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Cultura

9 de Septiembre de 2014

Michael Silva, protagonista de Sudamerican Rockers: “Nunca vamos a contar la historia real de Los Prisioneros, porque no se puede”

No muy preocupado tras las declaraciones de Claudio Narea sobre la serie, Michael Silva, actor que encarna a Jorge González en Sudamerican Rockers, dice de partida que nunca van a poder contar la verdadera historia del trío de San Miguel. Estudiante de la escuela de teatro del Arcis y ferviente creyente cristiano, Michael no carretea y se concentra plenamente en el papel que le tocó encarnar en una de las series mejor recibidas del año. En entrevista con The Clinic Online, habla sobre Dios, sobre su paso por la ‘u’ y su proceso para encarnar al líder de la banda de rock más importante de la historia musical chilena.

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Estudió en la escuela de teatro del Arcis, pero no se involucró nunca en lo político. Iba de la casa a la ‘u’ y de la ‘u’ a la casa. Ni carretiaba, cosa que confiesa no hacer hasta el día de hoy, simplemente porque no le gusta.

Michael Silva, de 27 años, llegó a la tele de la nada. Nunca deseó estar en la pantalla chica y siempre se vio actuando en las tablas, inspirado en uno de sus referentes, su profesor Alejandro Castillo, del que fue ayudante en la Chile y en la Academia de Humanismo Cristiano. Por eso, cuando le dijeron que quedaba en el papel de Jorge González, nunca imaginó lo que se venía. Como único debutante frente a las cámaras dentro de los protagónicos, sufrió los primeros meses porque decía no entender nada de cómo se actuaba para la tele. Pero al tiempo se acostumbró y a pesar de no ser fanático de Los Prisioneros fue acercándose a la figura de los tres sanmiguelinos hasta admirarlos profundamente.

A Silva no le preocupan las críticas que la serie ha recibido, como la de Claudio Narea, quien la calificó como una mentira. El actor dice que una biografía de Los Prisioneros, que detalle los hechos reales de su vida, es una tarea imposible. “Uno ficciona en base a testimonios, que a su vez, son una porción parcial de lo que pasó anteriormente”. Por eso, asegura con seguridad que le tiene sin cuidado las consideraciones sobre lo real o lo irreal que pueden llegar a ser los 12 capítulos que la componen. “De hecho, qué bueno que podamos ficcionar, es algo que no te ata a nada al momento de crear historias. Uno especula en lo que pudo haber sido la vida de estas tres personas. Y quizá acertamos en algo?”.

¿Cómo te sientes con el salto que diste al llegar a la tele desde el teatro?
Fue repentino porque nunca había hecho televisión y tampoco había trabajado frente a la cámara. Y no me lo esperaba porque cuando yo estudiaba en la escuela de teatro pensé que me iba a dedicar a hacer teatro o a hacer clases y mi enfoque iba a estar hacia las tablas. Pero pasó que por equis circunstancias postulé a este trabajo y quedé po’. En los primeros meses fue un poco caótico para mí porque no entendía cómo se actúa esto. Lo pasé mal de hecho. Estaba como en un espacio que no es seguro, pero eso también es bonito porque al final te das cuenta que estás aprendiendo.

Hay buenas actuaciones en la serie, ¿qué tanto influyó el director Jordi Bachs en eso?
Es súper importante el Jordi porque él está contigo todo el tiempo. Y el director es quien cuenta la historia y nosotros los actores y el arte y la foto y el sonido somos sus colores y sus pinceles. Él como director decide tirar estos colores para acá, otros para allá, ordena y tiene la visión de cómo quiere contar esto. Pero también hay una visión de uno como actor de cómo uno quiere mostrar a Jorge en este caso. Es sólo una visión de Jorge y no es LA versión, si no que es una más.

Como único debutante en frente a cámaras entre los protagónicos, ¿cómo te sentiste? Los actores que interpretan a Claudio y Miguel ya habían actuado en Miguel San Miguel.
Como te contaba al principio me costó harto pero ellos fueron buenos compañeros, tuvieron paciencia, me ayudaban. Porque se debe entender así el trabajo, uno no se ve por uno no más. En ese sentido me sentí apoyado, porque sabían que era mi primera experiencia y tuvieron harta paciencia; en mis furcios –jerga para denominar errores de modulación- en el texto, en que tenía que llegar a la marca y se me olvidaba… Fueron comprensivos en que yo tenía que empezar a entender esto.

La elección de los actores llama la atención. Primero porque son en su gran mayoría nuevos actores para la televisión y son rostros muy característicos que te los imaginas en ese San Miguel de los 80’.
O sea tenemos caras de provincianos… sí po, si eso es. Yo no tengo cara de cuico. Cuando hablai’ de San Miguel nuestra conciencia apela a unos cabros morenos, narigones, como yo. Yo me siento más cercano a ese sector y eso debe de alguna u otra forma reflejarse. Yo no tengo los ojos claros, ni verdes, ni azules. Mi tez no es blanca, ni mi pelo rubio. Eso no sería creíble, obviamente. Si yo fuera director de casting de la serie también optaría por gente no conocida. Creo que le da más frescura a la serie y también creo que como pasa en todo trabajo, se tiene que ir renovando la gama de actores.

¿Cómo fue tu proceso para ir creando el personaje de Jorge?
Cuando tuve que postular yo no sabía que era pal’ Jorge González. Vi un casting en Matus Actores, donde decía que era un casting para una serie sobre una banda de rock. Después me mandaron una escena donde decía Jorge, Miguel y Claudio y ahí caché que eran Los Prisioneros. Y ahí pensé que tenía que acercarme de alguna forma y vi muchos videos de Youtube, escuché sus canciones, traté de acercarme al tono de voz, aunque no imitarlo, porque no ha sido nuestra idea en la serie imitarlos, pero sí acercarse en su esencia. Tenía que estar consciente de que nunca me iba a parecer a él, de que por más que quisiera imitarlo iba a caer en lo burdo, en el estereotipo. Pero nada, yo no entiendo muy bien ni como yo lo hago. Si me preguntai’ cuáles son mis procesos ni yo lo entiendo bien. Pareciera que soy más intuitivo, no tengo un método.

¿Qué se siente interpretar a Jorge González?
Es agradable porque yo lo encuentro una persona súper versátil y atractiva. Yo lo veo en sus entrevistas y su comportamiento es diverso, no es una persona plana. Tiene un humor distinto, cuando quiere decir algo lo dice, es un tipo sensible, que se conmueve, que cuando canta expresa su opinión de una forma distinta a cuando habla.

¿Cómo te sentiste cuando Claudio Narea dijo que la serie era una mentira?
No me afectó mucho. Yo siempre entendí que esto era una ficción en un gran porcentaje. Mira, piénsalo así: si hubiésemos recopilado toda la información que ellos nos hubiesen dado, aún así, no hubiésemos podido dar con exactitud cómo fueron las cosas. Porque al final uno ficciona en base a testimonios, que a su vez, son una porción parcial de lo que pasó anteriormente. Por tanto, es imposible contar al pie cómo sucedió realmente. Lo que el canal hace es una forma de contar la vida de Los Prisioneros, si otro la hace en otro momento, será otra versión. Nunca vamos a contar la historia real, porque no se puede.

Ya, pero las biografías existen y si ocupan los nombres de las personas debería haber bases reales para contar las cosas. ¿No crees que hay un conflicto en ficcionar tanto?
A mí me parece que no. De hecho qué bueno que podamos ficcionar. Creo que esa posibilidad es mucho más amplia para poder generar historias, y que no te ata a nada. Uno especula en lo que pudo haber sido la vida de estas tres personas. Y quizá especulando acertamos en algo y uno no sabe. Si vamos a lo real-real-real, uno se termina preguntando qué es lo real al final.

Oye, has dicho que Dios ha sido una inspiración para ti.
Sí, yo creo en Dios, creo en Jesús. No me considero religioso porque a veces es una palabra que se entiende mal, pero soy creyente. Y claro, eso me ha significado algunas dificultades a veces. Creer en Dios no implica que tú tengas tu vida más tranquila. De hecho creo que las personas que creen en Dios y llevan una vida en base a su relación con él, les resulta mucho más difícil, porque si tú querí’ creer, tení’ que estar dispuesto a perdonar, a vivir una vida íntegra. Es un Dios atípico para los valores que se manejan en este sistema; si yo quiero algo te voy a joder, si necesito mentir, voy a mentir, si necesito robar, lo voy a hacer. Dios no funciona así, entonces es claramente más difícil vivir una vida de esa forma. Yo creo que por eso la gente no cree en Dios, porque Dios te exige cosas, ¿cachai? Si yo rijo mi vida por nada, hago lo que quiero.

¿Eres evangélico?
No. Igual ese término está tan mal usado. Pero si me preguntas si alguna vez me congregué, sí, lo hice en una iglesia cristiana. Pero más que religiones, yo creo en un Dios que es real, creo en una persona, no una energía ni una fuerza, creo en un Dios que tiene un lenguaje, un carácter, creo en un Dios como una persona, que es un creador, que no es creado, en el Dios cristiano más puro, el del verdadero cristianismo de los primeros años, antes de que se pervierta con el imperio romano de Constantino, cuando él se dio cuenta que estaban creciendo y se mezclan y crece el catolicismo.

Oye, estudiaste en el Arcis, ¿cómo fue tu pasada por ahí? ¿Te gustaba la política?
Después de que yo salí de cuarto, me di cuenta que mi estadía en la escuela de teatro era llegar a clases, hacer todo lo que tenía que hacer con el estudio, y me iba. Pa mí los cuatro años fueron llegar a la ‘u’ e irme a mi casa. Escuchaba lo que sucedía políticamente, las opiniones de los chiquillos, pero nunca me involucré más allá porque tengo mi propia visión de las cosas. Hay ciertas cosas que uno no comparte principalmente por las formas de llevar acabo lo que uno cree. Nunca me involucré mucho. Tampoco carreteaba nada. Hasta el día de hoy no carreteo. Nunca me gustó mucho. Prefiero ir al teatro, ver una película, ir al cine, ¿pero carretear, y tomar? Eso no me gusta.

Nunca fuiste fan de Los Prisioneros… ¿Y ahora?
No, nunca me compré sus discos ni nada. Pero ahora me gustan mucho. Ahora más allá de que me tenga que aprender temas para la serie los escucho. Me gustan mucho las letras. Para el tiempo que fueron escritas, a pesar del contexto en el que estaban, son geniales. Yo los encuentro súper valientes. Eran súper chicos e imagínate las cosas que cantaban. Son realmente admirables. Ahora los cabros chicos tienen todo, tienen una guitarra y la dejan botá’, y a ellos, imagínate lo que les costó conseguir instrumentos en ese tiempo. Y que hayan hecho lo que hicieron, es admirable mire por donde se le mire.

La serie ha tenido buenas críticas, entre otras cosas, por las actuaciones de ustedes. ¿Te esperabas este éxito?
Estando grabando y en este mismo momento en esta entrevista yo me pregunto qué estoy haciendo acá. Cómo llegué a esto. En realidad hay muchas cosas que yo no me esperaba. Yo nunca pensé que iba a estar en televisión, ni fue un deseo que tuviera desde siempre. Tú me hablai’ del éxito pero las cosas son pasajeras. Yo entiendo que esto pasa y no me enrollo más. Es una pega más, con la diferencia que es masiva y para mí ser exitoso, de verdad, no tiene que ver con que a uno como actor le vaya bien y lo reconozcan. Yo no lo relaciono al trabajo, ni a tener una casa enorme. Estoy muy contento que la gente lo vea, pero para mí el éxito no tiene que ver con esto. Para mí es otra cosa.

En Chilevisión están analizando la posibilidad de realizar si hacen la segunda temporada de la serie, como contaron exclusivamente a este pasquín ¿te llama esa posibilidad?
Es un trabajo en el que aprendí harto y dan ganas de seguir proyectándote. Siempre están las ganas que esto siga, yo espero que continúe, ojalá.

Y fuera de la serie, ¿te ves en tele en el futuro?
Me gustaría seguir haciendo ficción. Pero en proyectos tan entretenidos y llenos de contenido como este. Es lo que pienso ahora. Quizás más adelante no sé lo que vaya a pasar. Igual quiero seguir haciendo teatro, la docencia también me interesa. Pero todo a su tiempo.

Lea también: Chilevisión baraja realizar segunda temporada de Sudamerican Rockers

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