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Opinión

8 de Noviembre de 2013

Malaimagen y su libro sobre Tolerancia Cero: “Piñera es lo mejor que le podría haber pasado a un dibujante de humor político”

Guillermo Galindo, Malaimagen, es un dibujante que lleva cinco libros publicados y hace dos años trabaja en este pasquín. Ayer, en la Feria Internacional del Libro de Santiago, lanzó su última producción, Sin Tolerancia, un libro que reúne viñetas del programa de conversación política de Chilevisión. “Todos los domingos me quedaba dibujando hasta las 4 de la mañana”, recuerda.

Claudio Pizarro
Claudio Pizarro
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¿Si tuvieras el poder de un superhéroe a quien eliminarías?
A Golborne, detesto a ese hueón. No lo soporto.

¿Por qué a Carlos Larraín lo haces con colmillos?
Es divertido, tiene una huevá como de drácula, de Mumm-Ra. Es un personaje chistoso y tiene harto potencial de caricatura. Es como si hubiera salido de un sarcófago y se metió en política. Una huevá anacrónica. Ha funcionado como personaje.

¿Quienes más funcionan?
Piñera es lo mejor que le podría haber pasado a un dibujante de humor gráfico político. No puede ser más divertido, condoriento y chistoso de apariencia. La Ena Von Baer también es divertida de dibujar. Igual Hinzpeter. La gente de derecha tiene personajes muy potentes. Partieron como el imperio del mal. Tenían a Chadwick, Melero, puros huevones de derecha dura, cuáticos, pinochetistas acérrimos. Tipos que no quieres encontrarte en ningún lado. Huevones brígidos.

¿Por qué dibujas?
Se me hace mas fácil para transmitir las cosas que quiero decir. Al principio fue como una entretención, un desahogo. Estar aburrido en la pega, ponerte a dibujar y después publicar. En el fondo partí para entretenerme y luego comenzó a gustarle a la gente…siempre he sido fanático de los dibujos, es como una expresión plástica que me agrada mucho. Hay una cosa la raja en poder tener algo en la cabeza, que pase a través del brazo y termine en el papel. Eso es entretenido para mí.

Todos dibujábamos cuando chicos, ¿por qué la gente deja de dibujar?
Yo dejé de dibujar hace mucho tiempo, me pasó eso mismo, pero se me ocurrió retomarlo y funcionó.

¿Qué dibujabas?
Tengo cuadernos llenos de historietas. Eran historias largas, entretenidas, pero tenían más inocencia. Inventaba superhéroes, hacía parodias. Si estaban las tortugas ninjas, hacía los loros ninjas. Todos pueden dibujar pero tení que dedicarte, ser disciplinado…

¿Por qué te defines, entonces, como mal humorista y mal dibujante?
Eso partió para sacarle provecho al nombre, era una cosa media marquetera. Cuando partí dibujando sentía que no tenía ni el talento ni la técnica de dibujantes como Montt, Liniers y Quino. Después dije filo que sean feos, los voy a hacer igual, por eso voy a ser malaimagen.

De hecho tus monos son narigones y ojudos…
Son ojudos porque me gusta darle más énfasis a las expresiones. La otra vez me estaba acordando que siempre he partido dibujando los ojos. Hacer como dos pelotas es más fácil. Y bueno, son narigones, quizá me estoy proyectando yo mismo.

Tolerancia Cero
¿Crees que la viñeta se transforma a veces en una columna de opinión?
Sí, un poco, es una síntesis de opinión. Hay gente que me enrostra y dice esto es lo que piensa malaimagen. Pero un chiste o un dibujo no pretende ser una declaración de principios. Igual, para los que nos gusta más dibujar que escribir, obvio que refleja una opinión.

¿Cuando nace tu fijación con Tolerancia Cero?
El 2011. Fue una casualidad, estaba viendo tele y de repente los dibujé. Al principio los iba a publicar así pero se me ocurrió hacerlo historieta. Después le fue bien, lo hice por segunda vez y se convirtió en boom. Fue una obsesión bien disciplinada. Todos los domingos me quedaba dibujando hasta las 4 de la mañana. Quería superarme cada semana. Eso es lo que traté de hacer durante al menos dos años.

¿Se acabó, entonces?
Se acabó, no sé si más adelante lo voy a hacer. Quizá haga otra temporada más adelante. Hay que esperar un par de años y ver qué pasa. Tengo que darme un descanso.

¿Recuerdas algún capítulo emblemático?
Uno que estuvo Carlos Larraín y otro con Hermógenes Pérez de Arce. Siempre que tenían a huevones bien ultra, bien cagados de la cabeza, fanáticos religiosos o pinochetistas, funcionaba. También cuando la Vallejo le dijo designada a la Ena Von Baer fue emblemático. Cuando Longueira tuvo el round con Fernando Paulsen fue la raja. O cuando Jadue se agarró de las mechas con Fernando Villegas. Eran capítulos tan buenos que prácticamente no había que dibujarlos. La huevá ya era un chiste.

¿Les sacabas el rollo?
Esa era mi pega como dibujante, sacarle el rollo a una situación o un personaje y convertirlo en algo divertido. A veces costaba porque al final es un programa de política y muchas veces es fome.

Matías del Río dijo que eras casi como el quinto panelista...
Sí, dijo eso, después me enteré que ellos todas las semanas veían la historieta. Debió haber sido interesante para ellos verse como los reflejaba un dibujante después. Porque es distinto ver un video que una parodia dibujada.

La política en el fondo es un chiste
La política es un chiste, pero un chiste fome. La pega de los humoristas es hacerla divertida.

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