Entrevistas
29 de Septiembre de 2024Sebastián Sichel: “No voy a aceptar que se pongan de catones morales los que se robaron el Estado con Democracia Viva”
El excandidato presidencial profundiza en su mención en el Caso Audio y sostiene que su credibilidad está intacta al haber rechazado un crédito a Luis Hermosilla e interponer una querella en su contra. Dice que Chadwick le tiene que dar explicaciones a la justicia cuando corresponda, pero hace hincapié en que desde la izquierda ha habido "una persecución política permanente". También entra de lleno en su campaña por Ñuñoa, critica la gestión de Emilia Ríos y asegura que el Frente Amplio hizo un daño a la comuna al formar una "caricatura" de los vecinos.
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Sebastián Sichel (47) entra a una cafetería a un costado de la Plaza Ñuñoa. Su figura no pasa inadvertida entre las meseras o quienes se sirven un helado o una taza de té.
No solo por su pasado reciente como candidato presidencial de Chile Vamos o por su candidatura actual a la alcaldía de la comuna, sino también por sus casi 1.90 centímetros y su sello semiformal, que incluye el mostrar los tatuajes en sus brazos.
Algunos lo saludan tímidamente. Otros intentan conversar con él y le afirman que le darán su voto en octubre. Él les responde con una sonrisa y aborda algunas de sus propuestas.
Resta menos de un mes para las elecciones municipales y el exministro de Desarrollo Social en el segundo gobierno de Sebastián Piñera se muestra tranquilo. Confía en que superará en los comicios a la actual alcaldesa, Emilia Ríos, quien busca su reelección por el Frente Amplio, coalición de la que Sichel es muy crítico.
En entrevista con The Clinic, el expresidente del Banco Estado también aborda su nexo con la comuna, las caricaturas que acusa hace la izquierda de los vecinos de la zona, su relación con Chile Vamos y el vínculo con Andrés Chadwick y la Universidad San Sebastián -donde hizo clases-, a propósito de las últimas controversias que han salpicado a parte de la oposición.
—¿Se vino a vivir a la comuna?
—He escuchado mucho ese discurso. Para mí hay dos modelos: conozco alcaldes que no viven en las comunas y son excelentes alcaldes, como Germán Codina (RN), Carolina Leitao (ex-DC) o Evelyn Matthei (UDI). Y hay alcaldes que siendo de su comuna, como Irací Hassler (PC) o Emilia Ríos, han sido pésimos. Esa definición que pone cierto mundo de izquierda de que el requisito es dormir o vivir en la comuna, es ridícula. El requisito es ser buen alcalde.
—¿Pero está viviendo acá?
—Lo que hago hace mucho tiempo es estar 24/7 destinado a esta comuna. Duermo varias veces acá. Estoy felizmente casado y vivo un poco acá y un rato allá. Pero mi misión no es dormir acá, mi misión es ser el mejor alcalde que ha tenido la comuna.
—¿Cuál fue el vínculo con Ñuñoa para decidir competir por esta alcaldía?
—He vivido varios años de mi vida en esta comuna, he trabajado acá como abogado. Es una comuna que tiene todas las condiciones para ser la mejor de Chile, pero tiene una mala gestión municipal. Acá lo relevante es saber, conocer, hacer y desarrollar mi vida profesional en un lugar que me haga feliz.
—¿Fue la mejor decisión apostar por Ñuñoa o quedó con el trago amargo de no haber sido la carta de Chile Vamos por Santiago?
—Una de las cosas lindas que pasó después de ser candidato presidencial fue que mi nombre sonaba en muchas comunas. No solo fue Santiago, donde me lo pidieron los exalcaldes, también fue Valparaíso, Concón. Pero esta decisión la tomé yo, y la tomé considerando mi experiencia, vocación y decisión de ir a ser alcalde en donde hubiera una mala gestión.
—Chile Vamos lo bajó para la comuna de Santiago.
—Pude haber insistido en ir por Santiago, porque había vecinos que lo pedían. Pero tomé una decisión personal: creo que hay que ir a competir a donde uno se siente más cómodo para hacer lo que sueña.
—¿No se debe ver como una decisión oportunista ir finalmente por Ñuñoa?
—Hay personas que solo saben trabajar en el Estado y para una sola pega en el Estado. Tengo el orgullo de decir que he estado en el mundo privado, he estado en el mundo público, académico, y me ha ido bien en todos lados. Por eso varios me plantearon que fuera alcalde en otras comunas, pero mi decisión personal es ser candidato en Ñuñoa. Lo que no voy a aceptar es este fascismo moral de la izquierda de que ellos definen dónde uno es candidato. Estoy cansado de este autoritarismo moral. Si te fijas, los más conservadores de Chile son los sectores de izquierda, que quieren decir dónde me acuesto y dónde tengo derecho a postular.
“La caricatura del ñuñoíno que hizo el Frente Amplio le ha hecho muy mal a la comuna”
—¿Cuál sería el simbolismo de que ganara Ñuñoa?
—Que Ñuñoa vuelva a ser de todos. Hoy Ñuñoa es del Frente Amplio. Nosotros hicimos un análisis de la Corporación de Desarrollo Social de la comuna, en que pasaron de 33 funcionarios a más de cien y la mitad de ellos son activistas del FA. Por eso Ñuñoa debe volver a ser de todos, que no sea solo de los que son animalistas o no, de los veganos o no. Que sea de todos.
—¿A que se refiere?
—Un señor me decía el otro día que le daba vergüenza hasta hacer asados. Me decía que acá se pintaron los pasos de cebra de color morado en su minuto. Hay algo de eso que hay que recuperar de Ñuñoa para que la política vuelva a poner en el centro al ciudadano y no al político que gobierna y la coalición que está dentro. Este no es el municipio de los ñuñoínos, es el de los militantes del FA.
—¿Se hizo una caricatura con el ñuñoíno?
—El ñuñoíno se saca la cresta todos los días para salir adelante. El ñuñoíno, para algunas cosas, es ultraliberal, pero para otras es muy conservador. Hay quienes andan en bicicletas, pero otros en auto o que se suben a la micro. Esa caricatura que hizo el Frente Amplio de esta comuna le ha hecho muy mal.
—¿Cree que Emilia Ríos es una rival difícil de vencer?
—Siento que es uno de los rostros emblemáticos del FA. Primero, porque ha contratado a casi todo el FA en la Municipalidad. Y segundo, porque ha hecho de la política pública la expresión de lo que hace el Frente Amplio. Todo lo que ella ha hecho es más bien gestar el propio programa del FA. Pero basta dar una vuelta en las calles para darse cuenta de que la gente está cansada por cómo destruyó la educación pública, de lo que hizo echando a 270 profesores en la comuna que tenía los mejores liceos de Santiago. O por cómo las comunidades escolares están crispadas, porque se intervino en una comuna que tenía buenos colegios. Piensa que hace menos de dos semanas tuvimos por primera vez encapuchados dentro del Liceo 7. Es decir, se trasladó el fenómeno de Santiago para acá.
—Ella defiende su gestión en seguridad y habla de cifras sesgadas por su parte…
—Si ellos piensan que es una buena evaluación que en esta comuna haya crecido un 22% el delito de alta connotación social o que sea la comuna con más portonazos, no lo entiendo. La verdad es que es una muy mala gestión. Ñuñoa está mucho peor que hace cuatro años y es lo que te dicen todas las encuestas.
¿Historia política camaleónica?: “Puro orgullo”
Sebastián Sichel ha militado en la Democracia Cristiana y ha tenido nexos con partidos de centro y centroderecha. Por lo mismo, ha recibido críticas en diversos sectores. “Son una seguidilla de medias verdades que son muy coherentes con su historia política camaleónica”, dijo a The Clinic la alcaldesa de Ñuñoa, Emilia Ríos.
—Cuando se le cuestiona por su “historia política camaleónica”, ¿cómo responde?
—Puro orgullo. En serio. Soy una persona del centro político que cree que la cultura de izquierda, del FA, secuestró los ideales que eran propios del mundo de centro en su minuto y los transformó en un fanatismo ideológico, autoritario. Como una revolución whisky, como decía (Andrés) Velasco. Estoy en política porque creo que la política es transformadora, porque la pobreza es mi preocupación -veamos si los pobres viven mejor con esta administración-, y todos aquellos ideales que para mí representan el mundo de Patricio Aylwin, por el cual me involucré a la política, siguen estando representados en lo que hago. Esta idea de que el mundo es binario es una idea que instaló la izquierda chilena después de haber destrozado a la DC, al PPD, como si fueran moralmente superiores. Yo conozco de memoria ese chistecito del FA.
—Usted va dentro del cupo de una coalición que ya ha gobernado la comuna y de la cual algunos exalcaldes se han visto involucrados en casos de corrupción. ¿Le complica?
—Lo primero es que soy independiente, dentro de una coalición…
—Pero los independientes están de moda hace rato y la mayoría que compite lo es.
—Pero soy independiente hace mucho rato, desde 2013. Y he garantizado esa independencia porque en cada institución en la que he estado me he llevado a los mejores para gestar. Alguna vez hablaba con mi señora y decíamos por qué tengo buena evaluación ciudadana, y creo que porque hice bien la pega en el Banco Estado, en el Ministerio de Desarrollo Social, no vine a coparme de los equipos con militantes de partido.
Y segundo, a mí evalúenme por lo que he hecho. Si dijera, por ejemplo, que Emilia Ríos es corrupta porque acá se fundó Democracia Viva, o porque su exjefa de gabinete recibió pagos de Democracia Viva, sería una injusticia. Cómo la voy a juzgar a ella si no estuvo involucrada. Lo mismo pasa conmigo, por qué juzgarme a mí por personas con las cuales no tengo vínculo.
“Estoy apoyando a Matthei para que sea presidenta de Chile”
—¿Cómo ha sido la relación con Chile Vamos en los últimos meses? Por qué ir dentro de un pacto con una coalición con la que tuvo más de un problema.
—No creo en los proyectos individuales. Si bien soy independiente, tengo vocación colectiva. Lo digo claramente: estoy apoyando a Evelyn Matthei para que sea presidenta de Chile. Y al revés, si de algo soy crítico de la relación de Chile Vamos conmigo en algún momento, es que hubo caudillismo o proyectos individuales de algunos que primaron por sobre el sentido de lo colectivo, como algunos que querían salvar su elección parlamentaria, y yo no voy a caer en esas prácticas. Y después de la experiencia de la mala gestión de Emilia Ríos o Gabriel Boric, lo que tenemos que hacer es que todas las oposiciones, desde las de derecha a centroizquierda, tienen que unirse para darle gobernabilidad a Chile y terminar con la inseguridad.
—Daniel Mansuy dijo que la derecha ha demostrado no estar preparada para gobernar. ¿Lo ve así?
—No coincido. Creo que Matthei ha demostrado la suficiencia en la gestión municipal de Providencia. Creo que esa muestra la puede llevar al país. Caer en el discurso de Mansuy tiene que ver con creer que no tenemos un proyecto político. Y creo que hay un proyecto político: uno que conjuga la justicia social y defensa de la libertad, pero estableciendo principios básicos, como orden, estabilidad y crecimiento para el desarrollo. Al revés, donde tenemos un desafío es en terminar con los individualismos y caudillismos en la oposición. Es una ridiculez que compitamos por quién es más de derecha.
—¿En quién ve ese caudillismo?
—Veo muchos más preocupados de sus propias reelecciones individuales que del bienestar colectivo. Lo veo cuando aparecen críticas contra Evelyn Matthei de algunos personeros. Y mira, yo lo viví como candidato presidencial. Acá necesitamos unidad. Porque el costo de no tener unidad son los malos gobiernos.
Sichel sobre los chats entre Hermosilla y Jalaff: “Me da orgullo haber hecho lo correcto”
—¿Cree que el Caso Audio puede afectar el resultado municipal para la oposición?
—Yo estoy querellado contra Luis Hermosilla y creo que es un charlatán y que hay que perseguirlo porque afecta injustamente la honra de personas en el sector. A veces las personas tenemos muchas virtudes, pero hay una que no tenemos: controlar lo que otros digan. Pero estoy muy orgulloso de lo que hice, como fue rechazarle el crédito y no permitir las gestiones para aprobar el crédito que buscó. Es raro entonces que la izquierda critique eso. Entonces parece que aquí solo tratan de sacar rédito donde no hay. Por lo mismo, hay que perseguir a estos personajes y la responsabilidad en el mundo de la centroderecha es condenarlo.
Desde el primer día dije que lo condeno profundamente e hice lo que había que hacer, que era rechazar su intervención en una gestión de un crédito y rechazar el crédito, y ahí está mi voto que da fe de lo que hice. La pregunta es si el resto de los sectores va a perseguir a este tipo de personas o culpará al otro sector de esto. Y esa es la gran crisis de la política, que todos están sacando su pequeño cálculo.
—En los chats del 1 de noviembre de 2020, Hermosilla le dice a Jalaff que al día siguiente almorzará en la oficina con Sichel. ¿Se dieron estas reuniones con Hermosilla?
—No. La mejor muestra es que si se lee todo el detalle de la conversación es que no solo no se juntó (conmigo), sino que el crédito no se aprobó, le pide disculpas. O sea, es un charlatán porque decía que iba a gestar reuniones que no gestó y por lo mismo me querellé. Mira, hay gente que dice que existe el Viejo Pascuero. O Giorgio Jackson decía que donaba su sueldo. La realidad es una: rechacé el crédito y las gestiones de él. Me da orgullo haber hecho lo correcto.
—En 2021, en otros chats, las mismas personas celebran que usted ganara las primarias de Chile Vamos. ¿Por qué cree que estas personas confiaban en que usted podía beneficiarlos de alguna manera?
—No tengo la capacidad de definir lo que dicen dos personas que están siendo investigadas. Lo importante es lo que digo yo y me hago cargo de eso: no hay ningún chat mío que tenga una conversación con Hermosilla, ni que celebre algo con él. Si a él lo hacía feliz, problema de él. A mí no me hacía feliz que Hermosilla se dedicara a lo que se dedicara. Y voy a ser honesto, cuando uno es presidente de un banco, ¿crees que él era el único que me llamaba para influencias? (Hubo llamadas de) presidentes de partido para gestionar créditos electorales, parlamentarios, excompañeros de colegio, y a todos les decía lo mismo que le habría dicho a Hermosilla si le hubiera contestado: vaya al área de crédito y que lo evalúen. Y hubiera votado lo que voté, es decir, en contra si no se cumplían las condiciones.
“Esto lo hicieron con Piñera, es una persecución política permanente”
—¿La mención que le hacen podría dañar su candidatura?
—Al revés. Por más que algunos traten de instalarlo, mi credibilidad está intacta por rechazar el crédito. Pero lo que no voy a aceptar es que se pongan de catones morales los que se robaron el Estado con Democracia Viva.
—¿Cree que Chadwick debería dar explicaciones por su vínculo con Hermosilla?
—Creo que le tiene que dar explicaciones a la justicia cuando corresponda. Y como vi en sus declaraciones, lo va a hacer, fin. Las explicaciones tienen que darse cuando uno actúa en el mundo privado, a los tribunales de justicia, y supongo que estará disponible a dar todas las explicaciones necesarias. Lo que no puede pasar es que sean parlamentarios del PC, con intereses políticos, que le estén pidiendo explicaciones. Insisto, esto lo hicieron con Piñera, es una persecución política permanente. Se transforman ellos en jueces del sistema, cuando son los tribunales los que deben investigar caiga quien caiga.
—De lo que se ha conocido por ahora ¿ve un acto reprochable? Sobre todo por la arista del llamado a un comisionado de la CMF.
—Yo no me voy a transformar en juez de nadie.
—¿Hace cuánto tiempo no habla con Chadwick?
—Mucho.
—¿Se distanciaron? Fueron cercanos en un momento.
—Tuve una relación con él en dos ámbitos en su minuto. Yo estaba en la USS antes de que llegara a Andrés Chadwick, lo conocí ahí y después como ministro. Pero la relación con él fue mientras estábamos en el Estado y de ahí no hemos tenido la oportunidad de conversar.
—¿No eran amigos?
—Es que la palabra amigo es fuerte en este sentido. Pero no, teníamos relación como dos ministros de Estado que participábamos en una coalición de gobierno. Eso es.
Sebastián Sichel sobre la polémica en la San Sebastián: “Cuidado con esta especie de caza de brujas”
—¿Cuánto ganaba usted cuando ejerció como docente en la Universidad San Sebastián?
—Harto menos que lo que gana una alcaldesa por hacer poca pega u operadores políticos de este municipio. Ganaba lo mismo que otros académicos de esa universidad, y tengo el orgullo de haber cumplido mis horas profesionales en exceso. Lo que no voy a dejar también es que enloden la actividad académica y a aquellos que nos desarrollamos genuinamente en la actividad académica.
—¿Qué reflexión ha sacado por la polémica que ha envuelto a la universidad por el pago de elevados sueldos?
—He trabajado en cinco universidades y estoy muy orgulloso de haber trabajado en la USS. Era una gran institución, en la que además compartí oficina con Luis Bates, con Rodrigo Pica. Y ambos hacíamos las secciones de Derecho Constitucional. ¿Vamos a enlodar a Luis Bates o Rodrigo Pica? No. Cuidado con esta especie de caza de brujas, como si hubiera una especie de forma de hacer academia.
—Pero en el caso de Marcela Cubillos y su sueldo de 17 millones, ¿ve un conflicto?
—Marcela Cubillos fue profe mía en la Católica. Y fue una gran profesora. Respecto de su relación con la USS, de la que me fui hace tres años, creo que ellos tienen que decir por qué se pagaba ese valor. Es una conversación de la universidad y ella, y si tienen que explicarlo, que lo hagan. Pero no voy a ser yo el que va determinar cuál es la remuneración que debe pagar esa universidad.
—Y cuando se acusa de que ha servido como una caja pagadora de políticos de la derecha o de financiamiento irregular, ¿le ve fundamento?
—Es que otra vez lo del autoritarismo moral. Es la segunda universidad más grande de Chile. Estoy convencido de que es una gran universidad. Mi ayudante, Víctor Herrera, acaba de llegar de hacer su práctica profesional en el tribunal constitucional de España, era jornalero. Entonces esa universidad transformó la vida de muchas personas, y cuidado con tratar de desprestigiar una universidad que lo que ha incentivado es el mérito y ha tenido grandes profesores, simplemente por un gustito político.