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Opinión

24 de Febrero de 2012

The Economist hace mierda el binominal chileno

Artículo publicado por The Economist y traducido por la división de simios bilingües de The Clinic Online Al dictador Augusto Pinochet nunca le gustó la democracia. En 1990, al final de sus 17 años de dictadura, ingenió un sistema electoral muy particular. Estableció una inscripción voluntaria en los registros electorales, pero con la obligación de […]

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Artículo publicado por The Economist y traducido por la división de simios bilingües de The Clinic Online

Al dictador Augusto Pinochet nunca le gustó la democracia. En 1990, al final de sus 17 años de dictadura, ingenió un sistema electoral muy particular. Estableció una inscripción voluntaria en los registros electorales, pero con la obligación de ir a votar. De esta forma, cualquiera que se inscribiera en los registros sería castigado por no votar. Esto hizo que los chilenos le fueran haciendo el quite a inscribirse, tendencia que ha ido en aumento.

Mientras el 30% de la población votó por el ganador de la elección presidencial de 1989, solo el 21% le dio su voto a Sebastian Piñera en 2010.

El método chileno para elegir congresistas también está pobremente concebido. Eligiendo a los dos primeros vencedores de cada distrito, su efecto práctico es que las dos coaliciones principales se quedan con casi todos los asientos. Chile es el único país en el mundo en usar este sistema “binominal”.

El legado electoral de Pinochet ha probado ser extraordinariamente duradero. Los conservadores se han resistido férreamente a cambiar las reglas para inscribirse, lo cual haría al electorado más joven y pobre. Y ninguna de las dos coaliciones quiere cambiar el sistema binominal, porque podría afectar su duopolio legislativo.

Este sistema ha traído estabilidad, pero con el costo de disminuir la real representatividad de las autoridades políticas. En la actualidad, los chilenos han encontrado nuevas formas para mostrar su descontento. El año pasado se vio una gran demostración en la Patagonia y después vinieron meses con grandes protestas en que los estudiantes demandaban que la educación fuese totalmente subsidiada por el estado. El nivel de aprobación de Piñera cayó a un 36%.

En respuesta, el Presidente comenzó a abrir sus políticas. El mes pasado firmó una ley que inscribe automáticamente en los registros electorales a todos los chilenos sobre 18 años.

Esto va a incrementar el tamaño del electorado en un 55% y triplicar el número de votantes sobre 30 años. Se espera que los votantes más jóvenes sean preponderantemente de centro izquierda, pero Piñera espera que le agradezcan por haberles permitido votar sin necesidad de inscribirse.

Cambiar el sistema Binominal es más difícil, aunque todos concuerdan en que limita el dinamismo político de la nación. El ex Presidente Ricardo Lagos dice que “al votar en Chile te ofrecen vino tinto o vino blanco y eso es todo. No hay sustitutos. No te dan a elegir un Cabernet, un Merlot o un Sauvignon Blanc”.

A pesar del consenso en la necesidad de cambiar el Binominal, no existe acuerdo sobre qué sistema debería tener Chile para reemplazarlo. Sin embargo, el mes pasado los congresistas del partido de Piñera se juntaron con la opositora Democracia Cristiana proponiendo un sistema parlamentario en que el presidente pudiera elegir un primer ministro, como ocurre en Perú. Pero Piñera rechazó este acuerdo, señalando que Chile tiene “otras prioridades más urgentes”.

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