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Nacional

10 de Septiembre de 2013

¿Qué pasó con la venda sexy?

El mítico centro de reclusión de la Dina era una casa de dos pisos, con terraza y subterráneo, ubicada en el sector de Quilín. Allí los agentes de la Dirección de Inteligencia Nacional torturaban junto a perros adiestrados para violar mujeres. Hoy la vivienda pertenece a un empresario, quien la adquirió manejando escasa información al respecto. El hombre, que vive con su familia y prefiere mantener en reserva su identidad, revela la existencia de un antiguo pozo que acumulaba los desperdicios sanitarios del hogar y que nadie ha investigado hasta ahora.

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Redacción: Claudio Pizarro. FOTOS: Cristóbal olivares

“Hace ocho años buscamos casa con mi familia durante un lapso de cinco meses. No queríamos salir de Macul y vivíamos relativamente cerca de esta propiedad. Las casas que encontrábamos no nos acomodaban. Somos una familia numerosa y necesitábamos al menos 5 dormitorios. Estuvimos a punto de finiquitar alguna compra, pero por alguna razón siempre se caía. Hasta que una vez pasamos por acá afuera y veo un letrerito pequeño que decía “Se Arrienda”. La gente decía que era una casa rara, que había sido de seguridad, pero nosotros no sabíamos mucho de la historia. Me acuerdo que llamamos, me atendió una señora, y le dije que si se vendía la casa me interesaba verla. Me dijo que iba a hacer las consultas y me llama tres horas después para avisarme que sí se podía vender. Con lo que sé hoy día, a lo mejor hubiera podido ejercer una presión para tener un mejor negocio, pero en ese tiempo no se me pasó por la cabeza. Vinimos a ver la casa. Mi señora entró y dijo de inmediato que le gustaba. Mis hijos igual. Yo le dije a la corredora de propiedades que sabía que la casa tenía una historia fea y me dijo que sí, pero que la personalidad de nuestra familia era ideal para estar acá. Yo encontré la casa espectacular. Era atractiva estructuralmente. Tenía un piso de parquet que estaba feo, que saqué, pero arriba todavía lo mantengo. Creo que sabiendo la historia a fondo, como la entiendo hoy día, gustándonos todo lo que nos gustó, a lo mejor no habría concretado el negocio.

Después, con los años, me informé por páginas extranjeras lo que había pasado. Me dio lata enterarme. Es súper complicado vivir acá, hay que ser fuerte de espíritu. Mis hijos han tenido problemas. Mi hijo menor y el que está en el medio, ven cosas, personas. A veces ven a un niño. Nosotros perseguimos la historia y supimos que había muerto uno cuando esta casa estaba en manos de un doctor. Parece que se pegó un balazo jugando con un amigo. Anoche, por ejemplo, no sé si será por la fecha, estaba sentado en el comedor el pololo de mi hija, medio asustado, y de repente nos dice que había una persona desesperada al lado diciendo “que hago aquí”. Mi hijo mayor hace un tiempo me dijo que no lo dejaban dormir, que le movían la cama, los muebles. A mi hija le ha dado que deberíamos vender, irnos de aquí, no le gusta. Casi a toda la familia le han pasado cosas pero a mí y a mi señora, nada. Las cosas pasan en cualquier lugar. Incluso hay un famoso sótano. La idea mía era repararlo y hacer una sala de juegos pero, la verdad, no he hecho absolutamente nada, lo tengo botado, está igual. Todo después de que supe que allí tenían un perro que intimidaba a las personas, violaba a las mujeres, era una situación terrible. Eso me hizo bajarle el perfil. De hecho pensábamos hacer una piscina afuerita, pero no sé si lo haga.

Yo cometí un error tremendo, justamente porque no sabía. En el subterráneo había harta documentación. Los maestros me dijeron que habían unas historias, nombres. Les dije que sacaran todo. Quedaron sólo las cosas físicas, como una estufa antigua. Con lo que sé hoy día, olvídese, los hubiese guardado para después colocarlos en algún lugar. No sé cómo el gobierno no mandó una delegación para ver si encontraban algo sospechoso. Me parece que si habían documentos cuando yo llegué, apenas dos gobiernos atrás, es una falta de respeto porque predican y no hacen nada. Hoy día le sacan provecho al tema para provocar lástima, pero no están haciendo algo para que nunca más pase. No digo que el Estado tuviese la obligación de comprar esta casa, pero por lo menos que mande a inspeccionar.

Pero hay otro detalle que también pasaron por alto. Resulta que cuando llevaba tres años acá se me tapó el alcantarillado. Llamé a Aguas Andinas y me encontré con la sorpresa que no tenía alcantarillado. Había un pozo grandote donde está el estacionamiento. Todavía hay unas capas de cemento enorme. Al final tuve que conectarme al alcantarillado y poner la plata yo. Entonces cuando veo la televisión, personas que no aparecen, uno se pone en el lugar de ellos y se pregunta por qué no revisaron todo. La cámara es subterránea, no tiene escotilla, habría que demoler el estacionamiento ¿Por qué una casa con el nivel de esta propiedad, que es un nivel bueno, con murallas de 30 centímetros de ancho, sólida, no tenía alcantarillado? Las dudas están. Pero nadie mató esas dudas. Ni el Estado, ni la justicia. Me da lata. Lo pudo hacer Aylwin, Frei, Lagos o la señora Bachelet. Ninguno lo hizo. No le preocuparon estos lugares. Todo quedó a la imaginación y la imaginación es muy dañina ¿Qué culpa tengo yo? Si usted estuviera en mi lugar tendría las mismas dudas. ¿Y cómo se mitigan esas dudas? Investigando.

Yo creo que el destino me llevó a esta casa. Haciendo memoria, hace 15 o 18 años, mirando hacia acá desde afuera, dije algún día voy a vivir ahí. Se lo dije al aire. Ahora si usted me saca la historia, si me hubiese metido a internet antes, por ningún motivo estoy aquí. Pero las circunstancias a veces me han hecho preguntarme si tengo una misión acá. No sé. Probablemente esta es una semilla y el día de mañana se encuentra una explicación de algo que no entendemos hoy día. No me niego a ninguna posibilidad. Si el Estado me dice mañana que necesita esta propiedad y me va a poner en un hotel un mes porque van a examinar la casa completa, no tengo problemas. Para mí es importante que se encuentre algo que sirva. Si usted me pregunta derechamente qué porcentaje creo yo de que pueda haber algo, estoy en la mitad”.

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