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Opinión

21 de Octubre de 2013

Creador de Acción Poética: “Esto es de gente que escuchó a Arjona y también de quienes leyeron a Huidobro o Gonzalo Rojas”

Es el rayado inconfundible de versos cursis, nacido en Monterrey y ahora repartido por más de 25 países. Transformado hoy en un movimiento que reinvindica la poesía, su autor dice desde México que no puede controlar si hoy se ocupan versos de Arjona o de Borges, pero que igual no le preocupa porque la gente común no se detiene a ver eso. "La poesía es de quién la utilice", señala.

Ricardo Ahumada
Ricardo Ahumada
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Armando Alanis, el poeta regiomontano que creó Acción Poética, pintó hace dos semanas su última obra. El resultado fueron 18 murales de fondo blanco y versos con tinta negra. Lleva 17 años haciendo lo mismo, desde que por primera vez agarró pintura, una brocha y terminó creando -sin querer- un movimiento de reinvindicación de la declaración de amor callejera.

Ahora se pasea por ciudades hablando del proyecto que empezó por su temor a que la gente no leyera. El mismo impulso que en Chile, hace algunos años, lo llevó a tocar el timbre de Nicanor Parra en Las Cruces, sin éxito porque el antipoeta no lo recibió. De todos modos, dice estar contento por lo que provocó y no le molesta que mucha gente no sepa que el autor de 17 libros publicados sea el mismo autor de AP o al revés, que no se enteren de que el autor de AP es un escritor de verdad.

“Lo clave es que nunca he dejado de hacerlo”, dice este poeta, desde su natal Monterrey a The Clinic Online. Con su proyecto regado por todo el continente, Armando suma adeptos, detractores, pero por sobre todo murallas en blanco y negro con poesía. Y aunque no lo prefiere, no se hace problemas de que los versos de canciones se sumen a las murallas.

¿Pensaste alguna vez que pasaría lo que hoy es Acción Poética?

En ese entonces no tenía idea que iba a pasar lo que está pasando ahora. Yo simplemente soy un poeta. En México, como en Latinoamérica, la cultura de la lectura es pequeña. Los mexicanos leemos muy poco: menos de un libro al año. Entonces, eso a sí me hace mucho ruido, me atormentaba un poco. Yo escribo libros, quiero escribirlos, pero la gente no los lee. Eso es un poco el cómo hacemos para que haya un encuentro entre la literatura y la poesía y la gente. Entonces dije: hay que sacarle a la calle. Al principio no empecé con las bardas (murallas). Primero lo hacía con volantes (flyers) y, en vez de ponerles un anuncio, les ponía poemas. También hacía especie de afiches o posters y los pegaba en los cajeros automáticos. Y después me fijé en las bardas, a aprovechar el espacio, a hacer una especie de graffitis. Sombrar una pared de color blanco, simulando a una hoja y escribir un verso. Y el proyecto fue evolucionando y replicándose, primero en muchos lugares acá de México y luego en otros países latinoamericanos.

Leí en un artículo que el nombre es un homenaje a Vicente Huidobro, que decía que la poesía es un acto.

Sí, eso era lo que poníamos en los postes, en referencia a Huidobro y Octavio Paz, que decía que la poesía entra en acción. Esa era como la premisa. Pero no sé si lo hacía muy consciente o inconscientemente, porque es algo que -siempre lo digo- estoy felizmente asustado de lo que es: un mounstro grande que mientras sea de poesía, yo estoy muy feliz de hasta dónde ha llegado.

¿Siempre pensaste en que fueran tus versos lo que se escribieron o sabías que podrían ser también del resto?

Originalmente eran míos y eran muy largos. Una vez vi uno y no lo alcancé a leer porque iba en el coche -auto. Entonces empezamos a hacerle mejoras técnicas. Ahora los versos no deben ser de más de ocho palabras, máximo 10, divididos en dos reglones. Puede ser de cualquier autor, de una canción o ahora la gente que pone sus propios versos. Y se firma como Acción Poética, rara vez con nombre de autor. No hay ninguna mala intención ni montaje, lo importante es que el mensaje llegue y que la poesía es de quién la utilice, como decía el cartero de Neruda.

¿Il postino?

Sí, en la película Neruda se da cuenta que el cartero, un hombre sencillo, intentaba enamorar a su novia con esos poemas y le dice: bueno, pero esos poemas son míos. Y el cartero le dice: la poesía es de quien la utiliza. Acá hay un poco de eso. Pero nunca ha sido la intención de plagiar o algo así. En algunas parte se firma con Acción Poética de algunos países, pero eso no me preocupa porque la poesía va buscando a sus lectores y en algún momento los lectores se van a poner más exigentes y sabrán que la poesía no sólo está en la calle. Nuestra gran frase es ‘Sin pasión no hay ciudad’. Y ojalá Acción Poética sea el primer paso para encontrarse con la poesía y buscar luego en las bibliotecas y demás lugares.

¿Cuál fue tu primera Acción Poética?

No me acuerdo bien, pero era un verso largo aunque el pasar a frases cortas fue más bien rápido. Hay varias que duran un día, otras duran 15 años. Acá hay una que lleva 15 años que dice: “Soy tu mirada que me observa”. ¿La poesía está a la intemperie en ese sentido, no? Y es de la gente. Ellos pueden rayarla, intervenirla. En un principio eso me preocupaba, yo sufría un poco. Pero ahora ya no: si está en la calle la gente las utiliza y les hace lo que tenga que hacer. Llevarla, compartirla, pintarla o ignorarla. Nosotros simplemente tratamos de aprovechar el espacio y exponer.

¿A esta altura, crees ser el líder de un movimiento?

No, eso de sentirme líder no. El movimiento se expandió y está presente en muchas ciudades de México y 25 países. También estamos en Italia y España. Hay páginas y páginas de facebook y la gente se comunica a la página oficial y nos preguntan dudas y colaboran. Pero de líder, no.

¿Cómo se amolda Acción Poética a los demás países?

En Sudamérica la sociedad civil tiene otra consciencia. Creo yo, por la historia que les ha pasado. Los régimenes militares y todo. Las generaciones están marcadas de otra manera. En México no, por eso es un poco más lento, más flojo. En Argentina y Chile tardaron varios meses en organizarse en grupos y acá tardaron 16 años. Específicamente en Ciudad Juarez, que es una ciudad que ha sufrido mucho. Ahí comenzó con una idea más de rescate de la ciudad. En este sentido Acción Poética tiene muchas bifurcaciones: puede ser de promoción de la lectura, un proyecto poético, de valores o de prevención al delito como lo está haciendo Acapulco y otras ciudades mexicanas, que han sufrido mucho. En mi ciudad a mi me tocó una época muy dura, que fue entre 2009 y 2011, una ciudad norteña, fronteriza y fue muy terrible. A final de cuentas, es el costo. Yo escribí poesías y en eso terminó.

¿No tienes problemas con que la gente presente la poesía? Que haya poesía mala con esa firma.

Es que acá tenemos dos reglas nada más. Las primeras dos son clarísimas: que no tienen que ver con política y con el color de la presentación. Pero luego lo que pasó es que la gente comenzó a tener sus frases. Algunas, claro, tienen más calidad que otras. Ahí no lo podemos controlar, pero lo mejor de esto es inspirar a la gente que se mueva. Que escriba algo sobre la pared o que diga algo, esa es la gran ganancia. Todas las frases son de amor. Que, bueno, podrán ser cursis, no ser el gran poema, pero tienen la intención de decir algo y tendrán un efecto. No podemos controlar pero creemos que es una gran ganancia por estos motivos.

¿Qué pasa cuando estas frases son sumamente cursis u ocupan partes de canciones como Arjona o Cristián Castro?

Claro, es que ahí no puedes hacer nada. Nos han criticado por eso, pero lo que te decía es que habría que conservar mejor todo el mecanismo que provocó Acción Poética para crear algo. Hay cosas que no se pueden detener. Quizás hay poesía que le gusta más a otras personas y se replica en la calle. Yo quisiera que no fuera así, pero no se puede obviamente. Pero no creo que sea un problema. Para la gente que no han leído poesía o que nunca han leído, sus referentes son los artistas que escuchan en la radio. Y eso es bueno que el lector lo note. Eso quiere decir que buscan otra cosa. Entonces también claro que le den otro sentido.

¿Pero no es un problema?

Pero la gente que no siente, que no lee, que va al trabajo, que tiene otros problemas no va a andar pensando en algo como: ah, esa frase es muy cursi, prefiero una de Borges. No, no creo que la gente sea así. La poesía está en la calle y es para la gente.

Igual hay mucha gente que critica la cursilería

El asunto es que creo que es un proyecto o movimiento, que puede tener muchas deficiencias en el sentido estricto de un análisis literario, donde puedes hablar de algo cursi. Pero esto es un movimiento de calle. Tiene otro sentido y otro transfondo. Se transformó en algo social, que puede mover. Estoy muy contento y muy sorprendido que esto haya inspirado. Yo no no inventé esto, no descubrí absolutamente nada. Si te vas para atrás hasta el hombre de las cavernas lo hacía. El graffiti de los años 80, noventas. No es nuevo el asunto. Siempre hay alguien que ha escrito algo en la pared. Pero acá es algo que motivó a mucha gente y es de gente que escuchó a Arjona y también de quienes leyeron a Huidobro o Gonzalo Rojas, Nicanor Parra. Esto me gustaba porque a fin de cuentas todo esto se va a depurar. Hay gente invirtiendo tiempo, dinero en esto. Yo remitiría eso. Al ‘te gusta o no te gusta’. Y eso es inevitable porque está en la calle.

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