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Nacional

12 de Junio de 2014

Testimonio de un aborto: “Si una mujer no está de acuerdo, que no aborte, pero que deje a las demás hacerlo”

“Tengo 21 años, estudio filosofía en la Universidad Católica de Valparaíso, y aborté. Decidí hacer esto porque soy estudiante, de otra región, y era un peso gigantesco tener que hacerme cargo económicamente y emocionalmente de otra persona que dependería cien por ciento de mí. Me vi en una situación en que sabía que quizás podría […]

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aborto legal

“Tengo 21 años, estudio filosofía en la Universidad Católica de Valparaíso, y aborté. Decidí hacer esto porque soy estudiante, de otra región, y era un peso gigantesco tener que hacerme cargo económicamente y emocionalmente de otra persona que dependería cien por ciento de mí. Me vi en una situación en que sabía que quizás podría lograrlo, pero habría sido con un déficit que no iba a pagar yo, sino la otra persona.

También influyeron los prejuicios morales de ser mamá soltera a los 21 años, tener que ir a la universidad, y todas las objeciones que hace la sociedad cuando no estás institucionalizada en un matrimonio. Sentí que se me iban a limitar todas las decisiones que pudiera tomar más adelante bajo mi criterio, porque todo sería bajo el criterio y beneficio de la otra vida.

Con 21 años una ya es grande para el sistema, pero emocionalmente, aun me encuentro precaria para darle apoyo a un ser que tiene total dependencia de mí.

Vengo de una familia súper católica y que cree en el matrimonio. Tener un hijo me iba a provocar un choque, ya sea contándoles que estaba embarazada y que lo iba a tener, o contándoles que iba a abortar. Cualquier situación hubiese conllevado muchas cosas negativas, por eso nunca se los dije.

Cuando me hice el test, lo primero que supe fue que no lo iba a tener, pero después los cambios hormonales, las energías nuevas que trae consigo tener una vida dentro, me fueron generando problemas emocionales, y ahí entré en una cierta duda, pero siempre estuve clara de que no lo iba a tener, que no me iba a hacer cargo de él.

Mi pareja, en la desesperación, me dijo en un principio que lo tuviéramos, que se iba a poner a trabajar. Él fue una persona súper estable, de hecho lo ha sido dentro de mi vida todo este tiempo. Ha estado presente y fue un gran apoyo.

Conversamos y decidimos abortar, fue un mutuo acuerdo. Por todos los prejuicios morales que significa tener un aborto, yo quería desligarme de esa culpa, y prefería que él tomara la decisión, pero al final me hice cargo, y la tomamos en conjunto.

Contacté a una niña de Santiago que vende Misotrol. Una dosis se ingiere y la otra se introduce dentro del útero. Después, hay que estar en una posición degradante como por cuatro horas y con los pies para arriba sin moverte, y al cabo de cuatro horas más se provoca un sangrado. El dolor es horrible.

Uno sangra como tres meses. Todos los días, durante tres meses, recuerdas que hiciste algo, y toda esa carga me provocó desórdenes emocionales. Hasta el momento llevo dos meses sangrando y botando coágulos, porque esto fue reciente, me hice el aborto el 12 de abril, cuando empezó el incendio en los cerros de Valparaíso.

Lo que vino después fue estar en depresión, crisis de pánico y parálisis de sueño. Todo esto generado por la presión que provoca la sociedad a una persona que no quiere hacerse cargo de otro ser. Hasta que me di cuenta que la estaba cagando, los desórdenes emocionales eran por la moral social que me imponía mi familia, que imponía la universidad católica en la que estoy. Lo que yo pensaba no era lo que me tenía así, porque siempre he estado a favor del aborto en general, no solamente del terapéutico. Que el aborto sea juzgado bajo una ley, le coarta la libertad a la mujer.

Estaba sufriendo por todo lo que siempre había odiado, todo lo que te inculca la iglesia, los papás, y el colegio. Ahí tuve un cambio drástico, en una semana tenía que regresar a la universidad, a mi vida, y empecé a ir al sicólogo, a alimentarme de buena forma, a tener una mejor relación con mi pololo y con las otras personas. Comencé a recuperar la vida que había perdido.

Todo se trata de un tema de libertad. Yo creo que cada uno ve qué hace con su cuerpo. Somos mujeres libres e independientes y sabemos tomar decisiones. Si una mujer no está de acuerdo, que no aborte, pero que dejen a las demás hacerlo, es una decisión personal”.

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