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Las Condes, Isidora Goyenechea
Fotos: Felipe Figueroa/ The Clinic

Ciudad

10 de Octubre de 2024

La línea roja de Isidora Goyenechea: Las Condes aumenta la fiscalización en la calle, y locatarios advierten eventual cierre de restaurantes

Las Condes ha aumentado la fiscalización por denuncias de vecinos que acusan que locales se extienden más allá de lo permitido en las veredas. A tal punto de amenazar con quitar patentes de alcohol. "Con 3 multas puedes perder la patente de alcoholes y sería el fin del Restaurant", advierte el gerente general de La Cabrera, José Luis Asoleaga.

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Por años, Isidora Goyenechea ha sido una de las calles más simbólicas para el comercio gastronómico, no solo de Las Condes, sino que de la capital. En el trazo entre El Golf y Avenida Vitacura se acoplan decenas de restaurantes, desde cadenas, a bares, hasta lugares condecorados.

Este rincón de la comuna ha significado una histórica fuente de ingresos para el municipio, por el pago de patentes principalmente. Pero en el último también se ha transformado en un dolor de cabeza.

En una carta enviada a El Mercurio, el dirigente vecinal del sector Alejandro Lizana, acusó que las mesas en la calle “han causado accidentes entre peatones y meseros, reducción del espacio peatonal, expendio de alcohol en la vía pública, corte de árboles plantados y una ocupación abusiva del espacio público”. Los alegatos de vecinos han sido comunes después de la pandemia.

Para marcar hasta dónde se pueden extender las terrazas de los locales, Las Condes marcó una línea roja en la vereda con spray. Esta franja establece qué lado es público, y cuál no. Naturalmente, no ha sido respetado este espacio.

La línea roja que marcó la municipalidad. En evidencia, un local que se extiende de los límites.

Percibimos una acción muy dura, sustentada en la presión de algunos vecinos hacia el municipio, producto de los tiempos electorales. Lo mejor hubiera sido citar a una reunión con el comercio del lugar para entender cuáles son los dolores de cada parte y buscar amigablemente soluciones”, asegura José Luis Asoleaga, gerente de La Cabrera y La Panera Rosa, dos locales que han sido multados en numerosas ocasiones.

Sebastián Sotelo, jefe de gabinete de Las Condes que ha liderado la tarea de la fiscalización, defiende el actuar del municipio. “Hay varios locales comerciales que construyeron su antejardín, hicieron una extensión de su restaurante. Esa extensión, que si bien se puede, requiere un permiso de la Dirección de Obras Municipales. Requiere obviamente una recepción definitiva, y muchos locales comerciales no la tienen hasta el día de hoy“, asegura.

Pese a que han cursado muchas multas a locales que no cumplen con la extensión permitida, no ha sido suficiente. “A principios de este año nos pusimos un poco más pesados, empezamos a fiscalizar más, empezamos a hacer más circuitos de fiscalización. Uno de los problemas principales es que las multas son muy baratas”, acusa.

Las multas por esta práctica ascienden a máximo 3 UTM (190 mil pesos aproximadamente), lo que, comparado con las ganancias que genera tener 20-30 o más mesas extras, no es un problema de pagar. Por lo mismo, comenzaron a aplicar multas por venta de alcohol en la vía pública. Y con ello, amenazan con quitar patente de venta de alcohol a lugares que no cumplan.

Estructura de restaurante instalada en la vereda, más allá de la línea roja.

“Con la revocación todas las terrazas de Isidora se pierden relegando los espacios solo a los interiores con lo que la capacidad de servicio disminuye entre 20 hasta el 50% y más en algunos locales. Si no la respetamos esto nos seguirán multando por consumo de alcohol en la vía pública. Con 3 multas puedes perder la patente de alcoholes y sería el fin del Restaurant“, advierte el gerente de La Cabrera y La Panera Rosa.

El origen de la disputa

“Estas terrazas han estado más de 10 años en Isidora Goyenechea. A nadie le molestaba antes de la pandemia estos permisos“, reclama Scandar Issa, gerente general de Route 66 e Ica.

Lo que advierte Issa algo tiene de cierto. Todo partió después de la pandemia. Durante los años de constricción sanitaria, la municipalidad otorgo permisos precarios para que los locales pudieran extenderse hasta la calle. Con el fin de la pandemia, las carpas se recortaron y se quedaron en la vereda.

A raíz de ahí, Las Condes continuó otorgando permisos, pero hasta un límite.

Mesas en plena vereda.

Sebastián Sotelo asegura que “los únicos locales que se acercaron a regularizar fueron 3, de los casi 34 o 35 locales que hay. Y a esos se les otorgó un permiso precario de ocupación de espacio público, en un metraje determinado, con una distribución aprobada por nosotros. Pero el resto de los locales comerciales no se acercó a regularizar su situación. Y lo que es peor en algunos casos, tampoco regularizaron sus construcciones“.

Y los locatarios se defienden.

“La fiscalización siempre es buena. Lo malo de esto es que están multando por hacer uso del espacio público a los que teníamos y a los que no tenían permiso precario. A los que teníamos nos los revocaron y a los que lo han solicitado según la ordenanza vigente 2787 no se los han respondido ni favorable ni adversamente”, señala Asoleaga.

Issa complementa “no ha habido comunicación de parte de la municipalidad de Las Condes. Nunca me han dicho un sí, nunca me han dicho, ‘oye saca esto y te otorgamos esto’. Es más, hay una parte que puede generar mucha polémica, pero a mí urbanización me dijo que sí estaba aprobada mi plano y después de un mes me dijeron, no”.

El dueño de la Route 66 coincide que, de agudizarse la fiscalización, sería una amenaza para los locatarios. “Si todo lo cortamos, muchos vamos a pensar en irnos. Y esto se va a desplazar acá como una calle vacía. No es sostenible aguantar un lugar donde te restringen tanto”, concluye.

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