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VonFer (@vf_analogic), desde Barcelona.

Entrevistas

3 de Noviembre de 2024

Giorgio Jackson: “Buena parte de la derecha nos daba por muertos y en la elección demostramos que seguimos vivos para la presidencial”

El exministro, y fundador del Frente Amplio, cree que los resultados de la elección municipal no fueron malos para el oficialismo. "La elección no fue la derrota que Chile Vamos o Republicanos esperaban que fuera para el gobierno", asegura desde Barcelona. Además, dice que le dolió la derrota en Ñuñoa y que respeta la decisión de Tomás Vodanovic de no querer ser candidato a la presidencia.

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Por primera vez en más de diez años Giorgio Jackson (37), fundador del Frente Amplio y exministro de la Segpres y Desarrollo Social, vivió unas elecciones trascendentales fuera de Chile. Meses después de su caótica salida de La Moneda viajó a Barcelona, donde se desempeñó como académico y ahora cursa un doctorado en Sociología. Pero eso no lo hizo estar más desconectado de lo que pasaba en Santiago.

El ingeniero sabe al detalle los resultados de su partido, en el que es parte del comité central, la máxima instancia de toma de decisiones. Habla de manera frecuente con ministros y estuvo en diálogo constante con sus pares para compartir impresiones y reflexiones de lo ocurrido.

“Estoy siempre pensando en Chile”, admite Jackson en esta entrevista a través de una sesión de Zoom desde Barcelona.

Sobre la elección admite que fue doloroso perder Ñuñoa y otras comunas como Melipilla, Tiltil, Quilpué y San Miguel. Pero valora haber ganado Valparaíso, Peñalolén y Quilicura. También el haber resistido en Viña del Mar y Valdivia y destaca, sobre todas las cosas, el triunfo de Tomás Vodanovic (FA), en Maipú.

—¿Qué balance hace de la elección?

—Estas elecciones dan espacio a muchas interpretaciones, porque no fueron elecciones en las que hayan resultados categóricos e indiscutibles. Lo que es bien evidente es que si uno mira esta elección comparada con 2021 la derecha avanza y el progresismo retrocede. ¿En qué sentido? En el sentido de la fuerza de instalación territorial. Pero comparado con una elección que ha sido por lejos la más progresista desde la vuelta a la democracia, que es la de 2021, al inicio del proceso constitucional, que supuso una gigantesca derrota para el gobierno en ese entonces. Bajo ese punto de vista hay un retroceso y un reequilibrio de fuerzas que viene a reflejar lo que ya sabíamos en las últimas elecciones. 

La gran diferencia con la elección de 2021, más allá del proceso constitucional y el estallido social, tiene que ver con el sistema de votación, que no era con voto obligatorio. Por lo tanto, mi impresión es que las expectativas de todos los sectores políticos estaban más puestas en un contraste con la elección de 2023. Y si uno mira esas elecciones, del Consejo Constitucional, uno puede ver que todo el oficialismo, que fue dividido, sacó 3,7 millones de votos, y ahora en las concejalías sacó más de 4,2 millones de votos. En ese sentido, el oficialismo crece en el votante obligatorio. Chile Vamos también crece. Y el gran perdedor, indiscutidamente, es el Partido Republicano, que sacó menos de la mitad.

—¿El éxito de Chile Vamos cómo lo analizan? Podría ser un rival más difícil para el oficialismo en una elección presidencial que el Partido Republicano. 

—La elección presidencial está completamente abierta. Ese es el gran titular que creo que esperaba la derecha que no fuera. Lo que quería la derecha con esta elección, y las expectativas que tenían puestas, era que fuera sancionatoria para el fin del gobierno. Y eso no ocurrió.

—¿No vio un castigo al gobierno en esta elección? Por el Caso Monsalve, por ejemplo.

—No hay forma de cómo calcular eso, es muy difícil. Uno pensaría que es bastante difícil que sea inocuo que durante los últimos 10 días antes de la elección el tema que esté en toda la prensa no haya influido. Uno asume que algo de eso debe influir. No tenemos cómo medirlo. Pero lo cierto es que la elección no fue la derrota que Chile Vamos o Republicanos esperaban que fuera para el gobierno. 

Y hubo grandes sorpresas dentro de la elección. Lo que pasó en Puente Alto, la comuna de mayor población en Chile, con uno de los principales rostros del “piñerismo” a la cabeza, con campaña millonaria, perdió a manos de un dirigente social. Eso no lo tenían en ninguno de sus cálculos, ni en sus peores pronósticos. O, por otro lado, toda la derecha unida en Viña del Mar, una ciudad fuertemente afectada por incendios, y Macarena Ripamonti logró ganar la municipalidad. No se lo esperaban. O, que a pesar de la división, que nunca es deseable, en Valparaíso haya ganado el Frente Amplio. 

“Ñuñoa es de las derrotas que más duelen”

Para el Frente Amplio la elección municipal era una prueba de evaluación de su gestión. En ese sentido, el objetivo que admitían diferentes dirigentes era que querían mantener las alcaldías en aquellas comunas que habían ganado en 2021. Sobre todo en aquellas más emblemáticas como Maipú, Viña del Mar, Valdivia y Ñuñoa, donde la alcaldesa Emilia Ríos perdió ante Sebastián Sichel (Chile Vamos).

Jackson admite que una de los resultados que más le afectó a su partido es el de Ríos.

—¿Se esperaban perder Ñuñoa? Una comuna emblemática del Frente Amplio, donde había ganado el Apruebo. 

—Ñuñoa es una de las derrotas que más duelen. Porque fue muy apretada. Fue bien ajustada y fue una comuna donde ganó el Apruebo. Obvio que va a haber que revisar bien qué pasó ahí, pero habían hartos elementos para pensar que podíamos sostenerla. Sabíamos que iba a ser reñido, pero faltó poco y por lo mismo es una de esas comunas para nosotros en que teníamos expectativas de poder ganar.

Pero para seguir con las sorpresas, de las cosas más vistosas de la elección fue Las Condes, con la derrota de Marcela Cubillos, lo que demuestra que de alguna forma, una parte importante de la derecha en Chile termina por castigar una conducta relacionada a un alto sueldo. Es bien impresionante. Y castigando un liderazgo que frente a esta denuncia tomó una actitud de apostar el doble o nada. De decir “los zurdos me están atacando”. Una actitud “Mileísta” (se refiere al presidente de Argentina, Javier Milei). 

—¿Cree que se moderó el país? ¿Se alejó de los extremos?

—Hay harto de eso. Hay algo de cansancio de las disputas de la polarización, porque ha sido muy sostenida durante un largo tiempo. Y creo eso se manifiesta en muchos votos nulos, que son producto del voto obligatorio y también en muchos lugares eso se ve manifestado como moderación. Pero lo que sucedió en Puente Alto no necesariamente es reflejo de eso, no es tan lineal el análisis que uno puede hacer para todo el país.  

—En lo concreto el Frente Amplio perdió más comunas de las que ganó. ¿Se acabó la moda, la irrupción del Frente Amplio?

—Depende, porque hay varias elecciones a nivel uninominal que fueron complejas en pérdidas como Ñuñoa, San Miguel, Tiltil, Quilpué, Melipilla. Pero está Valparaíso, Peñalolén, que son comunas nuevas. También se consolidó Estación Central, Quilicura, Valdivia, entonces creo que hay de las dos cosas. Y si uno lo mira en términos de concejalías, el FA es la fuerza con más votos en el oficialismo, lo que no quiere decir que tengamos que dar todo por resuelto. Porque son diferencias pequeñas. Pero creo que el Frente Amplio de alguna forma se consolidó en su extensión territorial, más allá de que hayamos tenido pérdidas que por supuesto duelen, pero otras victorias que no teníamos antes, de comunas muy importantes. 

—Pero dolió Ñuñoa, en la identidad frenteamplista. 

—Dolió porque es una comuna muy importante, que estaba siendo gobernada por una gran alcaldesa y así como también dolió Quilpué, Melipilla, Tiltil…

—¿Santiago lo esperaban más?

—Santiago creo que es un caso muy distinto a Ñuñoa. Más parecido a lo que pasó en Independencia. Donde vale la pena mirar no solo las condiciones bajo las cuales se disputó una narrativa como la seguridad en el centro de la capital, sino que también porque el padrón cambió bastante. No creo que sea la única explicación, pero probablemente la distancia en la votación tenga que ver algo con el voto extranjero. Quizás hubieran ganado igual con márgenes más estrechos, no quiero justificar solo con eso, pero las dos comunas, Santiago e Independencia, las que tienen un porcentaje de padrón adicional nuevo de población extranjera más altas, con más de un 30%. 

—Pero también hay un análisis de los votantes de la gestión de cada alcaldía. 

—Por supuesto. En ningún minuto lo quise reducir a eso. Digo que también cumplen un factor. 

—¿Y en Ñuñoa qué pudo haber faltado en la gestión? Teniendo en consideración que había ganado el Apruebo.

—La verdad no sé y me imagino que en las próximas semanas la gente que trabajó ahí va a tener una respuesta. Pero no sé, lo estás llevando bastante a Ñuñoa…

“Tomás Vodanovic ha sido bastante claro en que no quiere dar el paso a la presidencial”

En las últimas entregas de encuestas públicas el alcalde de Maipú, Tomás Vodanovic (FA), es la única figura del Frente Amplio que aparece como opción presidencial. Incluso, cuenta con más respaldo que opciones del Socialismo Democrático como la ministra del Interior, Carolina Tohá (PPD), para suceder al Presidente Gabriel Boric.

Pero el edil ha sido insistente en que no quiere y que, por respeto a los vecinos, va a cumplir sus próximos cuatro años en la comuna. Jackson dice que hay que respetar su opción.

—Con respecto a Maipú, con la consolidación de Tomás Vodanovic hay varios que insisten en que es figura presidencial, pese a que él lo rechaza. ¿Ve alguna posibilidad en eso?

—Creo que de los liderazgos más impresionantes que se ven en esta elección son las elecciones de Tomás Vodanovic en Maipú, por lo gigante que es la comuna y la gigantesca brecha, y de Claudio Castro en Renca. Esas dos elecciones muestran que allí donde antes estuvo la derecha mucho tiempo gobernando, hoy se puede ver que con gestión son premiadas los liderazgos de ambos. 

—¿Y cree que Vodanovic es presidenciable?

—Él ha sido bastante claro en que no pretende dar ese paso. Y creo que es una opción superválida el construir territorialmente y hay que respetar por supuesto esa voluntad. Tengo mucha admiración por el trabajo que han hecho en Maipú.

—¿El Frente Amplio debería tener un candidato propio en la presidencial?

—Todos los conglomerados aspiran en la máxima elección que tenemos a tener un representado de nuestra sensibilidad. Así que el Frente Amplio no es la excepción y tenemos que dar los debates para ver de qué manera podemos ayudar a la construcción unitaria del oficialismo. Si hay algo que a mí, y a muchas personas dentro del oficialismo nos importa, y que podemos sacar como conclusión de esta elección, es que la única vía que tenemos es la unidad de las fuerzas progresistas. 

—Pero pareciera que el Frente Amplio tiene más atrasada esa discusión o que hay un vacío en el tema de la continuidad. 

—Hace cuatro años el nombre de Gabriel Boric no estaba pensado en la papeleta, y hace ocho no estaba Beatriz Sánchez. No digo que eso sea bueno, a uno le encantaría tener personas ya perfiladas para poder decir “esta es la persona que va a significar el recambio”, pero creo que las elecciones de este fin de semana le devuelven el alma al cuerpo al oficialismo para ser competitivos en 2025. Eso es una buena noticia. 

Caso Monsalve: “Es inaceptable que la información que obtuvo el Presidente en primer momento haya sido tan incompleta”

Jackson también ha tenido que ver cómo el gobierno se vio envuelto en una nueva crisis en las últimas semanas: la denuncia de violación contra el exsubsecretario del Interior, Manuel Monsalve.

Eso sí, defiende de la gestión del gobierno porque asegura que no tenían toda la información a la hora de referirse al tema. Eso, plantea, era absoluta responsabilidad de Monsalve.

—A raíz del Caso Monsalve varios parlamentarios del Frente Amplio dijeron que Monsalve traicionó al Presidente. ¿Está de acuerdo?

—Cada día que ha pasado tenemos más información respecto a un caso que consternó a buena parte de la población. Que es inaceptable. Y que probablemente el problema de analizar la cadena de decisiones o sucesos que ocurrieron con la información que tenemos hoy, es que probablemente todas las personas tomarían decisiones distintas con la información que se tiene hoy. Eso lo pongo como marco conceptual, porque es fácil llegar a ser general después de la batalla. 

Me parece que es inaceptable que la información que se obtuvo en primer momento haya sido tan parcial y tan incompleta como la que tuvo el Presidente a la hora de analizar los primeros pasos para poder tomar una decisión. Y eso es completa responsabilidad de Monsalve.

—No es tan crítico de la formas en que reaccionó la ministra del Interior entonces.

—Insisto, si lo miro con los lentes de tener toda la información que ellos no tenían, por supuesto que es muy evidente que las cosas podrían haberse hecho de manera distinta. Pero es un contrafactual inexistente. Los primeros mea culpa han sido de la propia ministra del Interior, que dijo que obviamente pudieron haber hecho más cosas. Pero lo cierto es que desde hace varios días están comprometidos con que todo esto se resuelva y entender que las responsabilidades individuales son de quienes perpetran los potenciales delitos investigados. 

—Pero fue un golpe duro para el oficialismo, que tiene al feminismo como una de sus principales batallas.

—Por supuesto. 

—El hecho de que la ministra de la Mujer, del Frente Amplio, no haya sabido, por ejemplo.

—Todas esas cosas están en el análisis de la ministra del Interior, de cómo se pudieron haber hecho mejor las cosas. Y es clave cuando ella hace ese reconocimiento de autocrítica. Pero lo interesante es que yo recuerdo cómo la derecha en su momento reclamaba y se burlaba de proyectos como el acoso callejero, o el consentimiento, y se burlaban explícitamente. Más allá de que puedan verse como aprovechamientos políticos, lo cierto es que la buena noticia es que se han transformado en un consenso.

Por lo tanto, se fija una nueva vara a medir frente a casos como estos, porque no olvidemos que en casos de abusos sexuales, este mismo año, teníamos al presidente de un partido de derecha (Javier Macaya, de la UDI) no solamente poniendo las manos al fuego por su padre por un abuso sexual a menores, sino que tratar de bajarle el perfil atacando las pruebas que presentó la víctima. Parece que el estándar está cambiando, pero la propia derecha hoy asume que tiene que haber un nuevo estándar y eso me parece que es una buena noticia, dentro de lo conflictivo y problemático del caso. 

—¿A la ministra del Interior le va a afectar en la carrera presidencial?

—Para evaluar eso hay que esperar. Estamos muy encima de un conflicto que evidentemente es un golpe para el gobierno, porque es muy difícil para la opinión pública comprender la toma de decisiones cuando ya se tiene acceso a toda la información. Pero creo que hay que esperar para hacer una afirmación tan categórica como esta. Y creo que como lo han dicho las mismas policías, por ejemplo, el trabajo que ha hecho la ministra del Interior para modernizar las policías y combatir el crimen organizado han sido bien excepcionales. Todavía no hay que ser categóricos por lo que un caso como este pueda generar, más allá de lo que quieran decir algunos. 

“Los resultados le dan un poco más de tiempo al Presidente para tener una decisión menos apresurada para el cambio de gabinete”

Cuando estaba en el Gobierno Jackson vivió de cerca los cambios de gabinete. El primero después de la derrota del Apruebo el 4 de septiembre de 2022 y luego el movimiento de piezas del 10 de marzo de 2023.

Según el análisis que hace el ingeniero, los resultados del oficialismo en la elección municipal no son comparables con la victoria del Rechazo y que por lo mismo el Presidente tiene más tiempo para pensar los ajustes para el cambio de gabinete de noviembre, en que autoridades renunciarán para ser candidatas en las elecciones parlamentarias de 2025.

“Ya no está tan apurado el Presidente. Se puede evaluar mejor”, asegura Jackson.

—¿Cree que el cambio de gabinete debería ser más grande que solo renuncias para las parlamentarias?

—Hasta el domingo en la tarde el mundo político y mediático esperaban un cambio de gabinete rápido en función de los resultados. Como lo que pasó con el plebiscito de septiembre de 2022. Creo que los resultados electorales le dan un poco más de tiempo al Presidente, y a los partidos, para tener una decisión menos apresurada y más meditada con respecto al cambio de gabinete. 

—¿Pero debería ser solo en función de las parlamentarias o también considerar las últimas contingencias?

—No, no. Me imagino que el Presidente va a tener más cosas que esa en vista. Son ajustes de tuerca donde sientan que no se está sacando todo el provecho, hay miles de factores que influyen. Pero este cambio de gabinete en general está súper cargado a ese aspecto, a las parlamentarias. Eso es algo indiscutible. 

—¿Ha pensado volver a política en el corto plazo? Por ejemplo, a las parlamentarias.

—Para nada. 

—¿Qué significa eso?

—No volver en el corto plazo. No me veo.

—Ni de candidato el próximo año.

—No, por ningún motivo. Totalmente descartado. Lo que dije cuando salí del gobierno es que me iba a dedicar a terminar los casos por los que demandé, a esclarecer los casos que de injurias y calumnias en mi contra, por los que hasta el día de hoy hay gente que cayó en la mentira. Gente que realmente se lo cree, porque entiendo la gente que intencionalmente intentó vincularme con el Caso Convenios y caso del robo de computadores en el Ministerio, pero hay gente que realmente se lo creyó. Eso es lo grave. Hasta que no termine de poder corroborar y mostrar que no tuve absolutamente nada que ver con esos casos, creo que no estoy muy interesado en exponerme a un cargo de elección popular ni mucho menos. 

—Ahora que el exsubsecretario del Interior Monsalve, que es del Partido Socialista, o era, está denunciado por violación no le baja un ánimo revanchista contra aquellos partidos y parlamentarios del oficialismo que fueron más críticos con usted. 

—No. Cuando empecé en política me dijeron que no tengo que tomarme nada a personal en política. Porque los ataques hacia mí, no son hacia mí, son a mis ideas o a lo que represento, o algo específico. No tomármelo a la personal me permite entender el por qué se quiso hacer una crítica hacia mí en determinado momento, ya sea por fuego amigo, o por fuego adversario. Es la justicia la que tiene que ir determinando casos, pero no voy a estar dando una demostración de fuego amigo. Sí me parece que es grave, que se tiene que investigar y lo que encontré inaceptable es que se sometiera, o se expusiera al Presidente a tomar decisiones con información parcial, incompleta. Decisiones de las más complicadas que hay. 

—¿Hubo una traición ahí?

—¿Traición a la confianza? Sin duda. No tengo ninguna duda y eso es parte de lo que hay, me imagino, en la evaluación por parte del comité político. Pero no sé si era algo premeditado. Me imagino que es alguien que está siendo acusado que no sabe cómo reaccionar. No voy a politizarlo y no voy a pedirle la cabeza a la presidenta del PS por esto, no es algo que yo haría. De la forma que actuaron con nosotros, que creo fue muy injusta en general, tanto desde la oposición como pocos sectores del oficialismo, no creo que haya que intentar cobrarla de vuelta. Eso solo hace una espiral que no termina nunca. A mí me encantaría trabajar por la unidad y eso es asumir que lo que pasó conmigo ya pasó.

“Hoy día hay mala evaluación, eso nadie lo puede cuestionar, pero este gobierno va a envejecer bien”

Jackson asegura que en Barcelona no ha echado de menos la contingencia ni estar en el centro del foco público. Dice que en España ha tenido espacios de reflexión y autocrítica que nunca había tenido.

“Me ha permitido tener reflexiones que la máquina no te deja. Espacios de autocrítica no condicionadas a mañana o pasado mañana. Sino que autocríticas más genuinas”, asegura.

Y agrega: “Con distancia se ve nítida la necesidad de unidad en el oficialismo, más allá de las disputas que se dan día a día. Uno cuando está en el Congreso, cuando está en el Gobierno, hay muchas tensiones y peleas que hacen pensar ‘por qué tengo que estar con el de al lado si es que tengo tal disputa’. Pero si lo miras de afuera te das cuenta que con lo que está pasando en todo el mundo, con debates cruciales que se vienen ahora sobre temas fundamentales, y de vanguardia, que debates que tenemos que tener en Chile de primera necesidad como las pensiones, la seguridad, son cosas que deberíamos tener resueltas. Eso no nos está permitiendo tener debates sobre el futuro”.

También, dice, le sigue dando vueltas a su salida y los ataques que recibió. “Nadie pudo aportar ni una sola prueba. Pero ha pasado más de un año y se sigue viendo la falta de rigor y de honestidad intelectual frente a un caso que fue absolutamente inventado para producirle un daño al Gobierno. No tenía que ver conmigo, tenía que ver con cómo se le producía un daño al Gobierno en ese momento. Y eso era inventarme vinculaciones a delitos que nunca existieron”, plantea.

—Una vez dijo que este gobierno iba a tener un legado difícil de olvidar. Innegable. ¿Lo sigue creyendo?

—Sigo pensándolo absolutamente. Y creo que la distancia y el tiempo lo van a ir reforzando cada vez más. Creo que los cambios que ha generado y que puede seguir sumando este gobierno son muy significativos. Desde los ámbitos laborales, como el sueldo mínimo y las 40 horas, hasta las protecciones en las relaciones laborales con los cuidados, el royalty que permite recursos, las legislaciones en materia de seguridad, entre otros. Además hay que considerar la estabilización de la economía o la penalización a delitos de cuello y corbata. También espero que pasen las leyes de aborto y eutanasia. Bueno y las pensiones si se logra la reforma y el término del CAE. Para mí son grandes reformas. No cosas pequeñas.

Si uno mira el 11 de marzo de 2022 querríamos haber llegado a muchas más, o nuestra propuesta en primera vuelta antes de ver la composición parlamentaria, obvio que a uno le hubiese gustado más y más rápido. Pero a pesar de las complejidades, errores y momentos duros, de todo, este va a ser un gobierno que va a envejecer bien en su evaluación. Más allá de que hoy tenga una mala evaluación. Son gobiernos que logran en el tiempo verse el impacto. 

—Se le recuerda mucho un tuit con el Presidente Piñera en que hablaba de su evaluación en escala de 1 a 7. Ahora también sería mala.

—Sí, claro. Hoy día hay mala evaluación, eso nadie lo puede cuestionar. Pero creo que este gobierno va a envejecer bien. 

—¿Cree que sí es factible que haya continuidad?

—Creo que está abierto. La derecha, en específico Chile Vamos tiene la “pole position”, la primera prioridad, pero en el Gobierno con unidad tenemos chance para ir a disputar las presidenciales. Antes de este fin de semana buena parte de la derecha nos daba por muertos y demostramos que seguimos vivos y con opciones de dar la pelea el próximo año. 

—¿No se va a venir a Chile a dar esa pelea?

—No, no. Empecé un doctorado recién. 

—Va a tener muchos Zoom eso sí.

—Eso sí.

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