Columna: Claves para una reforma

“No he visto en ningún momento un acuerdo fraguándose entre la UDI y el gobierno. La reforma al sistema de financiamiento y al control de gastos de las campañas políticas se está gestando. Ese fue el compromiso que hizo el ministro Peñailillo en las discusiones que se llevaron a cabo en el Congreso por la reforma del binominal.

En esas circunstancia, me imagino que la reunión del presidente de la UDI, Ernesto Silva, con el ministro del Interior fue para plantearle su disposición de participar en la discusión de la reforma. No me imagino que la UDI pueda haber explicitado ninguna solicitud al ejecutivo respecto de eventuales borrones y cuentas nuevas en materia de los delitos involucrados en el caso Penta. Participar de un acuerdo que implique pasar por alto eventuales faltas a la ley nunca ha estado ni en la peor de nuestras pesadillas. Con la UDI no se puede llegar a ningún acuerdo que contemple la cobertura o anulación de faltas a la ley que hayan sido cometidas.
Muchos comparan la situación actual con la época del caso MOP-GATE. La verdad es que se olvidan de que en esa época nadie tenía mayoría para nada. Hoy la realidad es otra. Hoy día la UDI no tiene minoría de bloqueo. No puede vetar ninguna modificación a la ley, por lo tanto si se construye una mayoría para reducir la magnitud de los aportes, aumentar las atribuciones del Servel para controlar el cumplimiento de la ley y terminar con el aporte de personas jurídicas, el proyecto se aprobará. Le guste o no le guste a la UDI. Con o sin su concurso.

Una reforma al sistema de financiamiento de campañas, desde mi punto de vista, contempla algunos ejes claves.

En primer lugar, el Servel debe tener la capacidad de controlar y verificar que lo declarado por los candidatos se ajuste a la ley. Hoy, la legislación establece una cifra máxima de gasto por distrito, pero nadie tiene la facultad de comprobar si la declaración se apega o no a la verdad.
En segundo lugar, tiene que existir un sistema de sanciones verdaderamente desalentadoras para aquel que infringe la ley. La única sanción que puede dar la talla es la pérdida del escaño. Esto aplica para quienes mienten en sus declaraciones, exceden el límite de gasto o transgreden la ley de financiamiento.

Lo tercero es que hay que limitar de manera radical el límite máximo de las donaciones a los candidatos y a los partidos. Hoy el límite de la donación es muy alto. Soy partidario de una donación máxima de $500.000 por donante. De la mano con lo anterior, es importante precisar que las personas jurídicas no deberían poder aportar. Es decir, que solo sean las personas naturales las facultadas para donar a campañas. Bajo ese contexto, la transparencia me da lo mismo. La transparencia se hace obligatoria cuando los aportes son muy grandes y, por lo tanto, se puede presuponer una influencia del aportante sobre el candidato. Cuando hay muchos aportantes de donaciones pequeñas el tema no es la influencia.

He visto que la UDI ya empieza a coincidir con algunos de los planteamientos que nosotros hemos hecho. Por ejemplo, aumentar las atribuciones del Servel para que controle efectivamente el cumplimiento de la ley. Sin embargo, también he reparado en diferencias irreductibles. La UDI piensa que las personas jurídicas deben continuar teniendo derecho a aportar y que no son partidarios de una reducción radical de las donaciones.

Las cosas ya no son como antes. Hoy día, francamente, si hay mayoría para eliminar el aporte de empresas, no necesitamos concurrir en ningún tipo de acuerdo para ello. Acá no hay ningún acuerdo que sea obligatorio”.

*Diputado PPD