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Opinión

28 de Abril de 2024

Columna de Carolina Urrejola | Reforma al sistema político: llamado de emergencia

Créditos: Agencia Uno

Carolina Urrejola escribe en su columna de este domingo sobre la reforma al sistema político. "Esta semana el tema llegó al tope de la agenda y es una buena noticia, porque a pesar de que es árido y difícil de entender, es vital si queremos mejorar la calidad de nuestra democracia", señala. "Como lo perfecto es enemigo de lo bueno, poder avanzar durante mayo con las tres normas en las que hay consenso transversal parece suficiente por ahora. Es de esperar que todos los actores institucionales estén a la altura", apunta la columnista de The Clinic.

Por Carolina Urrejola

Después del doble fracaso constitucional dijimos “nos dimos una vuelta en 360 grados y quedamos donde mismo”. Fueron procesos agotadores para la ciudadanía, con dos plebiscitos que polarizaron al país. Pero todo lo discutido en esas instancias está ahí para revisarlo y eventualmente retomarlo de forma menos ambiciosa. Es el caso de una reforma al sistema político. 

Esta semana el tema llegó al tope de la agenda y es una buena noticia, porque a pesar de que es árido y difícil de entender, es vital si queremos mejorar la calidad de nuestra democracia. 

Hasta ahora existen dos grandes problemas para avanzar: el primero es que después del último plebiscito el gobierno se vio obligado a cerrar tema constitucional. El segundo problema es que el Congreso debe cambiar las reglas del juego que rigen a sus propios parlamentarios, quitándoles poder. ¿Estarán dispuestos a hacerlo? El tiempo corre en contra. En agosto se inscriben las candidaturas a las próximas elecciones y con el inicio del ciclo electoral la posibilidad de concretar cambios se diluye. 

Pero es tan grande la crisis política que atravesamos, con un Parlamento incapaz de ponerse de acuerdo en cuestiones elementales, con un clima de crispación difícil de soportar, que este posibilidad parece un llamado de emergencia que sería irresponsable no atender. 

El ministro Álvaro Elizalde planteó que el gobierno no iba a encabezar una reforma al sistema político para cumplir su compromiso post plebiscito. Y que esperaba que la oposición no condicionara el avance de pensiones y pacto fiscal a esta nueva urgencia. Mala estrategia del gobierno desechar la posibilidad de liderar este proceso, ya que podría ser un legado para la estabilidad democrática de nuestro país. 

El Presidente Boric reforzó primero la idea de Elizalde, enfatizando la necesidad de impulsar las reformas sociales, lo que provocó la reacción de varios diputados y diputadas oficialistas que aseguraron que se puede caminar y mascar chicle al mismo tiempo. El mandatario entró en razón y en la ENADE se declaró disponible para avanzar en reformar el sistema político. 

Pero ¿en qué consistiría la reforma? Hay consenso en tres asuntos centrales. Uno: poner un umbral mínimo del 5% para que los partidos políticos puedan tener parlamentarios. Dos: que pierde el escaño quien renuncia al partido que lo llevó a ganar el puesto. Con esto, los partidos chicos y los parlamentarios independientes que dificultan la gobernabilidad se verían forzados a agruparse y ser disciplinados, dando más certezas a la hora de legislar. Y lo tercero es que el Servicio Electoral fiscalice el buen comportamiento de los partidos políticos y sus miembros. 

Desde hace algunos meses un puñado de personas de izquierda y derecha ha avanzado en conversaciones para concretar la reforma al sistema político. En general han encontrado buena recepción de parte de los parlamentarios del oficialismo y la oposición, que entienden que esta fragmentación no beneficia a nadie. Si la oposición actual se convierte en gobierno el 2025, no le conviene tener un parlamento fragmentado y adverso. 

Pero no todos están por hacer una reforma “minimalista”. La derecha, por ejemplo, apunta a la necesidad de disminuir el número de parlamentarios y rediseñar los distritos para que no se elijan siete u ocho representantes en algunos de ellos. 

También apuestan a hacer más exigentes los requisitos para presentar Acusaciones Constitucionales. Por ejemplo que se necesiten más firmas (hoy solo se piden 10) y que el eventual acusado enfrente antes una interpelación. 

En la izquierda frenteamplista piden que se introduzca la iniciativa popular de ley, una agenda prioritaria presidencial (que el mandatario envíe tres o cuatro proyectos que tengan obligatoriamente que tramitarse durante el año), que se acabe el Tribunal Constitucional y que exista paridad, esto último lo comparte el socialismo democrático. También comparten la idea de que las elecciones parlamentarias coincidan con la segunda vuelta presidencial, para que exista un parlamento más afín a quien encabece el gobierno. 

Como lo perfecto es enemigo de lo bueno, poder avanzar durante mayo con las tres normas en las que hay consenso transversal parece suficiente por ahora. Es de esperar que todos los actores institucionales estén a la altura. 

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