¿El #AulaSegura: verdadera reforma o mera pirotecnia?

Las recientes acciones del Gobierno en materia de educación, han sembrado una sensación de improvisación, pirotecnia comunicacional y una forma de hacer política que se alejan mucho la expectativa de tiempos mejores. Hace unos días se presentó la iniciativa de ley, autodenominada “Aula Segura”. Bajo palabras del presidente Sebastián Piñera, busca ser un protector de la calidad en la educación y del prestigio de los establecimientos, entonces, se les darán facultades a directores de establecimientos públicos y particular subvencionado, creando procedimientos que facilite el expulsar o cancelar la matrícula de estudiantes que participen de hechos “delictuales” y que afectan los derechos y la integridad de los miembros de la comunidad.

Sin embargo, se hace necesario precisar que la ley ya lo establece, en el marco de la ley de inclusión (Ley 20.845) se definió el régimen de expulsión de estudiantes. La ley es explícita en decir que la decisión de expulsar o cancelar la matrícula a un estudiante sólo podrá ser adoptada por el director del establecimiento y respetar el debido proceso, ya que, “Las medidas de expulsión o cancelación de matrícula sólo podrán adoptarse mediante un procedimiento previo, racional y justo que deberá estar contemplado en el reglamento interno del establecimiento.” Es decir, los directores ya tienen la facultad de poder expulsar o cancelar la matrícula de los estudiantes que infrinjan el reglamento interno, el cual debe aparecer las medidas disciplinarias o sanciones. Entre ellas las infracciones graves como pueden ser las de violencia o daño.

Por lo tanto, la pregunta que debemos hacernos es ¿Por qué el gobierno sale con estos grandes títulos? ¿Es su forma de condenar la violencia? ¿Quieren profundizar la ley? ¿El fin es realmente proteger a la comunidad? 

Las respuestas están en el día a día y en la táctica comunicacional del gobierno. El día a día nos habla de un gobierno que baja cada vez más en las encuestas, ministros exprés de fin de semana o con dichos para el bronce. En particular, esta agenda afectada por la paupérrima labor del Ex Ministro Varela y su (no) agenda en la materia que fue designado, la educación. La táctica es clara, improvisar leyes que sean para la tribuna y que den cierto respaldo para las propuestas –esperemos que reales- futuras en un ministerio ya afectado por su propia inoperancia.

El gobierno se colocó metas muy altas, ser un impulsor de la transparencia, la probidad y los grandes acuerdos. La transparencia y probidad significa que debe haber una coherencia entre lo dicho y lo hecho, sin nepotismo, sin audios que aún no se entregan y sin falsas promesas, sino más bien, tomarse en serio el rol de servidor público. El predicar con el ejemplo es una forma de educar, y tener una conexión más sincera con esa ciudadanía cansada de los grandes títulos y que pide acciones. Acá es cuando los grandes acuerdos deben aparecer, son con la ciudadanía. Esta exige cambios sustanciales en materia presupuestaria como mayores aportes basales a colegios y universidades, mejora del currículum y una mayor presencia del Estado en la educación.

El movimiento estudiantil es el principal vocero de esa ciudadanía. ha condenado enérgicamente los hechos de violencia en las calles y no dudo que lo seguirá haciendo. Es este movimiento social por la educación con un amplio apoyo ciudadano quienes han sido los primeros en salir a condenar la violencia de todo tipo. El abandono del Estado a la educación pública es una de esas formas y que como toda violencia debe erradicarse.

Esperemos que el gobierno deje de lado su inminente atracción por el impacto comunicacional de las leyes y el abuso de la pirotecnia. Las reformas son para mejorar la vida de las personas, al parecer este gobierno no lo entiende así. Las necesidades de la gente siguen ahí solo les falta sacarse la venda y verlas.

*Escrito por:
Marcelo Correa Zuñiga – Consejero Político Nacional de Revolución Democrática. Ex Coordinador Nacional CoNES.
Magdalena Claude – Consejera Política Nacional de Revolución Democrática.