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Opinión

14 de Febrero de 2012

Doctor Salvatore Amor: “A Piñera le aconsejaría que se compre un traje de látex para revivir la pasión”

El Doctor Salvatore Amor se dedica, desde hace un buen tiempo, a aconsejar a todos los corazones perdidos que no saben qué hacer con sus sentimientos. Ya que tengan la nuca como esponja, anden cacho e’paraguas o simplemente no sepan cómo enfrentarse a la tigresa de sus sueños, el galeno los guía por el camino […]

Sebastián Alburquerque
Sebastián Alburquerque
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El Doctor Salvatore Amor se dedica, desde hace un buen tiempo, a aconsejar a todos los corazones perdidos que no saben qué hacer con sus sentimientos. Ya que tengan la nuca como esponja, anden cacho e’paraguas o simplemente no sepan cómo enfrentarse a la tigresa de sus sueños, el galeno los guía por el camino del buen vivir.

Primero que nada, saludos a un maestro… ¿Cuántos años lleva ejerciendo como galeno?
– El poncho de maestro no me lo pongo porque me queda grande y además me da calor. Digamos que sólo soy un modesto servidor público. Parchando corazones llevo alrededor de seis años, cinco en el consultorio sentimental de un diario popular y los últimos ocho meses en la consulta express de Cuatroletras.cl, a mucha honra.

A estas alturas, ¿cree en el amor?
– Jamás dejaré de creer en él, ciegamente. Creo que es el motor de todas nuestras acciones. Y no me refiero sólo al amor carnal o por la media naranja, sino también al amor por la familia, por el prójimo, por el país, por la justicia… Y también están los otros que aman el poder y el dinero, pero esos no son capaces de amar a nadie más.

¿Le ha llegado un caso que le cause verdadera pena, que lo haya afectado?
– Los casos que me han dejado más helado son los de maltrato familiar. Hay muchísimas mujeres que aguantan todo tipo de pellejerías sólo por sus hijos, porque no tienen cómo independizarse o porque creen a pies juntillas que el mano de piedra va a cambiar… También me bajonean los casos de abuso sexual y los de algunos jóvenes gays que no saben cómo enfrentar los prejuicios de sus propias familias.

Doctor, la firme: ¿Se ha metido con alguna de las lectoras que buscan sus consejos, para consolarla?
– Al viejo dicho de que los hombres no tienen memoria agregaría, en mi caso, que un buen doctor tiene que saber mantener el secreto profesional.

¿Cree que la juventud actual está más lanzada que antes?
– Los cabros ahora pasan con los pantalones hasta los tobillos y las chicas, con las faldas encima de la cara, hacen lo que quieren. Y me parece muy bien que así sea, que disfruten del cacheteo. Además, tengo la impresión de que la mayoría se cuida y que los que le hacen asco a condón son los tontos viejos. Si me pregunta a mí, me encantaría volver a los 17.

De las cartas que le llegan, muchas parecen fantasías sexuales de un pollerudo adolescente ¿Cómo cacha cuáles son de verdad y cuáles mula?
– La mayoría de las cartas son de verdad. Pollerudos hay en todas partes y como no se atreven a preguntarles a sus amigos para no pasar por giles, me preguntan a mí. Eso sí, hay algunos que escriben para puro levantarse los tarros o basurear a sus minas; a esos no les compro.

¿Cuál ha sido la situación más barsa que le ha tocado leer? ¿Alguno confundido con la madre y con la hija?
– La fantasía de la lagartija es recurrente, pero también abundan los jotes que se quieren comer a las amigas o a las hermanas de sus pololas, o que lo han hecho y después me escriben para que los ayude a arreglar la empanada. Son unos barsas, como bien dice usted.

¿A quién le dan ganas de mandar a la punta del cerro con sus consejos?
– Me parece que el famoso Edmundo es el rey de los chambones. Ese cabro no tiene vuelta, pronóstico cero. También me dan un poco de pudor algunos parlamentarios que se las dan de lindorfos, como Ramón Farías, que se jura James Dean. La otra que no aprende nunca es la Kenita; a ella la pondría en terapia intensiva.

¿Cuál cree usted que es el secreto para que una relación funcione?
– Química, comprensión, complicidad, respeto, buen humor y admiración por el otro.

-Y en el plano personal, ¿cómo va el amor? En el fondo ¿tiene cara como para aconsejar a quienes quieren ser exitosos en el amor y en el ring de 4 perillas?
– No me puedo quejar. Soy un hombre muy afortunado y, pese al desgaste, aún me desenvuelvo bien en el cuadrilátero.

Galeno, juéguesela: ¿Qué consejo amoroso le daría a Sebastián Piñera?
– En general, salvo Berlusconi, creo que los gobernantes y los hombres poderosos tienen muy poco tiempo para remojar el cochayuyo. Piñera tiene una bella mujer a su lado, pero pienso que no la atiende como es debido. Le aconsejaría que se comprara un traje de látex para revivir la pasión… A lo mejor así se le pasan los tics

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