Política
3 de Agosto de 2024Magdalena Piñera a 6 meses del accidente en helicóptero del que sobrevivió: “Vi a Bautista y vi a Ignacio, pero no vi a Sebastián. Me di cuenta de que había muerto”
La historiadora Magdalena Piñera manifestó que "uno queda alicaído. Ya de seis hermanos, quedamos cuatro, murió Sebastián, y la Lupe hace 7 años, de cáncer”.
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Magdalena Piñera, historiadora y hermana del expresidente Sebastián Piñera, rompió el silencio, todo esto a seis meses del fatal accidente en helicóptero en el que ella sobrevivió, pero que cobró la vida del ex Mandatario.
En conversación con Revista Sábado de El Mercurio, la historiadora contó detalles, sensaciones y reflexiones respecto a esa tragedia en la que, además de ella, también sobrevivieron el empresario y amigo de Piñera, Ignacio Guerrero y su hijo, el estudiante de derecho Bautista Guerrero.
Magdalena Piñera rescató que “tuve la suerte, y eso me conforta mucho, de estar en la casa de Sebastián y Cecilia cuando fue el accidente. Yo podría haber estado en Arica, en Santiago, pero ese 6 de febrero estaba ahí”.
Añadió que “había llegado unos días antes y habíamos estado comiendo, viendo películas, todo muy familiar”.
Por otra parte, recordó que previo a subirse al helicóptero, el ex Jefe de Estado les dio a los tripulantes una charla de seguridad.
En este sentido, les manifestó que “en caso de cualquier cosa, había que abrir la puerta antes de que el helicóptero cayera al agua”.
Sobre ese día, Magdalena afirmó que “fuimos hasta allá (la casa del empresario José Cox y su esposa Loreto Alcaíno), nos tomamos un cóctel y un juguito, y volvimos porque la Cecilia nos esperaba a almorzar”.
Minutos después, indicó que tras despegar, Piñera se comenzó a preguntar: “¿Qué pasó?”.
“En un segundo el agua estaba hasta las rodillas, al otro llegaba hasta la cintura, y después me tapó y se oscureció todo. No me acuerdo en qué momento me saqué el cinturón de seguridad, solo que traté de abrir la puerta, pero no pude”, apuntó.
Al ser consultada por cómo escapó del helicóptero en medio del agua, relató que “yo siempre insisto, soy majadera, pero gracias a Dios ahí paré. Estiré la mano hacia mi compañero de asiento, que era Bautista, empujé el agua y vi que no estaba. Entonces dije: ‘La puerta está ahí'”.
Agregó que “gracias a Dios yo andaba con unos pantalones y una polera muy delgados, lo que me hizo más fácil nadar. Pero cuando venía subiendo las zapatillas me pesaban y me chupaban para abajo”.
En su relato detalló que comenzó a patalear fuertemente hacia la superficie que ella estimó en 10 metros de distancia.
Aquí reveló que “fui la última en salir y lo hice escupiendo, tenía asco. Miré para un lado y vi a Bautista, miré para el otro y vi a Ignacio, pero no vi a Sebastián. Lo empecé a buscar dando vueltas en el agua, pero no había nadie más, no estaba. Ese fue el minuto en que me di cuenta de que se había muerto. Ninguno de nosotros habló. Cuando llegaron a buscarnos nos subimos en silencio a la lancha y así nos quedamos”.
Luego, detalló Magdalena, cuando llegó a la casa de Cox y Alcaíno pidió un cafe con leche. Al rato después recién pudo llorar, solo cuando ya vio el cuerpo de Sebastián en la comisaría de Ranco.
En otros pasajes se refirió a cómo fue la primera comunicación con su hija Olivia, quien se encontraba en Santiago. El hecho cobró dramatismo, considerando que una vecina de Olivia le había dicho que parece que su mamá había muerto en un accidente en helicóptero.
Pese a la angustia, Magdalena sostuvo que “cuando hablé con la Olivia fue súper bonito, porque lo primero que me preguntó fue: ‘¿Eres tú mamá?’. Damián (su otro hijo) se vino esa noche de Chiloé hasta Ranco. A esa casa también llegaron los hijos de Magdalena y Cecilia (las hijas de Sebastián Piñera). ambas estaban de vacaciones con sus familias en Caburgua y, tras saber del accidente, habían salido muy rápido”.
Por su lado, Magdalena narró que “al otro día, nos levantamos a las seis de la mañana y a las ocho ya estábamos en el Servicio Médico Legal de Valdivia. Ahí comenzaron días de mucha intensidad. Fueron tres días de gente, abrazos, saludos y el teléfono. Estaba arriba de la pelota todo el tiempo. El chocolate, la torta, el timbre que sonaba, un ramo de flores, aquí, otro allá. Unas personas trajeron hasta una lasaña”.
Sobre los gestos de Boric por el fallecimiento de su hermano Sebastián, admitió que “yo le tengo gratitud, creo que fue un estadista, un demócrata y un hombre de bien en el entierro de Sebastián. Él fue al avión FACH cuando llegó el cuerpo y nos dio un saludo a cada uno que yo lo sentí muy genuino”.
Sobre los recuerdos que quedan de Sebastián, afirmó que “uno queda alicaído. Ya de seis hermanos, quedamos cuatro, murió Sebastián ahora, y la Lupe hace siete años, de cáncer”.
Remarcó que “uno nunca está preparado para la muerte como debiera estarlo. Creo que él no la esperaba, no la tenía cerca, no tenía una sensación inminente de muerte. Sin embargo, cuando cumplió 74 años, el 1 de diciembre, hubo una torta en la oficina, lo típico, y los periodistas de la oficina le preguntaron: ¿qué es para usted cumplir 74 años? ‘A los 74 años uno empieza a pensar en que hay que andar ligero de equipaje’. Esa fue su respuesta”.
“Hay muchas cosas que extraño, por ejemplo, que al menos una vez a la semana me llame y me diga: ‘Pichita, ¿Qué está haciendo, véngase a almorzar acá’ o ‘vamos a ir a ver esta película, ¿Quiere venir con nosotros?'”.