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Opinión

2 de Marzo de 2012

“Es una intervención efectuada con prepotencia y mal gusto”

Renato Cárdenas, uno de los historiadores más importantes del archipiélago de Chiloé, está emputado como lo está medio Chile por la construcción del mall “Paseo Castro” en el centro de esta ciudad. Conocido como uno de los principales investigadores chilotes, Cárdenas habla de prepotencia en la edificación y la llegada de una supuesta modernidad al […]

Daniel Belmar
Daniel Belmar
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Renato Cárdenas, uno de los historiadores más importantes del archipiélago de Chiloé, está emputado como lo está medio Chile por la construcción del mall “Paseo Castro” en el centro de esta ciudad. Conocido como uno de los principales investigadores chilotes, Cárdenas habla de prepotencia en la edificación y la llegada de una supuesta modernidad al archipiélago que nada tiene que ver con los valores de un pueblo “anfibio”. Según explica, en el caso del mall se replicó un modelo que opera en todo el país y en el que los empresarios, en la práctica, están por sobre la autoridad. “En Castro, estamos como en el viejo oeste y los pistoleros son los empresarios”, explica indignado.

¿Qué le parece la construcción del mall en Castro?
-Es algo grotesco, grosero y de mal gusto. Es una intervención efectuada con prepotencia y mal gusto. El mall es como si una gran nave espacial se hubiera posado en la parte más significativa del volumen arquitectónico de Castro.

¿Qué elemento arquitectónico del mall cree que es el más deplorable?
-La torre es lo más chocante de todo. La mirada de la empresa que construye el Mall es que ellos están por sobre todo. Los iconos de este siglo tienen una mirada desde arriba hacia abajo. Es como si estuviéramos en el periodo románico donde todo es imponente y pesado. La idea es decir “aquí estoy yo. Yo soy la autoridad y ustedes inclínense ante mí”. Es como un templo románico de Europa, construido para atemorizar. Lo cual es muy distinto al estilo Gótico, que te lleva a que mires hacia arriba. En cambio, el románico te aplastaba, porque se trata de un Dios castigador.

Si es tan de mal gusto ¿Por qué se hace?
-Porque es el tipo de intervenciones que hace gente a la que lo único que le interesa es vender. Solo les interesa el desarrollo de sus billeteras y no el desarrollo de la comunidad. Los chilotes ya no gobernamos nuestro archipiélago, sino que otros están gobernando por nosotros de una manera incluso más agresiva que los gobernadores coloniales.

¿Y quienes serían esos otros que están gobernando?
-Los empresarios. Porque en Chile, las empresas hacen lo que quieren. En el caso del mall, el municipio ha determinado ciertas normas que ellos no han respetado. Ni siquiera el municipio tiene autoridad frente a las empresas. Ellos son los verdaderos dueños de este siglo. Los empresarios entran a nuestras, a nuestras ciudades, a nuestro país y hacen lo que se les da la gana.

Pero la comunidad de Castro ¿Apoya el mall?
-No, en general la gente está muy molesta. Pero los privados no le preguntan al vecino qué es lo que se puede hacer. La empresa compró un espacio, lo está construyendo y nosotros como vecinos no tenemos nada que decir. El único que regula los espacios privados, es el municipio. El problema es que la empresa no le hace caso ni al municipio.

¿Pero cómo una empresa se puede imponer por sobre un municipio?
-Por un tema de dinero. El concejo municipal hizo un cuestionamiento sobre lo que estaban haciendo, por la cantidad de pisos que tiene el mall. Entonces, la empresa fue multada por el municipio. Pero esas multas son muy pequeñas para el dinero que tiene la empresa. En Castro, estamos como en el viejo Oeste y los pistoleros son los empresarios.

Y el Alcalde Nelson Águila ¿No ha hecho nada para detener el proyecto?
-El alcalde es muy querido y ha sido varias veces reelegido. Yo tengo una buena impresión de él por todo lo que ha hecho por la cultura, pero no entiendo cómo tiene contradicciones como esta. Es una actitud contradictoria que me molesta y no logro comprender…

Pero entonces ¿Por qué lo hace?
-No sé, porque es algo que no va a traerle votos ni prestigio. Tal vez, en el concejo municipal pueden haber considerado los ingresos económicos que va a traer el mall por la vía del pago de patentes e impuestos. Ese fue el mismo argumento que se utilizó para la construcción del casino. Pero ese tipo de decisiones, a la larga se pagan muy caras.

El progreso

¿Qué le diría a los que defienden la construcción del mall argumentando que va a traer progreso para Castro?
-Que no entienden lo que es el desarrollo. El modelo que se intenta implementar, es un modelo que no viene de Europa, sino que de los gringos. Ellos no fundan su desarrollo en valores sino que en el dinero. El comercio es una actividad muy bonita si tú la llevas bien, pero cuando esa actividad se convierte solamente en acumular dinero, llegamos a este tipo de aberraciones. Es una construcción que niega la naturaleza y la historia de los asentamientos humanos.

¿Desde cuándo que se está instalando está visión del progreso en Chiloé?
-Desde hace tiempo. Pero si hay que situarlo en una fecha precisa, yo diría que desde los ochenta. En esa década, un alcalde estimó que los palafitos eran “de gente pobre” e intentó erradicarlos. Logró destruir varios, pero gracias a un movimiento social conseguimos salvar una parte de los palafitos. Es un tipo de construcción que constituye un estilo de vida. El Chilote tiene un modo anfibio de vivir, mitad en el mar y mitad en la tierra. De ahí vienen Trentren Vilu y Caicai Vilu. Los palafitos son la postal de Castro, pero hoy parecen cajas de fósforos en comparación con este enorme monumento que está construyendo el comercio.

¿Qué otro ejemplo de este tipo de “modernidad” ha visto en Chiloé?
-Hubo un Alcalde que destruyó una plaza con árboles centenarios y los reemplazó por una plaza moderna con cemento y grandes postes de luz. Esa una forma burda de tratar de imponer una supuesta modernidad. De imponer una determinada forma de desarrollo que llega a su máxima expresión con este mall.

¿Cómo afecta este mall al patrimonio histórico de Chiloé?
-Chiloé siempre se ha distinguido, desde la colonia, como un lugar distinto al resto de Chile. Con una identidad propia. Con la construcción del mall se rompe esta tradición y la isla se empieza a uniformar con el concepto de modernidad que tiene el resto del país. Pero los involucrados en el mall no tienen esa lectura.

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