocrítica desde el oficialismo, en el sentido de entender que una enorme mayoría del país aspira a otra forma de gobernar y de ejecutar las políticas públicas. Pese a todo, el Gobierno de Boric insiste e insiste en defender un rol fuerte del Estado en la economía a la vez que busca disminuir el espacio para la acción de los particulares. El resultado queda a la vista: un balón de gas casi seis veces más caro que el que se adquiere libremente; y más aún, persisten en defender la idea. Lo razonable (y responsable) hubiese sido asumir que no resulto y seguir adelante. Sin embargo, perseveran.

Todo lo anterior refleja la falta de experiencia cotidiana de quienes nos gobiernan, la desconexión con la realidad que viven los chilenos de a pie día a día. Son ellos quienes, con su trabajo, construyen el país y entienden que, con sus acciones individuales, ponen en valor su propio futuro. Sin embargo, para el Gobierno del Presidente Boric pareciera ser al revés: con el fruto del trabajo ajeno buscan construir un país distinto al que la mayoría pareciera querer, porque no comprenden que el dinero que administra el Gobierno no es dinero del Gobierno.

*Luz Ebenspeger, senadora UDI por la Región de Tarapacá. Presidenta de la comisión de Minería y Energía.