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Opinión

7 de Febrero de 2010

Vasco Moulian:“Si Kast llega a presidir la UDI, me borro del partido”

Jorge Rojas
Jorge Rojas
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POR JORGE ROJAS G. • FOTO: ALEJANDRO OLIVARES
Es la oveja negra de una familia de izquierda. Hace casi ocho años se reconoció de derecha y desde ese momento no ha parado de simpatizar con la UDI. Es íntimo de Joaquín Lavín y alcanzó a estar dos meses en campaña para ser diputado por Valparaíso hasta que una enfermedad lo hizo bajarse. También fue director de programación de Canal 13 y su paso por allí es recordado por sobreexplotar a Los Simpsons y hacer que las noticias comenzaran más tarde que el resto. Por eso se ganó el odio de mucha gente: “renuncié, porque no soportaba más”, dice.

¿Qué te pareció el triunfo de Sebastián Piñera?
Soy piñerista, pero fui muy crítico de él porque explotaba sólo su mundo racional y dejaba de lado su mundo personal. Pero empezó a explotarlo con sus nietos, con el buceo, los relojes de colores y creo que se humanizó bastante, tanto que esta habilidad no tradicional lo hizo ganar. Piñera tuvo un cambio fuerte que se inició cuando dio el discurso en el Arena Santiago y le pidió ayuda a Dios para ganar las elecciones, porque no recuerdo nunca haber visto a Piñera pedirle ayuda a alguien y eso habla muy bien de su evolución como persona.

¿Va a ser muy diferente un gobierno de Piñera a como lo ha hecho la Concertación?
Me da la sensación de que va a ser muy diferente, sobre todo por eso de gobernar con todos. No me extrañaría que un ministro de la Concertación estuviera en el gobierno. El problema está en que ellos tienen muchas ganas de ser oposición, tanto que Claudio Orrego dijo que no le iban a prestar ropa y eso habla de una miopía, de un país chico.

¿Qué tiene de malo que haya oposición? Mal que mal, la derecha lo fue por 20 años?
Pero ¿por qué la gente capaz de la Concertación no puede trabajar en un gobierno de Piñera? ¿Por qué la ministra Patricia Poblete no puede hacerlo?

Porque seguramente no está de acuerdo con Piñera en el 90% de las cosas que piensa.
Nadie lo sabe. Lo que pasa es que lo nefasto de esto son las cúpulas de los partidos, porque ella tendría que pedirle permiso a los presidentes y estos pelotudos le dirían que no, que cómo se le puede ocurrir. Pero a Michelle Bachelet le faltó dar ese paso. Se hubiese metido un golazo si mete en su gabinete a alguien de derecha.

Pero esto es política. Acá se pagan favores y se gobierna con los que piensan igual.
Pero quién dijo que la política debe ser así. ¿Por qué no podemos gobernar todos juntos si la gran cosa que tenemos en común es que odiamos y aborrecemos al ex general Pinochet que está descansando en el infierno? ¡Qué problema tenemos! Al final, creo que este gobierno va a ser de acuerdos.
¿Quién debe ser el ministro de cultura?

Roberto Ampuero, por su perfil y su currículum.
¿A ti no te gustaría?

No, no me siento preparado. Tienes que saber mucho para eso y con raja administro mi empresa y compañía de teatro.

¿Te sorprendió no ver actores en el comando de Frei el día de las elecciones?
Sí, mucho, porque los vi muy apasionados en la franja. Claudia Di Girólamo dijo que esto era una campaña épica, una utopía. ¿Cómo va a ser Frei una utopía? ¿Utopía de qué, huevón? Un chiste, po’. Pero sin odio y sin violencia, les quiero decir, y quiero hacer una declaración potente: que la Concertación tiene los mejores artistas chilenos y que no van a sufrir discriminación en el gobierno de Piñera.

¿Cómo es eso de la discriminación?
Soy un huevón abiertamente discriminado desde que me reconocí de centro derecha, sobre todo desde la cultura. Me transformé en un huevón que no podía postular al Fondart porque encontraron que la coma estaba mal puesta. En el Teatro a Mil me dejaron fuera con mi obra “El libro de la selva” y eso que la vieron 500 mil personas y recibió muchos premios. Pero esto no le va a pasar a los artistas de la Concertación y si pasa voy a ser uno de los primeros en solidarizar con ellos.
Parece que te dolió mucho esa discriminación.
Sí po’, me dolió, porque además fui discriminado por este mundo que se llama progresista, y eso es fuerte.

LAVÍN EL FLANDERS
¿Quiénes ganaron en esta elección?
Obviamente, Sebastián Piñera, Marco Enríquez Ominami y Juan Antonio Coloma. Yo voté por MEO y me siento MEO – Piñerista, pero mi voto fue muy distinto al de Paul Fontaine. Voté por un asunto más afectivo con Marco porque nos conocemos hace mucho, pero también compartía esa sensación de cambio con Piñera y por eso voté por él en segunda vuelta.
¿Por qué dices que ganó Coloma?
Coloma logró que ningún UDI se sintiera herido por Piñera. Por eso creo que es su gran triunfo también, porque no dejó que ninguno de su partido fuera candidato y evitó que la Alianza se peleara. Hay que tener huevos para decirle, por ejemplo, a Evelyn Matthei que no puede ser candidata porque esta vez queremos ganar.
¿La UDI le va a reconocer ese triunfo?
Sí. Y se nota porque hoy José Antonio Kast es muy poco protagonista.
Kast es el paladín del conservadurismo en la UDI. ¿Tú también piensas como él?
No. Yo estoy de acuerdo con la píldora del día después, con el divorcio y con el matrimonio homosexual.
Pero la mayoría de la gente de tu sector está en contra.
Parte importante, sí; pero otro sector, no. Pero me importa una raja, porque hay un error: la juventud de la UDI es conservadora y los viejos son progresistas. ¡Ese es el mundo al revés! Entonces la UDI está cagada. ¿Cómo va a crecer ese partido? Por eso veo en Coloma un gran liderazgo.
¿Entonces la UDI no se va a volver más conservadora?
No, pero si lo hace me salgo al tiro. Si llega Kast a presidir la UDI me borro del partido.
¿La UDI va a ser la piedra en el zapato de Piñera?
No, para nada. Kast fue un poco, pero Kast no es la UDI. ¿Quiénes son ellos? Kast y Felipe Ward y nadie más.
Joaquín Lavín también es conservador, ¿cómo lo conociste?
En la Universidad del Desarrollo, porque me llamó para armar la Facultad de Comunicaciones. Después me metí en la campaña cuando ocurrió el piñerazo y tuvo que competir contra Piñera en la primera vuelta de 2005. Eso fue doloroso y son cosas que no se olvidan. Lo que pasa es que Lavín es muy creyente y un hombre notable, pero le falta una cuota de maldad; es muy bueno, un huevón perfecto, y pareciera que en la política tienes que tener un poco de viveza.
¿Entonces Lavín se parece más a Flanders que a Milhouse?
Totalmente, Lavín es Flanders de todas maneras. Pero es un huevón de verdad. Cuando estábamos en campaña me decía: vamos a dormir a las casas de las poblaciones en los cerros. Y yo a las tres de la mañana le decía: ya po’ huevón, vámonos, si ya se fueron los diarios. Y él me decía que no, que la gracia era dormir allá. Muchas veces tuvimos que quedarnos en esas casas y al final yo entré a la clínica por eso, por el estrés de dos meses de campaña con Lavín, que es como Forest Gump. Me hicieron los exámenes y me encontraron un lipoma, que es grasa en el cerebro, y es malo porque me impide la irrigación de la sangre. Al final me quedé como tres semanas en la clínica. Estaba cagado. Descubrí que la política es muy dura, que había que tener cuero de chancho, y que no estaba preparado.

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