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Poder

15 de Junio de 2014

Peña acusa a los estudiantes del Instituto Nacional de ser indisciplinados y no respetar la autoridad de sus profesores

En su tradicional columna de El Mercurio se refirió, a través del desalojo que sufrieron esta semana los educandos del emblemático liceo, al comportamiento en distintas áreas. Con un tono al borde del “papá”, indicó: “Esas tres condiciones de posibilidad de la educación -reconocer la asimetría entre la trayectoria vital de estudiantes y profesores; aceptar la necesidad de un maestro, y recordar que la educación requiere la disciplina voluntaria de los estudiantes- son las que están fallando en Chile y cuya muestra más elocuente es la situación por la que atraviesa hoy día el Instituto Nacional”.

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carlos peña A1

El columnista de El Mercurio, Carlos Peña, esta vez fue directamente al cuello de los estudiantes del Instituto Nacional que fueron desalojados esta semana por Carabineros, previa autorización de la alcaldesa de Santiago Carolina Toa.

Pues bien, Peña, casi entrando en un tono paternal, asegura que los jóvenes que reciben educación en ese liceo tienen al menos tres problemas: el primero es la falta de respeto a sus maestros, así en sentido abstracto; falta de ánimo para estudiar, ese ánimo de ponerse en la postura, hola, soy estudiante y vengo a aprender; por último una falta de disciplina. Y esta, a su juicio

“La disciplina en la tarea educativa no es algo que le viene de fuera, sino de dentro, algo que debe surgir espontáneamente de sus partícipes. Como la terapia psicológica o psicoanalítica, la relación educativa es, por esencia, voluntaria. No es posible enseñar si quienes son los destinatarios de la educación no se disponen voluntariamente a aprender. Para aprender y para educarse es indispensable cierta disposición autónoma a la disciplina. Sin esa disciplina autónoma, la educación no es simplemente posible”, escribió Peña.

Para Peña, en todo caso, explica que no sólo el Nacional tiene estos problemas. A su juicio se trata de un asunto global en la educación chilena. Si bien reconoce, a través de la frase de Kant sobre la modernidad, piensa por ti mismo, al mismo tiempo deja claro que hay un sólo orden para que las cosas funcionen. Hay quienes están aprendiendo y otros que deben aprender. En suma, el modelo clásico.

De allí que se crítica va más allá. Imputa el intento constante, a su juicio un tanto fuera de lugar, de los estudiantes en cuanto a querer influir en las mallas curriculares y en cuanto contenido exista con tal de cambiarlo, pasando por alto la figura del “maestro”, en el sentido griego.

“Y esa confianza obediente no es servilismo intelectual, sino al contrario: sin ella nunca se adquiere la verdadera independencia de pensar por sí mismo. Para pensar de manera independiente -lo dice Kant, quien acuñó el lema de la modernidad: atrévete a pensar por ti mismo- es indispensable tener la experiencia de contar con un maestro. Y esto es desgraciadamente lo que hoy día falta. Cuando los estudiantes quieren incidir en todos los aspectos de su propia formación -desde el contenido de lo que habrían de aprender hasta la secuencia en que lo recibirán o la forma de evaluarlo- están desconociendo esa condición que subyace a la experiencia educativa”, insistió.

Y para rematar, Peña resumió: “Esas tres condiciones de posibilidad de la educación -reconocer la asimetría entre la trayectoria vital de estudiantes y profesores; aceptar la necesidad de un maestro, y recordar que la educación requiere la disciplina voluntaria de los estudiantes- son las que están fallando en Chile y cuya muestra más elocuente es la situación por la que atraviesa hoy día el Instituto Nacional”.

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