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Nacional

6 de Abril de 2017

El cura polaco que trabajó como asesor de relaciones públicas en la minera Sierra Gorda

Marcin Schmidt (37), sacerdote diocesano, llegó el año 2011 a la Región de Coquimbo. Ahí conoció la realidad de la Escuela Municipal Juan Pablo II, ubicada a los pies de la Cruz del Tercer Milenio. El colegio, al igual que la mayoría de los establecimientos públicos, no tenía ni un peso. Durante cinco años, Marcin se transformó en el nexo para que la escuela recibiera donaciones por parte de la minera polaca Sierra Gorda, ubicada en Antofagasta. Pero en el año 2015, sin que el colegio ni la Municipalidad supieran, el sacerdote firmó un contrato con la empresa como asesor de Relaciones Públicas, con un sueldo mensual que superaba los dos millones de pesos.

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Por Daniela Yáñez y Javiera Rveros

Margarita General, directora de la Escuela Municipal Juan Pablo II, estaba feliz. Era el 12 de junio del 2015 y ese día, cumplía su mayor anhelo como educadora. Desde hace dos años que su escuela recibía donaciones de la empresa minera polaca KGHM, principal inversionista de la minera Sierra Gorda, ubicada a 170 km de Antofagasta. Pero ninguna donación se comparaba a la que recibirían ese día: un bus para trasladar a los estudiantes desde sus casas hasta la escuela. “Trabajamos con niños de familias muy vulnerables, que a veces no pueden mandar a los niños al colegio porque no tenían cómo. Todo eso cambió”, cuenta.

El nuevo bus de marca Yutong tiene capacidad para 33 estudiantes. Por fuera, luce una gigantografía del Papa Juan Pablo II y del científico polaco pionero en minería en Chile, Ignacio Domeyko, y un enorme logo de la minera Sierra Gorda. El precio de referencia de esta donación: 75 millones de pesos.

Aparte de contenta, Margarita estaba agradecida. El gestor de esta donación era el cura polaco Marcin Schmidt, que desde el año 2013, había logrado sustanciales donaciones de Sierra Gorda para la escuela. Como muestra de su gratitud, Margarita preparó una gran ceremonia para recibir a sus benefactores. “Una funcionaria me dijo que el vicepresidente de KGHM, Marcin Chmielewski, tenía un carácter terrible y que si se iba en medio de la ceremonia no me sintiera mal porque él era así”, cuenta.

Margarita tenía un plan de acción. Sentó al empresario con los niños de prekinder y además, averiguó qué tipo de tragos, comida y música prefería. Había que tenerlos felices. “Finalmente se quedó todo el día, me dijo que lo había sacado de la rutina”, recuerda orgullosa.

Marcin Schmidt, se deshizo en agradecimientos: “me tomaba las manos, me las besaba y decía: Mi santa Margarita, gracias a ti él está feliz. Dijo que en todo lo que necesitemos nos va ayudar”, cuenta la directora.

Cinco meses después, Marcin Schmidt fue contratado como “Asesor de Relaciones Públicas” por la minera Sierra Gorda, recibiendo un sueldo bruto mensual de $2.130.000, como consta en el contrato al que accedió The Clinic. A pesar de que la escuela Juan Pablo II siguió recibiendo aportes hasta un año después, nunca se enteraron que el sacerdote que consideraban solo un nexo para conseguir donaciones, fue durante 10 meses un trabajador más de Sierra Gorda.

– Cuando Marcin ofreció ayuda, no nos preguntamos qué intenciones podría haber. Ahora sé que fuimos parte de su negocio. Nos hizo parte de la responsabilidad social de Sierra Gorda- afirma Margarita.

EL POLACO DE PALESTRINA

Marcin Schmidt (37) llegó a Chile después de vivir toda su vida en Europa. Nació en Polonia en 1980, pero en el año 2000 se fue a vivir a Italia para estudiar Teología. Ahí reafirmó su vocación de sacerdote y en el año 2002, ingresó al Seminario de Palestrina a cargo del obispo Domenico Sigalini.

Después de siete años de estudio, el 18 de agosto del 2010 fue ordenado sacerdote. Al igual que otros sacerdotes diocesanos, Marcin no hizo votos de pobreza y solo responde a su obispo, no a una congregación. Su diócesis, como explicó la Iglesia chilena a este pasquín, es una sede “suburbicaria”, es decir, que pertenece a los suburbios de Roma, reservadas para los más altos Cardenales.

Si bien Marcin asegura que llegó a nuestro país a finales del 2013 invitado por el sacerdote diocesano Ramón Bravo, un documento de la Municipalidad de Coquimbo que data del 11 de enero del 2011, anuncia su llegada para un evento en la Cruz del Tercer Milenio y afirma, que la razón de su viaje, era participar en una reunión con Monseñor Bernardino Piñera Carvallo, a raíz de varios proyectos de financiamiento para el monumento católico. Por esos días, Ramón Bravo era presidente de la Fundación de la Cruz del Tercer Milenio y querían sentar las bases para que la Fundación polaca Stanislaw Matuszewski se sumara el proyecto. Coquimbo es conocido en Polonia por tener varios aportes religiosos del Papa Juan Pablo II y también por ser hogar del científico polaco Ignacio Domeyko.

Uno de los invitados célebres al evento era empresario polaco y presidente de la Fundación que lleva su nombre Stanislaw Matuszewski. Pedro Velásquez, diputado UDI de ese entonces, pudo llevar a cabo varias reuniones con él gracias a la presencia de Marcin Schmidt. “Pensé que era su asesor, porque servía de intérprete con esa familia que tenía acciones en la minera Sierra Gorda. Me pareció un tipo inteligente, hablaba como seis idiomas”, cuenta Velásquez.

Ese mismo día, Ramón Bravo invitó a Marcin y a algunos empresarios polacos a visitar la Escuela Pública Juan Pablo II. La visita provocó gran impacto en el cura polaco. “Me explicaron los problemas de droga en la parte alta de Coquimbo, la precaria educación, la realidad de los niños abusados. Fue tremendo para mí que siempre viví en Europa con buenas familias. Este era mi primer contacto con la pobreza”, cuenta Marcin. Desde ese momento, el sacerdote y el colegio estrecharon lazos. Durante al menos un año, Margarita y Marcin tuvieron reuniones mensuales para armar proyectos que ayudaran a la escuela. “Su trato era excelente, apoyó mucho al colegio. Pichangueaba harto y de hecho los niños le tenían harto cariño”, cuenta Margarita.

Los proyectos recién se concretaron cuando el sacerdote polaco se fue a vivir a La Serena, en el año 2013. Los primeros aportes fueron de la minera Sierra Gorda. Computadores, tablets, mejoras en la infraestructura y materiales, todos con el logo de la empresa. Además la empresa financió varios pasajes de profesores y alumnos a Polonia, para estrechar lazos bilaterales. Pero a mediados del 2015, la relación entre el cura y los profesores empezó a cambiar. “Nos gritaba y mandoneaba. Creó un ambiente muy dividido porque siempre amenazaba con quitar la ayuda de la empresa y que no seríamos nada sin ellos”, comenta un profesor del colegio.

Pedro Velásquez también empezó a tener roces con el cura: “Yo no compartía la forma en que se hacían las donaciones y se lo hice saber. Donaba directamente, sin pasar por el conducto regular del municipio. Él se sentía con esa libertad. No le respondía a nadie”. A raíz de esta denuncia de Pedro Velásquez, The Clinic consultó a la Municipalidad de Coquimbo. El Jefe del Departamento de Educación, Jaime Valenzuela, aseguró que todos los aportes materiales de la minera fueron aprobados por protocolos municipales. A pesar de eso, la Municipalidad no estaba informada que el sacerdote durante el año 2015 trabajó como asesor de Relaciones Públicas de Sierra Gorda.

LOS VIAJES

Alejandro Landeros es profesor de educación física y encargado de convivencia escolar y proyectos deportivos de la escuela Juan Pablo II. Por casi dos años, fue la mano derecha de Marcin en los viajes que realizaba a Europa. Fue el primero de todo el equipo, aparte de Margarita, en viajar a Polonia con dos niños becados en mayo del 2014 para participar en la canonización del Papa Juan Pablo II.

Los niños estaban fascinados. Era la primera vez que viajaban en avión y según cuenta el profesor, fue una travesía llena de lujos. Los pasajes fueron costeados por Sierra Gorda y el sacerdote los llevó a buenos hoteles, restaurantes e hicieron tour turísticos. “En los viajes era igual que en Coquimbo, le gustaba comer bien y uno de sus pasatiempos era ir al casino. Siempre lo vi bien vestido, con chalecos de marca, camisas Polo. Invertía mucho en su apariencia” comenta Margarita.

En Lupin, Polonia, el profesor y los niños asistieron a una reunión que los sorprendió. Estaban presentes la directiva polaca de KGHM, el diputado por la región de Coquimbo Sergio Gahona (UDI) y su esposa, Pablo Wagner (UDI) junto a su esposa y dos periodistas del diario El Día. “Marcin nos presentó como parte de un proyecto caritativo que él hacía en Chile”, cuenta Alejandro.

Si bien Wagner hacia dos años que no era subsecretario de Minería, Gahona llevaba dos meses como diputado en la región de Coquimbo. Consultado por este pasquín, Gahona respondió escuetamente que fue invitado por el gobierno polaco, que pagó sus propios pasajes, pero no recordaba la fecha del viaje ni a Wagner.

– Pablo Wagner, los periodistas y el diputado Gahona no fueron invitados por mí. Solo nos acercamos a saludar. Me imagino que estaban ahí por la canonización de Juan Pablo II- afirma Marcin Schmidt.

Aprovechando su estadía en Polonia, Alejandro dedicó su tiempo a hacer lazos con la Universidad de Cracovia, por su gran reputación deportiva. Tras esa reunión, se gestó el programa deportivo Chile-Polonia, que consistiría en una serie de proyectos con colegios de la cuarta región y ese país, para incentivar el deporte. Después de esa experiencia, Landeros viajó en varias oportunidades con el fin de hacer alianzas deportivas.

Para Margarita General, el convenio deportivo Chile-Polonia fue lo que quebró las relaciones. Alejandro y Marcin discutían constantemente e incluso la escuela se dividió en bandos. “Al cura le gustaba que las cosas se hicieran a su modo o nos amenazaba con que iba a hablar con los empresarios de Sierra Gorda para que nos quitaran los beneficios”, cuenta.

Además, los profesores aseguran que empezaron a sospechar de las intenciones de Marcin, ya que la mayoría de los viajes a Europa debían hacerse con un compromiso: “teníamos que ir a visitar al presidente de la empresa KGHM y su esposa, era obligación en el recorrido”, admite Margarita. Otra profesora agrega: “Los viajes eran pagados por la minera, y fueron al menos diez (…) con el tiempo nos dimos cuenta que íbamos a hacer relaciones públicas a Europa porque siempre nos presentaba como proyecto de caridad, una muestra de su trabajo”.

El conflicto siguió escalando, hasta que Marcin, según afirman en el colegio, le pidió a Margarita que echara del colegio a Landeros. Ella se negó y aprovechó de expresarle que no le parecían los comentarios que hacía a estudiantes: “les decía que Sierra Gorda era una buena empresa, que si se portaban bien o si sacaban buenas notas, la minera les iba a regalar premios. Él se aprovechó de nosotros porque hacíamos muchos proyectos. Una vez incluso lo pillé sacando fotocopias para llevárselos”, afirma Margarita.

Marcin Schmidt en entrevista con The Clinic admite que los pasajes a Europa eran en su mayoría, financiados por la minera. Sin embargo, dice que el resto de los gastos eran financiados por él: “Tengo que ser muy claro: los viajes eran pertinentes al proyecto deportivo que estábamos llevando a cabo en el colegio. Nada más. Yo solo hice de puente entre la empresa y la escuela, no le veo nada de malo”, explica Marcin.

LA CAÍDA

Según el contrato laboral entre Marcin Schmidt y la Minera Sierra Gorda, el sacerdote ejerció como asesor de Relaciones Públicas desde octubre del 2015. El contrato fue firmado por el representante de la minera, sin embargo, afirman al interior de la empresa, la contratación fue preparada por el ex gerente Maciej Ściążko, quien era muy cercano al sacerdote.

La Minera Sierra Gorda comenzó a operar desde octubre del año 2014 en la Región de Antofagasta. Por esos días, todo era optimismo. La empresa polaca KGHM, dueña del 55% la empresa, es una de las productoras de cobre más grandes de Europa y la más grande de plata a nivel mundial. La minera japonesa Sumitomo Metal Mining y Sumitomo Corp, tienen el 31,5% y 13,5% de Sierra Gorda, respectivamente.

Fuentes cercanas al sacerdote, afirman que el exgerente que contrató a Marcin era un hombre muy católico y conservador: “La Iglesia en Polonia es muy fuerte, de hecho, en el Congreso hay una cruz gigante. No me extraña que la religión se mezcle con otras áreas como la política y los negocios”. Actualmente en Polonia el 92,2% de los ciudadanos se identifica como católico.

Al interior de la empresa, varios trabajadores afirman que la contratación se hizo bajo completo hermetismo. De hecho, cuando salió en la prensa regional que la minera había regalado un bus para una escuela pública en Coquimbo, en pueblo Sierra Gorda que se ubica 4,5 kilómetros de la mina, se organizaron varias protestas exigiendo que la empresa enfocara sus recursos en la zona afectada por sus trabajos. “El sindicato de la minera respalda al pueblo, porque si van a meter plata en alguna parte, tiene que ser acá y no en la cuarta región. Qué intereses estarán ahí mezclados, no sé. Pero ninguna empresa haría eso gratis”, afirma un miembro del sindicato de la minera.

En marzo del 2016, la Superintendencia de Medio Ambiente formuló cargos en contra de la minera por daño a la flora y fauna y por fallas en la construcción de obras para desvíos de agua. Además, desde que abrió la minera, el movimiento ciudadano “El polvo te mata”, acusa a la minera de excesiva contaminación de metales pesados.

La empresa, consultada por The Clinic sobre la contratación del sacerdote, admitió que Marcin Schmidt fue asesor del ex gerente general en temas sociales entre el 2015 y el 2016. “Se hicieron con él aportes puntuales en infraestructura, deportes y educación al colegio municipal Juan Pablo II, además de actividades de intercambio estudiantil y deportivo entre la comuna de Sierra Gorda. (…) Actualmente, Marcin Schmidt no tiene ningún vínculo con Sierra Gorda SCM”.

El sacerdote diocesano justifica este contrato afirmando que estaba en un año sabático autorizado por su obispo de la iglesia de Palestrina. “Yo puedo asumir cualquier trabajo en mi año sabático, de hecho me sirvió para mi investigación sobre Ignacio Domeyko y experimentar otras formas de ayuda. Yo durante ese tiempo jamás ejercí como sacerdote”, afirmó.

Mientras estuvo contratado, el sacerdote recibió mensualmente $2.130.000 bruto, más una asignación por colación de $116.952 mil pesos y un bono de movilización por $93.552. Además contaba con seguro de salud y vacaciones. En los 10 meses que el sacerdote trabajó para la minera, recibió más de 23 millones pesos.

– Mi sueldo era así porque tenía muchas responsabilidades y viajaba mucho. El contrato terminó por cambios hechos a nivel de gestión de Sierra Gorda (…) al parecer no íbamos a poder seguir con el proyecto deportivo porque no habían más recursos- cuenta el sacerdote.

Apenas terminó su relación con la minera, Marcin Schmidt solicitó al Arzobispado de Antofagasta ser trasladado a alguna iglesia. Desde 1 enero del 2017, quedó asignado a la iglesia Cristo Redentor: “estoy a disposición del Arzobispado de Antofagasta como asesor de la Pastoral Juvenil. Ellos estaban enterados de mi trabajo anterior. Ahora estoy en un sector muy vulnerable, eso ocupa todo mi tiempo”.

Consultados por The Clinic, el Arzobispado afirmó no tener conocimiento del trabajo que el sacerdote hizo en la minera y puntualizó: “los proyectos de cooperación que la Iglesia propone a empresas son iniciativas oficiales, no iniciativas particulares de los sacerdotes”.

Marcelo Gidi, experto en derecho canónico y profesor de la Universidad del Desarrollo, afirma que Marcin no infringió ninguna ley canónica en su actuar. “Si no realizaba ninguna función pastoral inmediata, solo depende de su obispo en Palestrina. Yo honestamente no veo ninguna problemática”.

Felipe Berríos, hoy radicado en Antofagasta, comentó este reportaje con The Clinic: “Por un lado estamos los religiosos y por otro, los diocesanos. Ellos pueden tener bienes, autos, es cosa de ver los casos como el cura de Cachagua o el cura del colegio Apoquindo. Canónicamente pueden hacerlo, pero éticamente es muy cuestionable”. A raíz de este caso, Berríos se comunicó con el Arzobispo de Antofagasta Pablo Lizama, quien le expresó: “Marcin Schmidt hasta el momento no pertenece a la Diócesis, solo está haciendo un reemplazo de verano por tres meses. No ha sido acogido por el Obispo y no está incardinado”.

-Yo tenía derecho a trabajar, porque no recibía subvención. No tiene nada de malo, tengo cien personas a quienes les pueden preguntar al respecto. Es una difamación tremenda lo que tratan de hacer conmigo, pero bueno, no es a mí a quién van a tener que responder quienes me acusan- insiste Marcin.

En la Escuela Juan Pablo II dan por cerrado el episodio con el padre Marcin. Afirman que desde noviembre del 2016 que no saben del sacerdote luego de una discusión con el profesor Alejandro Landeros. “Nos amenazó que nos quitaría toda la ayuda de las empresas y que no seríamos nada sin ellos. Con el tiempo me llamaron de la oficina de denuncias de la iglesia, por un reclamo contra Marcin. Yo también puse una denuncia por injurias y conductas inapropiadas”, cuenta Landeros. Margarita General también fue testigo de la misma advertencia: “Él nos amenazó que Sierra Gorda no nos ayudaría más, menos mal que nosotros seguimos en contacto con la Embajada, para ver si conseguimos alguna otra ayuda”. Al parecer, la amenaza se cumplió. Desde ese entonces, la escuela municipal no ha recibido más donaciones.

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