Así transcurre sus días Jorge González a más de un año del infarto cerebral

Han transcurrido 16 meses desde el infarto isquémico cerebeloso que le fue diagnosticado a Jorge González, el mítico fundador de Los Prisioneros. Una crónica de La Tercera cuenta cómo es hoy la vida del sanmiguelino, quien de hecho volvió a lugar donde comenzó a forjar su leyenda.

A principios de este año, el anhelo de González era volver a España con su mujer Loreto Otero y sus dos hijos. Pero esos imponderables de la vida provocaron un giro en la existencia del músico. En abril, el creador tomó la decisión de dejar una casa que habitaba en la comuna de La Reina para retornar a San Miguel.

El músico se instaló en un departamento en un edificio de la citada comuna, “su cuna: a los rincones donde empezó su leyenda”, cita La Tercera.

“El está tranquilo en San Miguel, hace una vida muy de barrio. Cada vez que salimos  la gente le tira buena onda y siente como si hubiese retornado uno de los suyos”, describe Gonzalo Yáñez, el músico más cercano a González en el último decenio.

“Estar de nuevo con él ha sido como volver a la época en que era niño, cuando era muy apegado a mí. Cuando era pequeño dormía en mi pecho, íbamos al estadio, andábamos en tren, jugábamos a la pelota con los chiquillos del barrio. Era muy lindo. Ahora es volver a tenerlo bajo mi cuidado: bañarlo, cocinarle, darle comida. Como padre ha sido maravilloso”, cuenta el padre del músico.

La publicación del periodista Claudio Vergara relata que “el autor de La voz de los 80 pasa sus días en calma y con la vida bajo ritmo cansino, ya que aún presenta importantes dificultades para caminar y para mover sus extremidades, sobre todo el brazo izquierdo”.

González sale poco, pasa las horas frente a un computador en donde lee, ve videos y otras cosas propias de la web.

También postea en su cuenta de Facebook fotografías, mensajes concisos y dibujos, y escribe letras para canciones de destino aún incierto, gran parte de ellas inspiradas en su trance actual. De igual manera destina parte de su tiempo a dibujar gatos, el animal presente en varios capítulos de su obra.

González no puede tocar no normalidad los instrumentos, apenas chispazos que se diluyen rápido.

“Su estado de salud no ha sufrido grandes variaciones desde el año pasado. Aunque su lenguaje y sus capacidades mentales están estables, su motricidad ha evolucionado muy de a poco y su estado anímico sufre drásticas oscilaciones”, reseña la publicación, que además cuenta que la rehabilitación la hace todos los días en el edificio de la Teletón, donde llega hasta el área de kinesiología.