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Opinión

2 de Diciembre de 2013

Providencia con otras luces

“Llegó la oscuridad. Luego de años de esplendor, las luces que han decorado las avenidas Pedro de Valdivia y Providencia para las fiestas de fin de año no se encenderán en 2013”. Ese es, más o menos, el mensaje que hemos visto pasar por la prensa esta semana, luego que los concejales (devenidos Grinch), decidieran […]

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“Llegó la oscuridad. Luego de años de esplendor, las luces que han decorado las avenidas Pedro de Valdivia y Providencia para las fiestas de fin de año no se encenderán en 2013”. Ese es, más o menos, el mensaje que hemos visto pasar por la prensa esta semana, luego que los concejales (devenidos Grinch), decidieran rechazar la contratación a Chilectra para la instalación de luminarias decorativas.

Pocas explicaciones respecto de los cerca de 200 millones de la propuesta, y menos de cómo una “licitación” con oferente único significa permitirle a una empresa como Chilectra (que además cobra la cuenta de la luz), fijar de forma casi unilateral cuánta plata de los vecinos de Providencia se gasta en luces navideñas. Los 3 concejales que aquí firmamos sabíamos, al momento de votar, que esto podría traer consecuencias políticas, en especial para la alcaldesa. Pero hay que ser justos: fuimos nosotros -y no Josefa- los que decidimos por 6 votos contra 2 rechazar la adjudicación. Lo hicimos, porque creemos que el presupuesto municipal debe invertirse o gastarse de manera distinta a como se ha hecho hasta ahora.

¿Providencia podría haber costeado las luces? Claro que sí. Somos el tercer municipio más rico de Chile. Si en la administración anterior se pagaron casi 800 millones de pesos por la Fuente del Bicentenario, bien podríamos pagar el monto cobrado por Chilectra. Pero esa no es la pregunta. Para nosotros, la cuestión es sobre los criterios que deben primar en el uso de los recursos municipales durante la actual administración. En primer lugar, compartimos que las celebraciones de fin de año sigan siendo importantes para el gobierno comunal. Pero a la vez, creemos que el protagonismo de las mismas debe desplazarse desde los edificios municipales y las grandes avenidas a las calles, plazas y parques, de acuerdo a las demandas que los propios vecinos nos han hecho ver en el último tiempo.

Este es uno más de los síntomas de que la ciudadanía de Providencia se complejiza, se fortalece y, mejor aún, exige más, lo que no es casual. Este gobierno comunal ha optado por transferir a los vecinos parte de las decisiones que antes tomaba a puertas cerradas, no sólo por la vía de las consultas ciudadanas y cabildos (como se hizo con el Pladeco) sino también contribuyendo a su fortalecimiento y cohesión. Hoy, los barrios, los núcleos vecinales (formal e informalmente constituidos) y las organizaciones sociales tienen más voz, acceden a financiamiento vía concursos o subvenciones y orientan parte de nuestra gestión.

La navidad es un ejemplo de esto: en el último mes, hemos recibido solicitudes de colaboración de grupos de vecinos para celebrar comunitariamente las festividades de fin de año, sin saber ellos que esto ya era parte de la agenda comunal de diciembre. Esto nos alegra, porque refleja algo mayor: que la participación es una demanda sentida por quienes habitan la comuna y escuchada por quienes la gobiernan.

Por otro lado, ser una comuna privilegiada no nos habilita frente a la ciudadanía para despilfarrar. Como dato: doscientos millones de pesos es la mitad del presupuesto que municipios pobres manejan en sus corporaciones de desarrollo comunitario, área clave –y a veces la más grande- de toda municipalidad. ¿Cómo explicamos a los adultos mayores de nuestra comuna, muchos de ellos en situación de “pobreza encubierta”, que gastaremos 200 millones de pesos en luces, cuando ellos no tienen –siquiera- para pagar las contribuciones? ¿Qué señal estaríamos dando? La dimensión ética adquiere relevancia si dejamos a un lado aquello de que somos una comuna modelo por lo bien cuidados de nuestros jardines, por lo brillantes de nuestras luces en diciembre.

Todo lo contrario. Queremos ser una comuna modelo porque nos importan nuestros vecinos y porque quienes hemos sido elegidos para representarlos actuamos con conciencia de comunidad. La Providencia que queremos hoy apaga sus luces para encender una visión más humanizada de la ciudad que vivimos, de la comuna que queremos.

Nicolás Muñoz Montes
Jaime Parada Hoyl
David Silva Johnson
Concejales por Providencia

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