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Opinión

10 de Agosto de 2011

¿Un Infiltrado o un Gobierno perdido?

Hubo un tiempo en que la sola presencia de carabineros causaba miedo en una gran cantidad de la población. Su clara vinculación a la violación de los Derechos Humanos en casos tan emblemáticos como los campesinos asesinados en Lonquén y los profesores degollados marcaron negativamente a la institución y la pusieron del lado oscuro de […]

Jaime Quintana
Jaime Quintana
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Hubo un tiempo en que la sola presencia de carabineros causaba miedo en una gran cantidad de la población. Su clara vinculación a la violación de los Derechos Humanos en casos tan emblemáticos como los campesinos asesinados en Lonquén y los profesores degollados marcaron negativamente a la institución y la pusieron del lado oscuro de la Represión dictatorial.

La serie Los Archivos del Cardenal de TVN muestra con notable claridad este gris escenario de los años ochenta, cuando el personaje interpretado por Benjamin Vicuña le sugiere a Laura Pedregal y su pareja que ante la presencia de la CNI, llamen a Carabineros y denuncien el hecho. La respuesta de la pareja opositora es clara y deja en evidencia que el abogado vivía en una ingenuidad celestial.

La recuperación de la Democracia fue fundamental para que la imagen de la policía chilena se recuperara y la ciudadanía volviese a confiar en el papel de Carabineros de Chile. Un papel claramente definido. Proteger a la ciudadanía y trabajar esta tarea en conjunto con las propias organizaciones vecinales.

Sin embargo, la sombra del descrédito y la desconfianza vuelven a caer sobre esta fundamental institución, recreando en la ciudadanía las imágenes de una policía más cercana al terror que a la seguridad pública.

Nuevamente Carabineros es desviado de su función policial y se le dan funciones más cercanas a la guerra que a la vida democrática. Sitiar Santiago, la represión peligrosamente desatada contra los estudiantes y la comprobación de carabineros infiltrados en las manifestaciones estudiantiles han sembrado la inquietud y dejan claro que el protagonismo de este debate nacional ha sido traspasado desde el Mineduc al Ministerio del Interior.

En la marcha del 9 de Agosto cerca de 100 mil personas entre estudiantes, trabajadores y niños hicieron sentir su descontento ante una educación que dejó en el baúl de los recuerdos su sentido patriótico y de desarrollo nacional. Esa rabia ha movilizado a todo el país y exige con urgencia una respuesta del Ejecutivo a los estudiantes. La encuesta CEP demuestra que la mayoría de la población quiere una educación sin lucro y de calidad para todos los niños y jóvenes de Chile, sin embargo esos datos parecen no inmutar el rostro duro del Gobierno, un rostro perdido y desesperado, como el que las cámaras mostraron del infiltrado de Carabineros, que se escondió en las dependencias del Congreso nacional, ensuciando esta tradicional institución republicana.

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