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5 de Julio de 2013La Drag queen que escapó a la Oración Fuerte al Espíritu Santo
Vía Kienyke.com Billy Muñeka alista los tacones, la falda, el labial. Con lentitud deja atrás al hombre que la habita. Se sienta en una silla incómoda y comienza a hablar. Al principio luce tensa, pero conforme avanza en las respuestas se suelta. Sonríe, mueve las manos, acomoda su cabello. Ahora es toda una mujer. La […]
Vía Kienyke.com
Billy Muñeka alista los tacones, la falda, el labial. Con lentitud deja atrás al hombre que la habita. Se sienta en una silla incómoda y comienza a hablar. Al principio luce tensa, pero conforme avanza en las respuestas se suelta. Sonríe, mueve las manos, acomoda su cabello. Ahora es toda una mujer.
La primera vez que se sintió bien con ropa femenina fue en 1993 cuando, a escondidas, hizo un asalto al clóset de su mamá. Se travestía en secreto. La primera persona que la descubrió fue su abuela materna, quien con una “sonrisa extraña” – cuenta Billy – la llamó “señorita”.
Después de esos primeros rodeos con el clóset su yo femenino tuvo que esperar más de una década para vestirse de mujer. Su familia supo de sus inclinaciones y trataron corregirla. Billy, o mejor, Andrés, fue obligada (obligado) a visitar la Oración Fuerte al Espíritu Santo, sacerdotes, grupos católicos juveniles, un monje budista, una hipnotizadora, una serie de psicólogos, un seminario y hasta tuvo que ir al ejército, experiencia que terminó, cuenta Billy, “en una unidad de psiquiatría” del batallón.
Pero su empeño ganó y hoy en día se describe como una persona habitada por dos almas: “Soy dragformista independiente. Un término acuñado por mí misma en el que se mezclan dos tipos de transgeneristas: la drag queen y la transformista; un ser femenino a medio camino entre las divas clásicas del cine de los 50 y las estridentes rockeras angloeuropeas de fin de siglo”.
Cuando Billy Muñeka habla, quien la escucha sabe que detrás del maquillaje, bajo la peluca, sobre los tacones, hay una sensibilidad bien construida, una persona que se ha dedicado a elaborar una profesión. Ese es su sueño, que su actividad como dragformista sea un oficio, que el hecho de subirse a un escenario a interpretar un personaje sea su forma de vida.
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