Secciones

Más en The Clinic

The Clinic Newsletters
cerrar
Cerrar publicidad
Cerrar publicidad

Mundo

30 de Marzo de 2016

Doblajista de películas porno revela detalles de su pega y su truquito para hacer que el sonido de succión quede la raja

Entre sus anécdotas de trabajo, el hombre en cuestión lanzó que "la única vez que recuerdo haberme percatado de lo absurdo de la situación en el estudio de doblaje fue cuando una compañera se animó tanto que desconcentró por completo al equipo de trabajo. Éramos cuatro personas doblando una orgía. Ella era una señora de unos 50 y tantos años y doblaba a una chica de 20. De repente empezó a jadear y jadear, y llegó un momento en que se volvió como loca y empezó a gritar '¡Así, así! ¡Cabálgame como tú sabes!'. Pensé: '¿Qué estamos haciendo?'. Y, claro, nos miramos entre el resto de los actores. No sabíamos cómo reaccionar...".

Por

sexo YT

“Al hablar sobre el trabajo de doblar películas pornográficas suena como si fuera algo muy curioso, pero cuando uno lo está haciendo es poco consciente de lo ridículo que puede verse o de lo inusual que resulta”.

Así comienza el relato de un doblajista internacional de películas porno, que en su testimonio cuenta detalles sobre cómo lograr el mejor sonido para una escena, y de pasop revela algunas anécdotas que ha presenciado en el ejercicio de su pega.

Según consigna el sitio Soho.com de Colombia, el hombre en cuestión adelantó que en su trabajo “hay que estar tan pendiente de todo lo técnico que ni se entera de que es porno. Daría igual que fuera un documental. Los actores de doblaje estamos esperando que aparezca una imagen de la cara de una mujer, por ejemplo, para poder gritar ‘¡cómo me gusta!’ o algo por el estilo”.

En algunos pasajes de su relato, el doblajista recordó con gracia que “la única vez que recuerdo haberme percatado de lo absurdo de la situación en el estudio de doblaje fue cuando una compañera se animó tanto que desconcentró por completo al equipo de trabajo. Éramos cuatro personas doblando una orgía. Ella era una señora de unos 50 y tantos años y doblaba a una chica de 20. De repente empezó a jadear y jadear, y llegó un momento en que se volvió como loca y empezó a gritar ‘¡Así, así! ¡Cabálgame como tú sabes!’. Pensé: ‘¿Qué estamos haciendo?’. Y, claro, nos miramos entre el resto de los actores. No sabíamos cómo reaccionar, entonces empezamos a carcajearnos descontrolados”.

Sobre sus inicios, el protagonista de este testimonio señaló que “en mi primera experiencia. hace 20 años, debí hacer tres películas porno españolas que se habían rodado en Barcelona. Eran originalmente en castellano, pero el sonido en directo era de tan mala calidad que tocó doblarlas. El protagonista de una de ellas era Max Cortés, un reconocido actor y director porno. También aparecía un chiquillo que apenas estaba comenzando su carrera. Yo le puse “La Voz”. Era Nacho Vidal. Desde entonces he trabajado en más de 100 pelis porno y en muchas más convencionales”.

El hombre detalló que en su trabajo “normalmente, el guion de una película pornográfica le da a uno las líneas que debe decir y, cuando tiene que acompañarlas de un gesto o sonido —un ‘hmmm’, un ‘aaah —, aparece la letra G entre paréntesis. Así que (G) significa gesto: uno escucha cómo gime el actor original y lo imita. Pero, claro, en las películas porno todo son gestos. Hay que jadear todo el tiempo”.

Reflexionando en cuanto a los elementos que componen su pega, el humilde trabajador admitió que “hay algo del doblaje porno que todavía me sorprende mucho: que tengo licencia para improvisar algunas frases, cosa que, por supuesto, no pasa en los filmes comunes y corrientes. Aquí se puede meter un ‘¡Qué tetas!’ o un ‘Me encanta tu coño’. Frases para rellenar un poco. Aunque muchos actores de doblaje abusan de este tipo de expresiones, por eso hay gente que dice que las pelis porno no le gustan. Porque, claro, se dicen cosas como ‘me encanta tu coño cuando lo abres’, pero, en realidad, ¿quién dice eso cuando está follando? Es poco creíble”.

El hombre defendió su trabajo con uñas y dientes, de hecho aseguró que “es verdad que se han mejorado muchas escenas pornográficas al doblarlas, porque algunos actores porno saben qué hacer a la hora del sexo pero no saben interpretar, entonces los actores de doblaje debemos arreglar los diálogos que no habían quedado para nada bien”.

Precisó que “eso sí, todas las películas que he doblado han tenido alguna trama. Pero a lo mejor son dos minutos de doblaje convencional, de diálogos normales, y luego vienen 15 minutos de gestos. Por eso, más de un actor o actriz ha salido desmayado del estudio, ¡hiperventilan por tanto jadeo! Recuerdo una compañera a la que tuvimos que sacar a tomar aire porque se fue redonda al suelo. A mí también me dio algún mareo. Tuve momentos de pensar: ‘¡Que acabe ya esta escena en que debo comerle el coño! ¡Que se venga, por dios, o me caigo al suelo!'”.

Al ser consultado por sus truquitos a la hora de doblar, el hombre no le sacó el poto a la jeringa y contestó que “cada uno tiene sus trucos para que los sonidos de besos y succión queden bien. Tenía una amiga, que por entonces ya era la gran profesional del porno, que traía una colombina Chupa Chups al estudio. Al principio todos nos reímos, pero ella nos decía: ‘Cuando tengan que estar haciendo que le chupan el coño a una mujer durante 20 minutos, me lo agradecerán’. Para mí, la verdad, no era cómodo lo del Chupa Chups, prefería usar la mano izquierda; la pobre mano acababa más chupada”.

Notas relacionadas