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Opinión

31 de Agosto de 2012

Vida y opiniones del Gato Gamboa

Foto: gatogamboa.blogspot.com Hasta el día antes del Golpe, el Gato Gamboa dirigió el Clarín -el diario más leído en la historia de Chile-, el medio que apoyaba a la UP y que no tenía filtro para denunciar: le sacaba la cresta a la derecha, además de mantener a raya los abusos de empresarios chantas. Todo […]

M. G.
M. G.
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Foto: gatogamboa.blogspot.com

Hasta el día antes del Golpe, el Gato Gamboa dirigió el Clarín -el diario más leído en la historia de Chile-, el medio que apoyaba a la UP y que no tenía filtro para denunciar: le sacaba la cresta a la derecha, además de mantener a raya los abusos de empresarios chantas. Todo con un humor provocador, siempre pasado para la punta, sobre todo en sus titulares, como ese inolvidable que decía: “El roto sacó su chispa: oye momia pituca cocíname esta diuca”. Gamboa nunca midió las consecuencias que le podía traer su pega: se ganó más de 20 estadías en Capuchinos por querellas en contra del diario.

Pero nada de eso se comparó a lo que vivió días después del Golpe, cuando lo detuvieron. Se salvó jabonado. Tuvo cueva. Los milicos podrían haberlo matado sin asco. Pero no. Se mantuvo estoico y sobrevivió a la tortura que sufrió en el Estadio Nacional estando tres horas en la parrilla. “Terminaron cuando uno de los torturadores le dijo al otro que tenía que irse al cine, porque su señora lo estaba esperando para ver El Padrino en el centro”, cuenta el mismo Gamboa en una serie de apasionantes, divertidas e instructivas conversaciones que mantuvo con Francisco Mouat, quien las dejó registradas en el libro “Las siete vidas del Gato Gamboa”, que incluye fotos y portadas.

Tras la pasada por el Nacional, cuenta en el libro Gamboa, estuvo preso en el campo de concentración Chacabuco, en Antofagasta, donde para despejar su mente creó un consultorio sentimental que recordaba al famoso profesor moralista Jean de Fremisse del Clarín -al que no le gustaban las patas negras-, ayudando a otros presos a escribirle cartas a sus esposas pidiéndoles, sin que fuera muy obvio, que no les pusieran los cuernos afuera, algo a lo que temían casi todos los torturados. Es que el Gato se manejaba muy bien con las mujeres. Y era bien picaflor. Incluso estando con pareja, revela, estuvo a punto de jugársela por la Gladys Marín: “Nos faltó poco para agarrarnos como pareja…”.

Famoso por su humor, por su bigotín y por ser el creador, en el diario Fortín Mapocho, del titular que informaba de la derrota de Pinochet en el plebiscito diciendo “Corrió solo y llegó segundo”, el Gato, hoy de 91 años, está alejado del periodismo. Se entretiene conversando con sus vecinas de las tonteras que hace su perra. Piensa escribir la historia del Clarín y algo parecido está haciendo con la vida más privada de Allende, un trabajo donde contará la vez que lo pilló en su despacho en La Moneda saliendo recién bañado con una mina: “En privado le dije ‘Presidente, siempre he pensado que usted no es leso, pero aquí está haciendo leseras. La siesta suya es la del estadista, no puede andar a poto pelado en La Moneda’”.


LAS SIETE VIDAS DEL GATO GAMBOA
Francisco Mouat
Lolita Editores
2012, 99 páginas

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