Secciones

Más en The Clinic

The Clinic Newsletters
cerrar
Cerrar publicidad
Cerrar publicidad

Opinión

4 de Septiembre de 2016

Felipe González, investigador de deudas educacionales: “El endeudamiento es una condena”

Empezó a estudiar a los deudores para su Doctorado en Sociología y ahora se dedica de lleno a investigar créditos universitarios, intentando construir el primer perfil del deudor educacional de nuestro país. Felipe González, académico de la Universidad Central y adherente al movimiento “Deuda Educativa”, caracteriza por primera vez a los encalillados por estudiar. “Cuando te endeudas, esclavizas a toda tu generación de jóvenes. ¿Quién va a querer ser escritor, poeta o músico si tu mayor preocupación es que no te embarguen la casa? Ahí mataste la cultura”, dice.

Daniela Yáñez
Daniela Yáñez
Por

Felipe-González-foto-alejandro-olivares

¿Cuando empezaste a investigar a los deudores educacionales?

En el doctorado me dediqué a estudiar deudas de consumo, vivienda y educación. Y este año, por la reforma educacional, profundicé en el tema bajo la misma lógica que tiene todo mi trabajo: los créditos permiten acceder a cosas que las personas no podrían obtener de otra manera y por eso son populares en Chile. Patean el problema de la desigualdad para más adelante, acumulando presión social.

¿Estudias todos los créditos?

Sí, el Fondo Solidario, Corfo y Crédito con Aval del Estado (CAE). El Fondo Solidario, hasta el 2011, tenía cerca de 500 mil deudores. El Corfo tiene un poco más de 100 mil. El CAE en cambio, con solo 10 años de existencia, tiene más de 700 mil y eso que contemplo cifras de fines del 2014. Por eso me estoy concentrando en este crédito que en la actualidad abarca a poco más del 40% de todos los estudiantes de Chile. Eso es muchísimo. Saber en qué estratos sociales está concentrado es más complejo, porque no hay estudios acabados que abarquen todos los créditos. Pero en su mayoría se ha concentrado en alumnos de familias con menores ingresos.

En su mayoría estudiantes que debutan de inmediato en el sistema como deudores y que no superan los 20 años.

Ese es el problema, porque los estudiantes no se conciben como deudores. Como se llama “con aval del Estado” asumes que éste te va a salvar, pero el Estado es el aval del banco, no de ti. Solo es tu aval cuando entras al sistema porque permite que el banco le preste plata a alguien que jamás le prestaría.

¿Con qué lógica se pensó el CAE?

Con la lógica del mercado, porque muy poca gente iba a la Universidad. El duopolio se preguntó: ¿Cómo hacer un incentivo a la demanda?, la educación gratuita en el 2006 era impensada y la gente era demasiado pobre para acceder a créditos. Entonces la clase política hizo que esa gente fuera atractiva para los bancos. El Estado les garantizó que no iban a perder jamás, porque asumiría un rol de aval y pagaría el 90% de la deuda en caso de morosidad. Además, les aseguró un interés de 6% a 20 años plazo.

Negocio redondo.

Sí, a pesar de que se suponía que el objetivo era meter a gente a estudiar y no generar ganancias. Y como el Estado no puede quitarle la casa a sus votantes por el costo político, se usan a los bancos. La gente le tiene miedo a los bancos, no al Estado. Meten a la ecuación al malo de la película que no tiene nada que perder.

EL PERFIL

¿Quién es el deudor educacional?

El CAE y los créditos educacionales generan sujetos sociales nuevos. En resumen, tienes ciudadanos de primera, segunda y tercera clase. Primero, está el titulado que paga porque tiene un buen trabajo. Es de los primeros de su familia en ser profesional, pero tiene una deuda grande, porque el CAE es un crédito de consumo. Esa persona ya tiene oportunidades distintas al resto.

¿Como cuáles?

Está amarrado 20 años a un banco. Lo más probable es que no le den subsidio ni crédito habitacional, porque no es solvente. No puedes perder el trabajo, porque te atrasarás. El centro de tu vida y de tus aspiraciones es pagar la deuda. El sistema te mató. Después de él, está el titulado que no paga. Aparte de todos los problemas anteriores, está en DICOM, que implica un estigma social. No puede pedir créditos, ni arrendar una casa, tampoco sacar un plan de teléfono. También tiene problemas con seguros de vida, de salud y el banco lo va a demandar. El CAE te convierte en un paria y también en un parásito, porque te endeudas y quedas económicamente dependiente de tus seres queridos. Eso ya te cagó la cabeza para buscar mejores oportunidades de vida.

En el fondo, las expectativas.

Exacto. Tu movilidad social en vez de ser ascendente, es descendente. Y además hay una tercera categoría, que es el estudiante que no termina la carrera por falta de recursos. A ese le llaman “el desertor”, como si hubiera traicionado a la patria. Ese estudiante se pone a trabajar por el sueldo mínimo, porque no es titulado y tiene una deuda enorme. La educación que te prometió mejor vida, termina precarizando toda tu existencia. Este paria, entonces, está económicamente y psicosocialmente muerto, porque se siente fracasado, asfixiado.

¿Para dónde nos lleva esta crisis?

A un panorama muy similar a la crisis de la burbuja inmobiliaria en Estados Unidos. Los bancos le dieron crédito a gente que no puede pagar y por lo tanto, el Estado debe pagar por con los impuestos de todos. La gente se ahoga en la deuda y entras en crisis social. Este sistema es una bomba de tiempo y no sabemos qué alcance tendrá. Además, como aumentó la demanda por estudiar, subieron los aranceles. Eso implica muchos profesionales en un mercado laboral que no da el ancho y por lo tanto, más cesantía y bajos sueldos. La única salida acá es condonar la deuda. No sería un perdonazo, porque para eso el Estado debe tener una altura moral que perdió hace mucho tiempo.

¿Es posible derogar los créditos en la educación?

Por supuesto. El 2016 el Estado invirtió 520 mil millones para financiar la gratuidad. Y para pagarle a los bancos la garantía estatal por los morosos que no están pagando y la compra de carteras, invirtió más de 590 mil millones de pesos. O sea, se usa más plata para pagarle a los bancos que para brindar un derecho social a la gente.

¿Es necesario el movimiento social en esta crisis?

Obvio, debe indignarnos que un estudiante de 18 años tenga que firmar por algo que no entiende. El endeudamiento es una condena. Y es triste, porque cuando se ganó el crédito, estaba feliz y salió a celebrar con su familia. Esta sociedad, en el fondo, se dispara en los pies. Cuando te endeudas, esclavizas a toda una generación de jóvenes. ¿Quién va a emprender en un negocio con esta deuda sobre la espalda? ¿Quién va a querer ser escritor, poeta o músico si tu mayor preocupación es que no te embarguen tu casa? Ahí mataste la cultura. Ahí se fueron tus artistas, tus científicos, tus pensadores. A los chilenos nos cortaron las alas y debemos luchar para recuperarlas.

 

Notas relacionadas