Opinión
25 de Agosto de 2024La verdad de los números de empleo
Existe una percepción de falta de puestos de trabajo, plantea la columnista Gabriela Villalobos en su columna de este domingo. "El hashtag #nohaypega abunda en redes sociales como LinkedIn, X y también en los pasillos de las oficinas. Sobre todo en la industria de la construcción, que ha sufrido un freno en la demanda por una combinación de tasas hipotecarias al alza y bolsillos apretados", señala. Y afirma que el gran tema que ocultan las cifras es cómo la informalidad ha ido al alza: empleados sin contar con seguridad social alcanzan a un 28,2%.
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“No dejes que una verdad arruine un buen título”, me dijo una vez un jefe. Discutíamos sobre un dato que le habían entregado y que me había pedido revisar, pero que en el camino había probado no tener sustento en los números. Su comentario era broma (espero). Pero demuestra cómo, a veces, la sensación ambiente se estrella contra la realidad. O tal vez cómo la realidad es más compleja de lo que dice el enunciado. Este es el caso actualmente en el mercado laboral.
Me explico. Según el último reporte de empleo del INE, la tasa de desempleo bajó. Pero existe una percepción de falta de puestos de trabajo. El hashtag #nohaypega abunda en redes sociales como LinkedIn, X y también en los pasillos de las oficinas. Sobre todo en la industria de la construcción, que ha sufrido un freno en la demanda por una combinación de tasas hipotecarias al alza y bolsillos apretados.
¿Qué es cierto entonces? ¿#haypega o #nohaypega? La respuesta es el clásico y odioso “depende”.
Hasta el año pasado hablábamos de una emergencia laboral. El término fue acuñado en noviembre de 2023 por el economista David Bravo. Él advirtió que el mercado estaba estancado: la proporción de gente trabajadora era la misma que en agosto 2010 y todavía contábamos con un déficit de 440 mil puestos de trabajo, si comparábamos la situación de ese momento al mercado previo a la pandemia. Algunos alertaron que llegaríamos a un desempleo de dos dígitos. Eso no sucedió. Pero eso tampoco es motivo de celebración.
El desempleo cayó en 0,2 puntos porcentuales en el trimestre móvil abril–junio en relación al mismo período de 2023. El número debe ser visto con cuidado. La encuesta considera como persona empleada a quien haya trabajado al menos una hora en la semana de referencia. Solo una hora e independiente de la naturaleza de ese trabajo. Acá se incluyen a empleados, independientes, formales e informales. Y ese es el segundo gran tema que oculta la cifra de empleo. Aunque la tasa de desempleo ha ido cayendo desde mediados del año pasado, la informalidad ha ido al alza. Actualmente el 28,2% de los trabajos son informales. Esto significa que 2.631.514 chilenos, actualmente, son empleados sin contar con algún tipo de seguridad social. No cuentan con cotizaciones para salud ni su pensión. #Haypega, pero no de calidad.
Revisemos otros indicadores, como el de avisos laborales de Internet que publica hace algunos años el Banco Central. Este indicador ha caído desde junio de 2022 y su último registro en julio muestra una contracción de 18% en relación al año pasado. Parte de esto podría ser explicado porque los empleos del sector público han aumentado. Según los últimos números que maneja la Dipres, los trabajadores del gobierno central crecieron 6,5% en primer trimestre y hay 42 mil más que hace un año.
Todo esto contribuye a una sensación ambiente más negativa. Tanto así, que según Ipsos, la percepción desfavorable sobre el empleo es lo que ha mantenido la confianza en la economía en terreno pesimista. Y este es un elemento central en la discusión sobre el mercado laboral. Más allá de los números, las percepciones importan. Movilizan. En 2019 veníamos de haber crecido 4%, lejos del 1,7% al que se expandió la economía en el segundo trimestre de este año. El descontento social hace cinco años fue enorme. El costo del pesimismo fue palpable. Las sensaciones son poderosas y por lo mismo hay que abordarlas aunque los números no muestren una emergencia laboral de manera tan evidente. La verdad no son sólo cifras y no necesariamente arruinan un buen título.