Plan Andinia: El romance antisemita del PC y los nazis

El Plan Andinia es una teoría de conspiración que vio la luz en la Argentina en 1965 de la mano del Frente Nacional Socialista Argentino, inmediatamente después de la captura del criminal de guerra nazi, Adolf Eichmann, y que sostiene la existencia de un plan del judaísmo internacional para apropiarse de la Patagonia argentina y chilena.

En Chile, el Plan Andinia fue introducido por el nazi Miguel Serrano, quien se encargó de agregar elementos locales a la historia sosteniendo que, “desde hace más de veinte años, los judíos, disfrazados de mochileros y excursionistas pobres, recorren las más secretas y estratégicas regiones del sur con el apoyo de nuestras autoridades, del ejército, de la marina y de Conaf, a sabiendas de que en verdad pertenecen al ejército, a la aviación israelí, o a sus servicios de inteligencia”.

En el texto Nuevo Orden Transnacional y Patagonia, Serrano recalca:
“Camaradas, así están las cosas, así van hoy… gobierno secreto e invisible, gobierno mundial, ‘nuevo orden’ … ¿Quiénes son sus jefes? Por supuesto que no son los que aparecen todos los días en las pantallas de la televisión y en las páginas de los periódicos. No lo es el señor Bush. Y él lo sabe. Ni Kohl, ni Major, ni mucho menos Felipe González. Un poco más cerca de la verdadera cumbre aparecería David Rockefeller, quien habría venido hace sólo algunos meses a Chile a certificar la llegada al sur patagónico de los judíos rusos. Cosa ya refrendada por la reunión del sionismo latinoamericano…”.

Miguel Serrano, nazi de culto, sostiene en el mismo documento:
“El arma que posee el enemigo es la ‘psicotrónica‘; las drogas alucinógenas que facilitan los estados hipnóticos semi-permanentes y que permiten el hipnotismo a distancia con ayuda de la máquina de rayos “T” o ‘Takion‘.
…Ha sido, camaradas, con esta máquina, en poder de la CIA, del Mossad y de otras agencias de espionaje y de inteligencia, que se ‘hipnotizó’ al general Pinochet con ayuda de algún ministro suyo, por supuesto, que cumplió el papel de ‘superconductor’ para hacerle pensar que ganaría el plebiscito”.

Es esta línea de discurso delirante que la bancada antisemita del parlamento chileno ha apoyado los dichos, primero del Senador Tuma a finales del 2013 y, en su última versión, del Diputado Hugo Gutiérrez quien, el 22 de mayo pasado, ofició al Director General de la Policía de Investigaciones pidiendo que se informe a la Cámara el número de ciudadanos israelíes que han ingresado con visa de turista al país entre diciembre del 2017 y mayo del 2018, añadiendo que si hubiere material secreto o restringido deberá señalarlo en conformidad a la ley.

Cabe preguntarse si el honorable podría simplemente visitar SERNATUR y enterarse del número de turistas que ha ingresado al país y su nacionalidad, ahorrando así, tiempo y recursos al Estado.

Ahora, si lo que el Diputado Gutiérrez realmente quiere es tratar de revitalizar la antigua teoría conspirativa de los nazis latinoamericanos, que lo diga abiertamente y se responsabilice por sus dichos antisemitas con base en una teoría inventada hace más de medio siglo.

El mundo de las conspiraciones siempre busca culpar a una supra-fuerza de todos los males del país y de la vida personal de sus habitantes, porque siempre es más sencillo decir que la culpa la tienen otros, en este caso, los judíos, a reconocer que la mediocridad y la ignorancia no te dejan ver la realidad.

*Director ejecutivo Comunidad Chilena de Israel