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Cultura

7 de Febrero de 2011

Gumucio les responde a “Las frígidas de la izquierda”

Por

Señores Díaz, Castillo, Streeter.

1—En política no influir, no ganar elecciones, no dirigir es fracasar, le guste o no les guste señores. Es un deshonesto o estúpido felicitarse como hacen ustedes en su texto, por no ser leído o no ser legible. Plantear la marginalidad como un objetivo final es justamente lo que denuncio en su texto; la domesticación de una izquierda que asume feliz el lugar en el rincón que le ha asignado el poder dominante.2—Mi curriculum o prontuario no es el tema aquí. Es público y notorio que no soy un santo, no un marginal. Es público y notorio que la mayor parte de los firmantes tampoco lo son.

3—Mi contribución a la izquierda es en parte este mismo pasquín en el que escribo desde que se fundó. ¿Vendido? ¿Caro? ¿Ambiguo? Todo lo que se quiere. Existe y molesta a todas las beaterías que nos asfixian, incluida la beatería de izquierda.

4—Entre el existo como única virtud, y el fracaso como justificación de todas las renuncias, hay un intermedio en el que vivo y trabajo. Quien escribe tiene que tener el coraje de querer que se le lea y se le entienda, quizás no ahora, quizás no del todo, pero algo.

5–Llamar neoliberal todo lo que se vende en el mercado es olvidar todo lo que Marx nos enseñó. Las ideas no viven en un recinto sagrado, que son parte de un mundo en que la gente piensa cómo vive y no vive cómo piensa. Medir todo por las audiencias y las ventas es en el fondo tan torpe como felicitarse de no tenerla. No los lee nadie, tengan la humildad de quizás pensar que no están escribiendo para un lector sino sólo para ustedes y nada más que ustedes.

6–Mientras debatimos lo indebatible aquí Bielsa se va del fútbol chileno denunciando los monopolios de los “concesionarios” del fútbol. Es decir despedaza el modelo de negocio que se nos ha vendido como la salvación del fútbol chileno. Mientras tanto Jaqueline Van Rysselberghe se ufana ante la población, que son sus posibles electores, de mentir y usar el terremoto para conseguir subsidios.
Un imaginario de izquierda debería tener como pronunciarse sobre eso. No lo tiene, creo yo, y es mi modesta proposición porque se queda enredado en lenguaje barroco—sociológicos, de una fealdad realmente asombrosa y de una imprecisión risible. Si tuvieran quizás el valor de escribir sus ideas de manera simple y directa, como se le escribe una carta a un amigo todo sería tanto más fácil. ¿Es neoliberal eso? Tanto como lo eran Montaigne, Pascal o Manuel Rojas.

7—Hagan como la Diamela, una de las firmantes, y escriban crónicas tan lúcidas y bien escritas como la que sale en este pasquín esta semana.

8—Felicitaciones por el título de su respuesta. Las frígidas de las izquierda. No lo podría haber dicho mejor.

El intercambio epistolar

Por Jorge Díaz y Cristian Cabello (1)

A partir del texto que se enmarca como una crítica a la separata Imaginarios Culturales para la Izquierda, publicada por The Clinic y bajo el nombre de El Imaginario del Tío Valentín queremos establecer ciertas lecturas a un texto que se construye y establece desde el encasillamiento a una única posibilidad del estar, el actuar y el pensar de los supuestos ‘actos de izquierda’ (2).

Gumucio se autositúa en aquel lugar que lo designa a ser el ‘representante’ de la mayoría, es decir, según sus mismos significantes, del pueblo neoliberal o las masas, de esta forma la escritura de Gumucio posee los códigos de la visión completa, de la supuesta panorámica social enquistada en una terrible batalla con las articulaciones que lo teórico (3) pueda establecer como posibilidad de lectura, pero que de ninguna forma tienen, según él, posibilidades de cambiar la realidad con actos y vectores ‘concretos’.

Así el texto adquiere en un tono que relega en lo romántico de lo cotidiano y lo ‘no pensante’ toda su carga de crítica a la falta de imágenes del exitismo mediático y la facilidad del lenguaje, como si las búsquedas de nuevas reinterpretaciones de los actos y posicionamientos político-culturales tendrían que estar necesariamente religados a lo exitoso, a lo claro y a la facilidad neoliberal del ‘entenderlo todo y el saberlo todo’.

Y ahí está la paradoja. La escritura de la separata es de la minoría, no posee empresas ni cargos importantes en universidades donde lo design es prioritario, presenta un imaginario donde las galerías de arte están en Pedro Aguirre Cerda y no buscan la sección de páginas sociales para medir su éxito, la separata posee cuerpos escriturales disidentes desde distintos vértices de la heteronormatividad.

En los Imaginarios Culturales para la Izquierda sí está la frígida, la periférica, la disconforme.

Es interesante que leyendo fragmentos que buscan denostar ciertas representaciones que se ubican en lo minoritario y excluído resulten no ser completamente equivocadas, pero que sin embargo clausuran toda posibilidad de reflexión debido al tono acusador de una respuesta única, una ficcionalidad del conflicto.

La crítica de Gumucio asume la itinerancia de categorías y temas en la izquierda en que, como en un guión cinematográfico, las escenas y problemáticas están ya escritas, profetizadas y organizadas sin comprender que precisamente lo situacional de los conflictos locales van adquiriendo y renovando sus fuerzas creadoras y disruptoras desde una izquierda que se rearticula, que es crítica de las formas tradicionales de la política al tratar de transcribir los agenciamientos en el Chile actual y que es a lo que aspira el proyecto Imaginarios Culturales para la Izquierda con todos los fracasos, errores, discontinuidades y omisiones que se enfrentan en cualquier trabajo que se lee en un relato no completo, ni completamente integrado.

El imaginario del Tío Valentín de Rafael Gumucio, genera ficciones de agenciamientos políticos unívocos y separados –como sería lo homosexual o lo mapuche – que se presentarían visibles en la organización discursiva de la separata, pues más que generar divisiones o ficciones de la separación política, este texto (la separata) busca una mixtura problemática de las diferentes expresiones de la actividad y sujetos políticos cotidianos disidentes de la cultura hegemónica.

La organización bajo letras y el orden alfabético no es más que la apropiación subversiva de un esquema didáctico y no significa una reorganización de las diferentes identidades. Los sujetos se entrecruzan, las posiciones de una izquierda se intersectan; es una multitud problemática.

Gumucio lee con facilismo los problemas, desde el sentido común que se enorgullece de representar, donde no hay fisuras, ni caídas pues para el sujeto al que él apela, ese que vive solamente para ‘hacerse a sí mismo’ (máxima que nos instaura como sujetos occidentales y que es quizás una de las bases filosóficas más excluyentes, al no considerar a lo ‘otro fuera de mí’), no ve la posibilidad de incluírse y diluír las líneas de identidades claras y por ello fijas a las que Gumucio recurre, identidades no fracturadas y libres de toda contaminación, identidades desinfectadas, carentes de todo vestigio de
nomadismo o muerte, situaciones que rechaza el sistema-capital por no poseer un rostro atacable y controlable, por buscar una identidad tránsfuga.

Desconocer la separación entre ‘feminismo’ y ‘femeneidad’ (4), suponer los ‘derechos homosexuales’ como referentes de la separata, claramente evidencia un proyecto intelectual progresista de Gumucio, donde los saberes disruptores y problemáticos de la teoría feminista, la teoría de lo subalterno, de lo nómade y el cuestionamiento de lo
disidente sexual, están desaparecidos desde el conocimiento bibliográfico y la misma práctica académica del sentido común o de las mayorías políticas que Gumucio no demora en representar.

Así fabrica clichés sobre prácticas micropolíticas que configuran una epistemologia de doble articulación activista y académica presente en la separata, buscando revisar conocimientos y atacando políticamente la naturaleza de ciertas distinciones que no siempre son tan claras. De esta forma entonces, interroga, cuestiona, y crea las mismas preguntas que por lo tanto Gumucio parece no (querer o poder) leer.

Existe de por sí un punto en el que estamos totalmente en acuerdo con Rafael Gumucio, es el hecho que los Imaginarios Culturales para la Izquierda no busca una empresa que construír, no quiere vender nada ni tener un valor – a través del cual expandir sus interrupciones fragmentadas- que se asume que como ‘producto cultural’ deba tener, pues los Imaginarios Culturales para la Izquierda sí se equivocaron pues estas páginas alejadas del tecnicolor, están destinadas sino al fracaso a la incertidumbre, esto es, la pérdida de su circulación social porque la escritura minoritaria nunca es sinónimo de ‘éxito’.

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*1 Miembros de la Coordinadora Universitaria por la Disidencia Sexual (CUDS). Por lo mismo, este texto además de ser una discusión crítica del texto de Rafel Gumucio, es por sobre todo un excusa para destacar la necesaria discusión local y contingente sobre feminismo, política y disidencia sexual en Chile.

*2 Entendemos por “Izquierda” más que como un referente estático y confinado a un partido político, a las prácticas políticas que conflictuadas con el camino histórico nacional, surge como una fuerza crítica de transformación polívoca interactuando con las diversas voces y subjetividades de la trama social chilena, que más que separarlas taxonómicamente en realidades específicas (homosexual, mapuche, etc) busca hacer interactuar tales categorías, siendo críticos y suspicaces de la finitud de las clasificaciones. Además sería necesario cuestionar si el objeto de la crítica de Gumucio es una “acción” política que busca tener un efecto directo y medible en el espacio público, o es más bien un “gesto político” que a diferencia de la acción no busca su éxito en los efectos de su aparición.

*3 Nos parece que la definición de la teórica feminista Donna Haraway está en la línea de lo que, en una práctica que siempre se dibuja dentro de lo político, nos posibilita una forma de asumir la teoría. Donna Haraway dice: “El propósito de esta excursión es escribir teoría, esto es, hacer visibles modelos sobre cómo moverse y a qué temer en la topografía de un presente imposible pero absolutamente real, para encontrar otro presente ausente, aunque quizá posible[. . .] De manera contundente, la teoría es corporal, y la teoría es literal. La teoría no es algo distante el cuerpo vivido; sino al contrario. La teoría es cualquier cosa menos desencarnada” Donna Haraway. Las Promesas de los Mounstruos. Política y Sociedad, 30 (1999), Madrid (PP. 121-163)

*4 Citamos a Gumucio “Los gays preocupados de sus derechos homosexuales, los artistas de sus derechos de autor, las feministas de su femeneidad (…)” en la columna El Imaginario del Tío Valentín (The Clinic Jueves 27 de enero). Afirmar que las escrituras feministas que aparecen en la separata buscan ser escrituras de mujeres femeninas sería creer que por ejemplo Marcela Serrano e Isabel Allende escriben en la separata.

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John Streeter también nos escribió por la polémica de los Imaginarios Culturales de la Izquierda

Sr Director:

1.   ¿Cómo superar la “Tentación de la certidumbre” y situar el lugar de las indagaciones como un no saber?
2.   ¿Hay lugar para un mínimo de ética cuando se “cae” en lo personal, al mencionar por ejemplo las manos de Victor Jara, Villa Grimaldi etc. como argumentación?
3.   ¿Se puede separar lo personal de lo público cuando se vive de esa farándula culterana?
4.   ¿Es posible banalizar las otras historias como requerimiento para entretener?
5.   ¿Qué es esa necesidad de entretención para vivir, ya saciados de exprimir los lugares de la neocultura?
6.    Por otro lado ¿Cuáles son estas fuerzas desatadas por las prácticas neocapitalistas?¿Cómo son?
7.   ¿Hay un mercado para la cooperación solidaria, dispositivos mas livianos, actitudes y prácticas de compromiso e ingenuidad?
8.   Como dice la canción ¿es posible caminar la calle distraído sin correr peligro?
9.    La creación eficiente de discursos y saberes ¿proviene de un no saber, una pérdida de referentes, confusión y derrota?
10. ¿ Es buena tanta presunción de santidad después de asumir, cínicamente la contradicción “Izquierdista Noeliberal”?
11 . Si el ministro de cultura afirma temerariamente que “todos somos mercado” ¿Qué queda para la mayoría marginada de los bienes culturales ? ¿trabajo decente? ¿libertades de todo tipo?.
12. ¿y qué decir de los ataques a los intentos por crear lenguaje,temas, preguntas?

Salu2
John Streeter R.

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