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Opinión

30 de Marzo de 2024

Columna de Isabel Plant | Los hombres también lloran

Por Isabel Plant

"Pareciera que el relato social de mujeres lloronas y hombres estoicos de ojos secos es uno de los más difíciles de sacudir”, plantea la periodista en su columna de esta semana. “Que las mujeres lloran por amor, que lloran en el trabajo – lo que no les permitiría ocupar de manera correcta cargos de liderazgo-, que lloran por todo; los ductos lagrimales como evidencia de sensibilidad excesiva y, por lo mismo, de debilidad”, añade. Para la columnista de The Clinic, Shakira, quien está promocionando su nuevo disco llamado "Las mujeres ya no lloran", ha "ayudado a continuar con estos estigmas", ya que la colombiana "vuelve a remarcar que el llorar es femenino y abstenerse de ello es lo masculino".

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Sir Tim Hunt ganó el Nobel de Medicina en 2001 por su descubrimiento de las proteínas que controlan la división de las células. En el año 2015 se encontraba en Corea del Sur dando una charla a científicas. Entre broma y broma, aplaudiendo el trabajo que hacen las mujeres en ciencia, pecó de exceso de sinceridad: “Tres cosas pasan cuando hay mujeres en el laboratorio: te enamoras de ellas, ellas se enamoran de ti, y lloran cuando las criticas”. El chiste le costó el puesto a Sir Tim y dio pie a una serie de debates y polémicas en el Reino Unido sobre sexismo en ciencia. 

Es interesante el punto que hace sobre las lágrimas: pareciera que el relato social de mujeres lloronas y hombres estoicos de ojos secos es uno de los más difíciles de sacudir. Que las mujeres lloran por amor, que lloran en el trabajo – lo que no les permitiría ocupar de manera correcta cargos de liderazgo-, que lloran por todo; los ductos lagrimales como evidencia de sensibilidad excesiva y, por lo mismo, de debilidad. 

Una mujer que esta semana ha ayudado a continuar con estos estigmas es Shakira, quien se encuentra haciendo la gira promocional de su primer disco en siete años: “La mujeres ya no lloran”. El título como parte del grito de guerra de su famosa canción anti ex marido. 

En una entrevista, la colombiana explicó: “Ahora les toca llorar a los hombres. Lo hemos estado haciendo demasiado tiempo las mujeres. Nos enviaban siempre a llorar a nosotras por el hecho de ser mujeres. Siempre nos han dicho que tenemos que controlar nuestros sentimientos delante de la gente (…) Ahora las mujeres deciden cuándo y cómo llorar”. 

Shakira habla de pelear ante la traición en su caso, como símbolo de libertad. Pero al hacerlo vuelve a remarcar que el llorar es femenino y abstenerse de ello es lo masculino. Y que ahora a los machos les toca la parte difícil. No sabemos si Gerard Piqué habrá llorado en este año, desesperado al ver que la canción que lo desprecia se convirtió en el mayor éxito de su ex esposa en siglos, pero cabe esperar una que otra lágrima de rabia. 

Todo esto me hizo recordar esa buena-mala película del año 2000 llamada “Al diablo con el diablo”. Ahí, el ahora ganador del Oscar, Brendan Fraser, es un tipo nerd y tímido enamorado de una colega. Para atreverse a hablarle hace un pacto con la diabla Elizabeth Hurley, quien le entrega siete deseos a cambio de su alma. Uno de ellos, realmente chistoso, es cuando por ires y venires de la trama, pide ser el hombre más sensible del mundo y así poder conquistar a la chica con el corazón. El problema es que cuando se encuentran en una playa al atardecer, es tan, pero tan sensible, que no puede parar de llorar al mirar el atardecer, arruinando el romance. 

¿Son las mujeres más lloronas? Hay estudios al respecto. Sí, está comprobado que las mujeres lloran más que los hombres y no solamente por un tema hormonal mensual. Hay explicaciones que tienen que ver con la mayor presencia de prolactina en mujeres, la misma hormona que estimula la producción de leche, y que también se encuentra en las lágrimas. 

La testosterona sería una inhibidora de llanto dice otra explicación, y una incluso expone que los conductos lagrimales femeninos son más superficiales y cortos, por lo que se rebalsan más, que los masculinos. Pero el factor cultural es citado como más concluyente: siglos de patriarcado nos dice que los hombres no lloran y las mujeres sí. Y un hombre que llora estaría fallándole a su género. 

Una búsqueda rápida en Google sobre hombres famosos que hemos visto llorar arroja a Michael Jordan, a Roger Federer, a Lio Messi desconsolado anunciando que deja el Barcelona. 

Al parecer, lágrimas deportivas no son sólo aceptables, son además bienvenidas: hombres que han llegado a la cima por ser casi máquinas, pueden darse el lujo de verse humanos: superados por su emoción, reafirmando así su masculinidad al poner la pasión deportiva por sobre el deber ser social. Nada más masculino en Chile que Gary Medel, llorando ante las derrotas. 

También hay estudios que dicen que por supuesto las muertes de un ser querido o quiebres románticos traen lágrimas a ambos géneros. Pero que está comprobado que las mujeres lloramos más ante eventos menos importantes, como peleas o inconvenientes pedestres, mientras que los hombres lloran más frente a eventos positivos. Dígase: los que sueltan lágrimas cuando se entona el himno nacional a todo pulmón en el estadio, están socialmente aceptados. 

Sólo puedo pensar ante toda esta evidencia, lo mucho que los hombres se pierden. Para mí no hay nada como una buena llorada en el cine, por ejemplo. O tras un quiebre amoroso, llorar con ganas con canciones tristes es terapia. Llorar es conectar, es hacer trabajar al cerebro con el cuerpo, es soltar, descomprimir. Quizás, a veces, llorar incluso es parte de sanar. El que la sociedad no les permita lágrimas, es que no les permita sentir de verdad, como si las emociones fueran algo extirpable de la experiencia humana. 

Shakira dice que a los hombres les toca llorar y está en lo correcto, pero por las razones equivocadas: ojalá que para las nuevas generaciones el llorar sea simplemente visto como una respuesta humana más, sin género asociado, a lo bueno, a lo malo, a lo emocionante y a lo indignante. El llanto no como humillación, sino como humanidad.

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