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Nacional

13 de Noviembre de 2013

El matrimonio entre dos hombres que desafía la ley eclesiástica gringa

Más de 50 reverendos de la iglesia metodista se unieron en Filadelfia el sábado pasado para bendecir la unión de Robert y Wiliam: una pareja que lleva más de 25 años juntos. Además de una ceremonia religiosa, se trató de demostrar apoyo al pastor Frank Schaefer, que enfrenta un juicio de la iglesia por casar a su hijo con su pareja del mismo sexo.

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El sábado 9 de noviembre, una solitaria bandera del orgullo gay adornaba la entrada de una iglesia en la ciudad que recibiera a Benjamin Franklin y la declaración de la independencia de Estados Unidos. Misma declaración que establece el derecho a la “libertad” y a la “búsqueda de la felicidad”. La iglesia metodista de la calle Arch en Filadelfia recibía ese día a Richard Taylor y William Gatewood, una pareja que luego de 25 años de relación, cumplía el sueño de casarse en su iglesia. O más bien, el sueño de William.

Hace un año William sufrió un ataque cardíaco y pasó del hospital a la casa varias veces desde marzo hasta agosto. Durante este tiempo, Richard, al no ser cónyuge de William, era tratado como un extraño por los trabajadores del centro de salud. Fue el pastor Robin Hynicka quien lo ayudó y le brindó apoyo a la pareja. “Desearía que Rob y yo pudiéramos casarnos en nuestra iglesia”, dijo William en esa oportunidad. “Él no dijo: ‘dios, hazme heterosexual para encajar’. Él sólo dijo: ‘dios, déjame demostrar mi amor, así como te demuestro mi amor a ti’”, señaló el mismo reverendo Hynicka al presidir la ceremonia matrimonial a la que se unieron más de 50 pastores en apoyo a este y otro matrimonio homosexual celebrado por el reverendo Frank Schaefer, quien causara revuelo en el clero al casar a su propio hijo con su novio.

El matrimonio entre personas del mismo sexo no está legalizado en Pennsylvania, donde se ubica Filadelfia, ya que desde 1996 cuenta con un estatuto que reconoce el matrimonio como la “unión entre un hombre y una mujer”. Aunque se han hecho varios intentos legales por eliminar este artículo y un funcionario del registro civil llegó a entregar más de cien licencias a parejas del mismo sexo, éstas fueron revocadas y se ordenó detener las uniones civiles hasta que la corte decidiera si es constitucional o no el polémico estatuto que además prohíbe reconocer las licencias matrimoniales entre parejas del mismo sexo de otras jurisdicciones.

En la iglesia metodista, tampoco está permitido el matrimonio igualitario. El Libro de Disciplina metodista también limita el matrimonio a un hombre y una mujer y desde 1972 proclama la “práctica de la homosexualidad incompatible con las enseñanzas cristianas”. Por lo tanto, estas mismas instrucciones prohíben a las iglesias y a los clérigos llevar a cabo “ceremonias que celebren uniones homosexuales”. A pesar de que el año pasado se hicieron esfuerzos para cambiar este lenguaje durante la Conferencia General, no se llegó a acuerdo y el reglamento mantiene sentencias como que “las relaciones sexuales son ratificadas sólo en el pacto del matrimonio monógamo y heterosexual”.

Estas fueron las leyes desafiadas por el reverendo Frank Schaefer, quien en 2007 casó a su hijo con su pareja del mismo sexo. Un miembro de su congregación envió una queja formal y el religioso enfrenta un juicio eclesiástico este 18 de noviembre, en la Conferencia Anual de la iglesia Metodista.

A pesar de que la Conexión Evangelical de la Unión de Metodistas pidió a los más de 50 reverendos que “reconsideraran” sus intenciones tomando en cuenta el “grave daño que causará en la alianza que nos une como Unión de Metodistas”, a las tres de la tarde comenzó la ceremonia que simbólicamente unió a William y Robert. “¡Así que esto se necesita para llenar una iglesia!”, fue lo primero que dijo en esa ocasión el reverendo Hynicka frente a capilla repleta.

Aunque las uniones de parejas del mismo sexo son legales en 15 estados en Estados Unidos, William y Robert consideran que es en Filadelfia y en su iglesia donde quieren casarse, porque es ahí donde siempre han vivido. Desde que llegaran a la congregación metodista en la calle Arch, Richard canta en el coro de la parroquia y William participa de varios comités.

El sábado más de 50 pastores metodistas formaron dos filas tras los novios, sosteniendo una mano sobre el hombro del reverendo que le precedía hasta llegar a los hombros de los novios y bendiciendo, a coro con toda la iglesia, su unión en voz alta: “Oh dios, envía tu bendición sobre Richard y William, que ciertamente mantengan sus votos, y que así crezcan en amor y devoción juntos, y que su hogar sea un paraíso de bendiciones y paz, a través de Jesucristo nuestro señor. Amén”.

La ceremonia concluyó con una triunfante y romántica salida entre aplausos y llantos. Luego de la solicitud del reverendo Hynicka: “les pediré algo”, señaló el religioso frente a un altar cristiano adornado con una larga bandera del orgullo gay. Frente a una iglesia repleta, continuó: “les pediré que vayan y demuestren su amor. Que amen. Que amen aún cuando los odien. Que amen cuando quieran enjuiciarlos”.

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