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Cultura

26 de Octubre de 2011

Jorge Sanjinés, el director aymara

Hasta la llegada de Evo Morales al poder en el 2006, el director de cine Jorge Sanjinés era lo más cercano a un activista a favor de la causa indígena boliviana. Desde su estreno en el celuloide con Ukamau en 1966, la primer película hablada en aymara, hasta su obra maestra, La Nación Clandestina de […]

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Hasta la llegada de Evo Morales al poder en el 2006, el director de cine Jorge Sanjinés era lo más cercano a un activista a favor de la causa indígena boliviana.

Desde su estreno en el celuloide con Ukamau en 1966, la primer película hablada en aymara, hasta su obra maestra, La Nación Clandestina de 1989, el paceño fue una piedra en el zapato para los gobiernos militares y uno de los primeros artistas contemporáneos en denunciar abiertamente los abusos contra los campesinos aymaras, alejado de la tradicional visión paternalista occidental.

Para ello, incluso, sus películas atravesaron barreras que conmocionaron a la sociedad boliviana.

La escena final de Yaguar Mallku (Sangre de Cóndor) se convirtió en un mito de la cinematografía boliviana: un grupo de campesinos aymaras celebra el asesinato de la delegación de doctores del Ejército de Salvación estadounidense empuñando los fusiles mauser que les dejó la revolución de 1952. Entremedio de las siluetas de las armas, un campesino lleva un pene cortado a uno de los extranjeros.

Desde que los k’aras (desavenidos) instalaron una posta médica en la comunidad, las mujeres, warmis, no han vuelto a parir y los ruegos a la Pachamama no tienen efecto y la lectura de la coca, hoja sagrada, por el Yatiri les entregó una revelación fastuosa: la lucha contra la pobreza que hacen los extranjeros consiste en impedir que los pobres se reproduzcan, esterilizando a las mujeres sin su autorización.

La película, estrenada en 1969, narraba hechos reales.

El cineasta es el invitado ilustre de la Feria del Libro que se inaugura el viernes en Estación Mapocho donde Bolivia será el invitado de honor.

Paso por Chile

El director estudió en Chile a mediados de la década de 1950, cuando su país protagonizaba una de las primeras revoluciones socialistas de América Latina. Tras egresar de la Escuela Fílmica de la Universidad de Chile en 1959, regresó a su país para armar un grupo de trabajo con el también cineasta Oscar Soria que poco después adoptaría el nombre de Ukamau (Así es), tras la producción de la película del mismo nombre que, como será una constante en Sanjinés, narra una historia de abusos de blancos contra indígenas en el altiplano.

Durante sus años en Chile, Sanjinés rodó los cortometrajes Cobre, El Maguito y La guitarrita.

Sanjinés y Soria crearon la Escuela Fílmica Boliviana, el primer intento por enseñar cine en Bolivia y que terminaría abruptamente a mediados de los 60’s, cuando el Gobierno quiso que esta se convirtiera en un órgano oficial, dependiente del Ministerio de Educación.

Tras el éxito de Yawar Mallku, Sanjinés se aventuró con El Coraje del Pueblo, un docuficción de 1971 -en plena dictadura de Hugo Bánzer- en el que se reconstruían las masacres campesinas más sangrientas del país desde 1948, recreadas por los familiares de las víctimas.

Sin embargo, su trabajo más importante es sin duda La Nación Clandestina, un largometraje de ficción que narra la historia de Sebastián Mamani, un campesino que emigra a la ciudad, dejando de lado sus raíces al punto de cambiar su apellido por Maisman, una práctica habitual en Bolivia contra el racismo. Un caso emblemático de este fenómeno es el ex vicepresidente Víctor Hugo Cárdenas (1993-1997), nacido como Víctor Hugo Choquehuanca.

La película, que se desarrolla durante los gobiernos militares bolivianos de fines de los setentas y comienzos de los ochentas, fue reconocida con la Concha de Oro del festival de cine de San Sebastián en 1989.

En el 2008, Sanjinés recibió el Premio Alba de las Letras y de las Artes.

 

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