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2 de Febrero de 2024

Inédita exposición de Charly García en Valparaíso: el origen de las 40 obras del argentino que se pueden ver gratis en el cerro Alegre

Ilustración: Camila Cruz

Obras originales de pequeño formato y diversas técnicas –entre dibujos, collages y libros intervenidos– conforman la inédita muestra del músico argentino de 72 años que se exhibe gratuitamente y hasta el 29 de febrero en Rojo Galería. Una selección de su “arte en bruto” que fue dado a conocer recién en 2022, cuando revolucionó la feria ArteBA de Buenos Aires, y que además presenta una nueva faceta del ícono latinoamericano, quien se encuentra alejado de los escenarios desde 2019 debido a su delicado estado de salud. “Es una persona con evidente deterioro físico, no cognitivo, pero sí con muy poca movilidad”, cuenta a The Clinic Marcelo Bosco, director de Galería Popa y representante de la obra. Además, revela: “La artrosis en sus manos le impide producir nuevas obras. (...) Para Charly, el arte ha sido una autoterapia, un cable a tierra, pero ya no lo está haciendo y no lo va a hacer más”.

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Octubre de 2022. Una insólita multitud hacía fila frente al stand C27 para ver las obras de uno de los 400 artistas que participaban de la feria ArteBA, uno de los mercados de arte más concurridos en Buenos Aires. El predio Costa Salguero, sede principal del evento, nunca recibió a tanta gente como ese fin de semana. Parecía la previa de un clásico de fútbol, el ingreso a un concierto de rock. Algo de esto último tenía; un ídolo reescribiendo su propia leyenda: en el sector Utopía, dedicado al trabajo más experimental, figuraba Carlos Alberto García Moreno, más conocido como Charly García, quien debutaba como artista plástico a los 70 años recién cumplidos y firmando, también por primera vez, con su nombre completo.

El cantautor de Piano bar (1984) prácticamente se había esfumado de la vida pública. Su último concierto –a la fecha– lo dio en 2019, en el Luna Park, y meses después canceló su participación en el Cosquín Rock 2020 por problemas de salud a causa de un accidente doméstico que dañó su cadera. Fue el comienzo de su deterioro. Desde entonces no ha vuelto a subir a un escenario, no da entrevistas y mucho menos aparece en eventos sociales.

Hasta último minuto, su impaciente y temblorosa fanaticada esperó que el artista irrumpiera en ArteBA para su esperada presentación en sociedad como artista. Sin embargo, no llegó.

“Parecían groupies de los Beatles, corriendo para entrar desesperadamente”, recuerda Marcelo Bosco, director de Popa Galería de Arte y responsable de la primera exhibición de Charly García en la feria ArteBA, junto a la Fundación Make Art Now.

Bosco es amigo desde hace tiempo de la novia y mánager de Charly García, Mecha Iñigo. Una noche, hace tres años, cuenta, estaban conversando y bebiendo vino en la mítica casa del fundador de Sui Generis, en Buenos Aires, cuando el galerista vio por primera vez las obras.

“Estábamos hablando con Mecha justamente de ArteBa y de qué artistas íbamos a llevar con la galería. Ya medio copeteados, ella me dice: ‘Chicos, pero ¿y si llevan algo de Charly?’. Yo dije: ‘Pero, ¿y qué? ¿Charly tiene obras?’. Ella desapareció unos minutos y volvió con un montón de ellas y las puso sobre la mesa. Fue impactante, cada obra era mejor que la otra, increíbles”, recuerda Bosco.

En algún momento en la mitad de los años 90, aunque nadie puede establecer cuándo exactamente, Charly García comenzó a pintar. Ya dibujaba y escribía pensamientos y letras de canciones por todas partes, siguiendo toda clase de líneas: cuadernos, servilletas, partituras. “Yo no sabía que Charly pintaba y que dibujaba, también. Él estudió en un colegio marianista, estuvo un tiempo en el Bellas Artes tomando talleres, supe también después. Entonces, es algo que al parecer siempre hizo, aunque sin pretensiones de nada”, dice Bosco.

“Su trabajo es lo que se llama arte bruto, que se produce de manera inconsciente, con los estados alterados, y en muchos casos sin necesariamente una formación académica previa. Charly interviene imágenes, textos, revistas y libros de la editorial Taschen que tiene en su casa. Salpica de colores salvajes sus páginas, escribe en ellas lo que él piensa. La construcción de imágenes que hay en sus dibujos y pinturas también es muy interesante y provocadora, desarticula todo. Es una expresión suya distinta, aunque muy suya al mismo tiempo”, explica.

Charly García nunca tuvo un taller. Trabajó siempre en su casa, dice Bosco. “La suya es una escritura automática y solitaria, porque son pensamientos y autorepresentaciones que a veces no podés compartir. Hace sentido que haya producido sus obras en ese espacio más íntimo”, comenta. 

El galerista estima que las obras a las que tuvo acceso fueron producidas por el artista de Clics modernos (1983) desde el año 2000 en adelante. “Es un periodo en que interviene en particular muchas revistas que se usaban antes, muchas de moda. Les dibuja tetas y cuernos a las modelos, escribe encima. Ejerce mucho la escritura electrónica, por los márgenes, en círculos”, agrega.

Marcelo Bosco es el único que actualmente tiene licencia para hacer circular, difundir y vender las obras del artista junto a su galería ubicada en el barrio bonaerense de La Boca. “Es una cosa única poder mostrar y vender obras de Charly García. Nunca lo pensamos”.

“Yo creo que ni él lo tenía tan claro, pero finalmente accedió. Tuvimos autorización suya y firmamos un contrato en que se estipula cuáles obras se pueden vender, cuáles no, y estas últimas volverán a él cuando el contrato venza, que es ahora pronto. Nuestro objetivo es que la gente no solo lo vea como músico sino como artista plástico también. A él, eso lo pone muy feliz a pesar del delicado y oscuro momento que está viviendo”.

Otro Charly García se puso de moda. Todas sus obras se vendieron como pan fresco en ArteBA, y otras, pinturas en su mayoría, se exhibieron por esos días en la Biblioteca Nacional argentina como parte de la muestra Infieles. De escritores que pintan o pintores que escriben, junto a los trabajos de César Aira, Osvaldo Lamborghini, Dani Umpi y otros.

Para muchos se trata de una faceta completamente desconocida y nueva del excéntrico ícono del rock latinoamericano. Incluso en Argentina. No obstante, el arrojo plástico de Charly García no es reciente y surge de un ejercicio creativo más silencioso, personal y paralelo al de su carrera musical. Y hubo vistazos previos: ahí están las ilustraciones para sus discos Say no more (1996) y Random (2017), creadas por él, o su inclasificable libro–diario–objeto Líneas paralelas (Planeta, 2013), un “artificio imposible”, como él mismo lo definió.

“Yo envidio a los pintores porque lo ponen todo en un cuadro y la gente no los mira a ellos. Mira el cuadro. Los músicos hacemos discos, pero nos han convertido en cuadros. Yo también soy un cuadro”, decía Charly García en diciembre de 1996, en el programa de mano de la presentación de Say no more en el Teatro Opera de Buenos Aires.

Sus obras tardaron casi tres décadas en pasar a tener el rótulo de “arte” que hoy ostentan, y en ser exhibidas y apetecidas por el jet set y la más selecta escena cultural argentina. Una de ellas hacía referencia a su recordado piquero desde el balcón del noveno piso del hotel mendocino Aconcagua, en el año 2000. En el cuadro se lee la frase “worldwide jump indoor in a city”, junto a un autorretrato. Aunque más críptico, se lee también: “17= acierto ileso / 25= acierto +o- y me quiebro hueso / 55= quedo convertido en un unicelular”.

“Imaginate lo que se produjo acá en Buenos Aires cuando se supo que Charly iba a mostrar sus obras en ArteBA. La gente vino solo para verlas. Hacían largas colas. No era gente aficionada al arte contemporáneo, pero estaban desesperados por ver la obra de Charly y se las llevaron todas”, dice Marcelo Bosco al teléfono.

El curador revela que también compraron obras el Banco Santander, el dueño de Nike en el país vecino, Eduardo Mallea, director de ArteBA, y la conocida artista Marta Minujín.

“Charly se sintió muy valorado con todo lo que sucedió allí, mucho más allá de su carrera musical –agrega Bosco–. Charly artista resultó ser igual de genial y el fenómeno transversal que es el Charly músico”.

Muestra inédita en Valparaíso

Entre los compradores de las obras de Charly García en ArteBA, había un coleccionista chileno: el también galerista Cristián Rojo, fundador de Rojo Galería de Valparaíso (Miramar 175, Cerro Alegre), espacio que hasta el 29 de febrero expone por primera vez una muestra inédita con la producción visual del músico argentino. La entrada es gratuita.

“La exposición surge de este viaje que hice a ArteBA, organizado por Pro Chile. Allá conocí a Marcelo Bosco y en ese encuentro comenzó a gestarse la idea de preparar una muestra con las obras de Charly García, algo que no se había hecho nunca”, cuenta el curador chileno.

“Hicimos el intento de que viniera, pero es un momento delicado de salud para él y desde luego no pudo acompañarnos”, añade.

La muestra que actualmente se exhibe en Valparaíso se compone de alrededor de 40 obras. Algunas son propiedad del coleccionista chileno y otras son préstamos de la Galería Popa. Ni una tiene título, son de pequeño formato (30 x 40 cms.) y las hay diversas técnicas; desde dibujos hechos con tinta, lápices de cera y acrílico, además de collages y tres libros intervenidos con textos.

Entre estos últimos, está el original del ya citado Líneas paralelas. Una suerte de diario en que el artista dibuja, pinta, raya y escribe letras de canciones y aforismos que no parecen entrelazarse entre sí, pero que al mismo tiempo sumergen al lector–espectador en su impulso creativo previo a las presentaciones en vivo. En particular una, su show en el Teatro Colón de Buenos Aires del 23 de septiembre de ese mismo año, su primer concierto en la sala magna de la música clásica.

En el mismo volumen –disponible en versión QR en la muestra en Rojo Galería–, Charly García declara también dos influencias: el artista italiano Mario Merz y el dadaísmo.

“El trabajo de Charly García –desplegado en el arte del rayón, la mancha, la foto intervenida, el collage, con fotos de películas y los textos que escribe de puño y letra– se inscribe también en la corriente del Outsider Art, que transgrede con la forma y el fondo. Es un movimiento que no muchos conocen, una especie de nueva revolución suya”, opina Cristián Rojo.

“Poca gente está ‘tan’ conectada con nuestra realidad hipermediatizada como Charly García”, escribió el filósofo argentino Dani Mundo. “Para mí, que no soy psicólogo ni psiquiatra ni nada, es clarísimo que nuestro ídolo es un ser ‘esquizo’ como cualquier otro que vive más o menos conectado con la realidad contemporánea. Sus dibujos y pinturas son rayones trash que ponen en jaque tanto la figuración (que mantienen) como la significación, que en algunas imágenes falta. Falta ¡¿y?! Ojalá seamos capaces de soportar esa falta”.

El propio artista decía también en 1996: “A la gente le cuesta cada vez más encontrar motivos para hacer las cosas. En los sesenta, incluso en los setenta, había una conciencia distinta. Los motivos para seguir adelante eran, al menos para los jóvenes, más espirituales que ganar mucho dinero, tener un buen auto y una novia modelo. La gente buscaba conectarse consigo misma y, si no conseguía lo que quería, peleaba duro para alcanzarlo algún día. Ahora todo es más confuso”.

“Las obras de Charly García tienen un gran valor para Latinoamérica”

Su última aparición la hizo para su cumpleaños número 72, en octubre del año pasado. No fue en público, sino a través de las redes sociales. Charly García celebró esa noche en su casa –ubicada en la calle General Díaz, una de las arterias principales de Buenos Aires– y en compañía de célebres amigos, como Fito Páez y Nito Mestre.

En los registros, el compositor de Rasguña las piedras está con lentes oscuros, sonriente, posando distendidamente. Las imágenes encendieron las redes sociales y hacían frente a las especulaciones de la prensa acerca de su delicado estado de salud, que de especulación tenían poco. Charly García venía de pasar precisamente un fin de semana internado en un hospital del barrio La Recoleta de Buenos Aires. Había ido por unos exámenes de chequeo y tuvo que quedarse allí un par de noches. Obtuvo el alta solo horas antes de los festejos.

En los últimos años, el foco noticioso pasó de los escándalos, extravagancias y consecutivas rehabilitaciones y recaídas del músico, a cubrir su estado de salud. La prensa argentina constantemente dedica páginas completas a su “gran deterioro físico” y el aislamiento público. Mucho más se ha especulado sobre si publicará un nuevo álbum después de Random (2017), o si volverá a pisar un escenario. Lo que sí está claro, es que al parecer no seguirá explorando su nueva veta de artista plástico, revela Marcelo Bosco.

“Él está muy enfermo ahora. Se cayó, se quemó, está en sillas de ruedas y no se moviliza mucho. Lo visité en la mitad del año pasado y es una persona con evidente deterioro físico, no cognitivo, pero sí con muy poca movilidad. Tiene masajistas, enfermeras y a Mecha, por supuesto, que es su manager y quien está todo el día a su lado, trabajando. En noviembre pasado, se inauguró en Nueva York una calle con su nombre: Charly García. Cosas como esa le dan vida”.

“La artrosis en sus manos le impide producir nuevas obras. Hace seis años no hace nada, y es una lástima. Está muy lúcido, genial como siempre, y fascinado con su redescubrimiento como artista plástico. Para Charly, el arte ha sido una autoterapia, un cable a tierra, pero ya no lo está haciendo y no lo va a hacer más”, asegura Bosco.

En marzo próximo, el dueño de Galería Popa intentará renovar su contrato con Charly García para seguir difundiendo su obra visual. Tras su paso por Valparaíso, las piezas en préstamo del artista retornarán a Buenos Aires, sin nuevas fechas de exhibición. “Las obras de Charly García tienen un gran valor para Latinoamérica por tratarse de un ícono que nos reseteó musical y culturalmente, y que ahora está pasando por un momento feo y viviendo al mismo tiempo un nuevo periodo, distinto, en el que su obra está cobrando otro valor. No era algo que él buscara, solo se dio, y el hecho de que sus obras estén siendo expuestas ahora en Chile nos pone muy felices y contentos a todos. También a él”.

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