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Opinión

8 de Febrero de 2012

Reflexiones de verano sobre la cuestión de la educación superior

El año 2011 será recordado por las movilizaciones estudiantil-ciudadanas por una educación gratuita y de calidad. Llegó el calor a Santiago y quizá es un momento calmado de conversar y reflexionar sobre quien o quienes ganaron o perdieron en esta contienda. Asistimos en los días pasados a una danza de millones en publicidad universitaria y […]

José Bengoa
José Bengoa
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El año 2011 será recordado por las movilizaciones estudiantil-ciudadanas por una educación gratuita y de calidad. Llegó el calor a Santiago y quizá es un momento calmado de conversar y reflexionar sobre quien o quienes ganaron o perdieron en esta contienda. Asistimos en los días pasados a una danza de millones en publicidad universitaria y ya los nuevos estudiantes se han inscrito o están a punto de concluir sus trámites, para ingresar a clases una vez se concluya el verano.

No cabe mucha duda que el movimiento estudiantil universitario fue capaz de poner temas en la agenda de modo concluyente. Más aún. Puso en jaque al Gobierno. La curva de las encuestas de opinión marcan un antes y un después en mayo del 2011 que no se ve fácil de remontar. El Presidente tocó fondo, el 28% de aprobación en medio de las protestas callejeras. Dos Ministros de Educación cayeron en el camino. Coletazos en la estructuración “bipolar” de la política y sociedad chilena son algunas de las “réplicas” de este terremoto y deberemos esperar sin duda más. Cambió el país, a lo menos en su subjetividad, se podría decir. Y eso es ya mucho.

Pero hay otras medidas que han sido más silenciosas y que quizá son también profundas. Yo no se si los miembros del Consejo de Rectores de las Universidades chilenas (CRUCH) fueron concientes de la medida que implementaron. Invitaron a las Universidades privadas a participar en un proceso único de selección. Subrepticiamente la dualidad existente entre Universidades Públicas y Privadas se quebró. El título de la Página dice textualmente: “Proceso de Admisión 2012 a las Universidades del Consejo de Rectores”, y en el listado hay una serie de entidades que hasta ayer no eran (ni supuestamente son) de ese Consejo. Se les dio carta de ciudadanía y se abrió la competencia en igualdad de condiciones entre instituciones estatales, privadas antiguas, y privadas nuevas. Los estudiantes pudieron elegir. ¿Qué queda entonces del anterior Cruch?. ¿Porqué si se seleccionan en un mismo sistema, dirán las recién incorporadas, no podrán acceder a todos los beneficios del Estado en también igualdad de condiciones? Los rectores produjeron mediante una medida administrativa, un cambio sustantivo en el sistema universitario, el que no va precisamente en la línea de fortalecer la educación pública (o estatal) cómo se leyó en letreros y se coreó en las calles.

Hace ya pocos días, en segundo lugar, se ha aprobado o está a punto de hacerse, la rebaja del Crédito con Aval del Estado, desde una tasa del seis por ciento a una del dos. El manejo de este sistema no se modifica y por lo tanto no solo favorece a la Banca privada que lo maneja financieramente, sino también a las Universidades Privadas que se apropian de esos recursos. Son muchos los millones de pesos que van en esa dirección, que convengamos no era precisamente la que señalaba la calle.

Un año de intensas movilizaciones podría haber llevado a pensar, tercer punto, a los ingenuos como quien acá escribe, que el mercado universitario se iba a autocontener en su despliegue publicitario de fin de año. La respuesta ha sido la contraria. Los publicistas y sus empresas dicen que este año ha sido el de mayor despliegue financiero en campañas universitarias y el público en general así lo ha podido observar. Hasta las Universidades tradicionales, como la de Chile y la “Pontificia”, han debido sacar a relucir a Don Andrés Bello y otros fundadores, afirmando que son las mejores. Entendamos que cuando se tiene fe en que se es el mejor no hay para qué decirlo….….Se llegó, en la simbólica que provoca la publicidad, a la perfección del mercado: todos compiten en igualdad de condiciones con sus “productos”, frente a una clientela homogénea, que de acuerdo a las leyes de Milton Friedman es “libre de elegir”.

Y por cierto que se cumplen todas las leyes del mercado, como por ejemplo la publicidad engañosa, la falsedad disfrazada, los grandes profesores que no son tales, las promesas de trabajo, en fin…y los “ofertones”, (“si anotas primera preferencia entras gratis”) y cada lector podrá recordar casos y casos. Este gasto en propaganda, ¿puede llevar a alguien a dudar de que se trata de un mercado altamente lucrativo, que las instituciones que en ello invierten son exactamente con fines de lucro, y que se trata de uno de los negocios más suculentos de este país? ¿Alguien podría pensar seriamente que todo este proceso mercantil tiene algo que ver con la educación, la ciencia y la cultura? Han ingresado todos los actores, sin distinción, a un mercado engañoso, como son todos los mercados de nuestro engañoso país, y eso es un mal resultado después de un año de movilizaciones que iban en otra dirección.

¿Y la publicidad o simple propaganda, tiene efectos? Porque podríamos haber supuesto que los estudiantes que postulaban serían críticos. No ha sido así. Hay una fuerte correlación entre publicidad e ingreso a las universidades. Planteles de grandes edificios, los “malluniversities”, de propaganda tipo La Polar, se han llenado de clientes. Por su parte las Universidades de clase alta y de sectas religiosas, las “ideologicaluniversities”, las de la cota mil como dijo Berríos, compiten de igual a igual con las tradicionales más importantes, mejoran posiciones y lo que es peor, vemos que se han trasvasijado altos puntajes desde las públicas a las privadas.

Los datos son parciales y al igual que todos los mercados las cifras están llenas de opacidades, secretos, falsas informaciones, en fin, estrategias de mercado. Es cierto que aún, tanto la Universidad de Chile como la Católica consiguen que ingresen a sus aulas los mejores puntajes. En Medicina, si cortamos el ingreso número cincuenta, que es una buena medición (ya que el primero puede ser un caso disparado, al igual que el último), tenemos que la Católica encabeza el ranking con 794 puntos y le sigue la Chile con 789, y le pisa los talones Los Andes con 763, la del Desarrollo con 750 y más atrás la Portales (719) y la Andrés Bello (703). Muchos puntajes nacionales han preferido este año a las privadas. Si la PSU es un buen indicador, el mercado de los estudios de medicinas es absolutamente competitivo. Como conocemos la estrecha relación entre este puntaje y el tipo de educación, y el nivel de ingreso previo, las consecuencias sociales son evidentes. Podríamos decir que al abrirse más la competencia se concentra en términos sociales más aún el ingreso universitario y no al revés como alguien desde un neoliberalismo estrecho podría imaginar.

Fenómenos similares ocurren en las carreras profesionales más tradicionales, cómo Derecho, Ingeniería Comercial y las principales Ingenierías. Muy lejos las pedagogías y otras carreras cuyos beneficios esperados (frente a la inversión educativa) tienen una expectativa menor. Recordemos que para obtener puntajes altos no solo es necesario invertir en un colegio particular caro sino además, contratar un pre universitario caro también, o un profesor particular especialista en PSU, (“personal training”), como ha sido informado en la prensa. Se informaba que el 87% de los “puntajes nacionales” utilizó este tipo de aportes suplementarios.

Los procesos de mercado, y de mercados no regulados como éste, son concentradores y centralizadores. La concentración de las instituciones Universitarias es un dato, como lo ha demostrado con cifras y antecedentes María Olivia Monckeberg, Premio Nacional de Periodismo, en las audiencias del Congreso Nacional. Una Empresa Transnacional, “Laurate International Education”, se ha comprado la Andrés Bello, la de Las Américas, la de Viña del Mar y numerosos centros de formación técnica e Institutos Profesionales. El ex presidente Bill Clinton ha sido nombrado “Honorary Chancellor” de esa transnacional. ¿Lucro o beneficiencia?, se preguntará algún ingenuo. Posiblemente este conglomerado es el que tiene más estudiantes universitarios en Chile en este momento. Y con este enorme impulso que ha ocurrido en estos meses al mercado universitario medio, al que apunta esta transnacional, seguramente aumentará ganancias y se impulsará más aún la concentración.

Pero la consecuencia aparente de mayor profundidad en este proceso de selección es la centralización que se produce en Santiago, dónde el mercado universitario opera a destajo. Las Universidades estatales regionales, en numerosas carreras, no pudieron llenar sus cupos ni en una primera selección. La UFRO en Temuco no llenó las vacantes en Periodismo, Sociología y varias pedagogías. La Arturo Prat, que es de Iquique pero tiene sede en Victoria (sic), de 50 vacantes solo postularon 15; la Serena tanto en la propia ciudad de las papayas como en Ovalle, no llena sus cupos. Las pedagogías de la de Los Lagos colapsó, se ofrecían 30 vacantes y se llenaron 8 en básica, 18 de 30 en castellano, 7 de 30 en párvulos, y los datos son públicos y podríamos seguir con ellos. Así como se concentra la riqueza en Santiago también ocurre en la educación superior. Las áreas marginales de los mercados sucumben. La solución encontrada por estos planteles regionalistas es abrir sedes en Santiago, como lo ha hecho este año la Universidad de Talca (podría ser mejor tener sedes en Paris y Londres…por aquello de…) o como tiene la Prat en el centro antiguo de la ciudad, a varios miles de alumnos, o la de Los Lagos en calle República y muchas otras en que se hacen ofertones de títulos, de muy dudosa calidad y bajas exigencias. Nadie dice nada de todo esto…El Cruch y las acreditadotas, cierran un ojo…

¿Cómo es posible que el mercado se haya apoderado o se esté apoderando de la educación superior y los estudiantes se conviertan en consumidores? Los que operan las frías cifras creen que este mercado no se distingue en lo sustantivo de los otros. Los consumidores compran educación como compraban un televisor en La Polar. Las Universidades, al igual que la afamada tienda de triste figura, ofrecen amplios edificios, rebajas (claro que suben los aranceles) becas falsas, como no pagar el primer año si se tiene el AFI, Aporte Fiscal Indirecto, que paga el Estado, o triquiñuelas incomprensibles que permiten entrar a estudiar “sin pie”. “Llegar y llevar”.

La política del Gobierno ha sido consecuente con esta mirada de mercado educativo. Se trata de aliviar la carga de los clientes. Se bajan las tasas de interés para que aumente el consumo, principio básico de economía, se han anunciado o habrán “perdonazos”, se subsidiará la demanda mediante becas, en fin, una lógica impecable.

¿Porqué y cómo son seducidos los estudiantes? Es un asunto complejo. Podemos decir cómo hipótesis de que Chile se reorganizó en la dictadura y continuó en el período de la Concertación, bajo el principio de la “modernización compulsiva”. Todo lo que fuese moderno es bueno, fachadas modernas, cosas modernas, en fin, una compulsión por ser moderno. Seremos “desarrollados”, se proclamó, el 2000, después otro dijo el 2010, ahora lo seremos el 2015, y así. Se produjo una enorme confusión en nuestra cultura entre modernización y modernidad. Esta última se refiere a lo sustantivo, a las formas de pensar, de ser, de convivir, y la otra, a las cosas, a los instrumentos, a las “baratijas” de la modernidad. Pinochet en su discurso triunfal del ochenta prometió teléfonos, automóviles, e incluso bicicletas. Pareciera ser que esa tendencia de los mercados en general, se ha introducido brutalmente en el mercado universitario. Seducen los “efectos especiales” de la educación, las expectativas laborales prometidas, las relaciones sociales para el ascenso social, que se puedan establecer, en fin, y no necesariamente el aprendizaje duro y riguroso, el método silencioso, todo aquello que hace de verdad una sociedad moderna. Cuando un joven entra por una de esas escalinatas suntuosas, modernas, lustradas, frente a la vieja y gris Escuela de Derecho de la Universidad de Chile, puede sentir que se le está abriendo el futuro, tan brillante como el edificio que lo acoge con una sonrisa de vendedor ambulante.

¿Cómo se puede desmontar esta tendencia desatada? ¿Iba el movimiento estudiantil/ciudadano en contra de esta tendencia o lo que quería era sumarse gratuitamente a ella? No se dieron cuenta los rectores de las Universidades públicas, los parlamentarios y en general los que mandan, que sus decisiones han ido en la línea de consolidar cada vez más el mercado de la educación superior? ….Discutir el diagnóstico, aunque sea provisorio y veraniego, puede servir para comprender mejor estos fenómenos. En la próxima entrega hablaremos de la calidad de la educación, segunda demanda y en la tercera hilvanaremos algunas ideas curiosas de propuestas para el futuro…

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