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Opinión

6 de Mayo de 2016

Columna: 68 años de martirio palestino

Foto Referencial En columna publicada bajo el título “No neguemos la democracia”, el diputado Gabriel Silber se queja de los grupos que supuestamente se oponen al debate sobre Israel, para no ver cuestionada su postura; afirma además que ningún otro país es blanco de las mismas críticas, que la situación es compleja, menciona los 20.000 […]

Manuel Hasbun
Manuel Hasbun
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Foto Referencial

En columna publicada bajo el título “No neguemos la democracia”, el diputado Gabriel Silber se queja de los grupos que supuestamente se oponen al debate sobre Israel, para no ver cuestionada su postura; afirma además que ningún otro país es blanco de las mismas críticas, que la situación es compleja, menciona los 20.000 cohetes lanzados por Hamas y niega que Israel practique el apartheid.

En primer término, la situación dista de ser compleja; es muy simple: Se trata de la usurpación de la tierra palestina por parte del sionismo, mediante la fuerza y el terror. Al comienzo, desde 1948, por parte de inmigrantes europeos de religión judía y luego, por judíos procedentes de todo el mundo, hasta el día de hoy. Se trata de la ocupación militar de territorios que han pertenecido milenariamente al pueblo palestino, acepción que por cierto incluye a la pequeña minoría de habitantes de religión judía que siempre vivió allí. Se trata de una colonización que se lleva a cabo día tras día. Se trata de más de 50 leyes racistas que discriminan a los palestinos que viven dentro de Israel, pese a algunas migajas de “democracia” que ese país les concede para mantener las apariencias y que Silber destaca en su columna. Se trata del mayor campo de concentración de la historia, Gaza, con casi 2 millones de reclusos. Se trata del muro del apartheid, el cual usurpa más tierra palestina y aísla a poblados árabes en decenas de guettos (¡vaya ironía!), sin conexión entre ellos. ¿Será muy temerario calificar esta situación como apartheid? Se trata, en fin, de la limpieza étnica llevada a cabo por el sionismo en Palestina desde 1948, debido a la cual existen hoy cerca de 7 millones de refugiados, cuyo derecho inalienable a volver a su tierra según la legalidad internacional, Israel se lo niega por la fuerza. Para los que tengan dudas, recomendamos leer a los historiadores judío-israelíes Ilan Pappé y Shlomo Sand.

Tiene razón el diputado cuando afirma que ningún otro país es hoy blanco de las mismas críticas. ¿La razón?: porque hoy en día ningún país lleva a cabo un proceso de colonización ni de ocupación militar indefinida; ningún otro país practica el apartheid ni la limpieza étnica; ningún otro país mantiene campos de concentración; ningún otro país tiene instalados más de 500 puestos de control (check points) para sojuzgar a otro pueblo (en Cisjordania) y para hacerle la vida imposible. Aún más, en ningún país civilizado la autoridad decreta la demolición de la vivienda de un residente, en calidad de castigo colectivo, a su entero arbitrio y sin aviso previo. Superan largamente el número de 10.000 las viviendas palestinas arrasadas por ese expediente.

Hablemos de Hamas: si no existiera ocupación militar, dicha organización tampoco existiría; así de simple. Respecto al carácter terrorista que el ocupante le atribuye, cabe consignar que en la última masacre de Gaza perpetrada por Israel en 2014, el 90% de las bajas israelíes fueron soldados del ejército de ocupación. Blanco legítimo para la resistencia a una ocupación militar, nada muy distinto a lo que hacían los partisanos en la II Guerra Mundial, aclamados como héroes. Si realmente lanzó 20.000 cohetes desde 2001, es curioso que la cantidad de víctimas en Israel haya sido mínima y que las únicas imágenes de muerte y destrucción masivas que invariablemente hemos podido presenciar hayan sido las de Gaza. Nuevamente: si no existiera ocupación, no habría cohetes.

¿Por qué el BDS? (boicot, desinversión y sanciones contra Israel): porque en sus 68 años de existencia, el Estado de Israel se ha negado con contumacia a acatar los preceptos del Derecho Internacional, la única posibilidad que el orden internacional provee para lograr una salida pacífica al conflicto; en cambio, sus argumentos han consistido en el uso de la fuerza, la política de hechos consumados y la difamación del pueblo ocupado. Y se ha burlado de éste mediante las “conversaciones de paz”, llevadas a cabo con la pistola sobre la mesa (así de equilibrada es la negociación), que ya llevan casi 25 años y que le han permitido continuar colonizando territorio palestino. En tales circunstancias, la única vía pacífica disponible es el BDS, puesto que permite que Israel deba pagar un precio por la ocupación, a diferencia de la total impunidad de que ha gozado hasta hoy.

“Ni israelíes ni palestinos se sienten seguros del presente ni optimistas de su futuro”, afirma Silber. Es cierto. Pero eso no los pone en una situación de igualdad. Los primeros son los ocupantes; los últimos, el pueblo ocupado. Los primeros cuentan con todo el poder para poner fin a la ocupación; los últimos, inermes, sólo cuentan con su voluntad inamovible de permanecer en la tierra que les pertenece, al precio de tener que soportar una situación de ocupación militar, similar a la sufrida por los países de Europa durante la ocupación nazi (comparación extraída de comentarios de ex agentes del servicio secreto israelí). En este escenario, pretender que los dos pueblos son víctimas del conflicto nos parece simplemente un despropósito.

En cuanto a la posibilidad de debatir, siempre hemos estado abiertos a ello. Mientras más claro aparezcan ante la opinión pública nacional e internacional el origen y el desarrollo del martirio palestino, más pronto llegará la solución. Quienes confían ciegamente en que la superioridad militar de que gozan en la actualidad se mantendrá inalterable a través del tiempo, harían bien en leer la historia. Sólo el imperio del derecho garantiza la paz.

Manuel Hasbun
Secretario General
FEDERACIÓN PALESTINA DE CHILE

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