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Opinión

8 de Abril de 2014

Elecciones de Rector(a) en la Universidad de Chile: una alternativa de unidad

La candidatura del profesor Gonzalo Díaz a la rectoría de la Universidad de Chile apunta a generar un proyecto de universidad estatal, nacional y pública de largo aliento, con énfasis en el pleno despliegue de sus capacidades, la superación de sus flagrantes desigualdades internas, el diseño de estrategias coherentes de desarrollo que se articulen con […]

Pablo Oyarzún
Pablo Oyarzún
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La candidatura del profesor Gonzalo Díaz a la rectoría de la Universidad de Chile apunta a generar un proyecto de universidad estatal, nacional y pública de largo aliento, con énfasis en el pleno despliegue de sus capacidades, la superación de sus flagrantes desigualdades internas, el diseño de estrategias coherentes de desarrollo que se articulen con los procesos de generación del conocimiento y creación de cultura, las necesidades del país y los desafíos de la institución universitaria en el siglo XXI; aboga también por la reconstrucción del espacio público y la formación de ciudadanía, que en el plano interno va indisociablemente unida a principios y procedimientos democráticos coherentes con la especificidad de lo universitario.

Estos son propósitos compartidos. Si consideramos los planteamientos que han hecho las candidaturas en estas últimas semanas, parece claro que entre ellas hay unas que presentan afinidades importantes: las candidaturas de Gonzalo Díaz y Ennio Vivaldi, ante todo, pero también, en una medida que estimo muy significativa, la de Cecilia Sepúlveda. Un amplio sector de la universidad, a mis ojos claramente mayoritario, ve en tales propósitos el futuro deseable y necesario de la institución. Entiende asimismo que no serán realizables sin transformaciones profundas, que no se limitan a un periodo rectoral y que por lo mismo requieren de un proyecto consistente y del concurso de toda la comunidad universitaria.

Por lo mismo, ese sector se inquieta de observar que se aproxima la fecha de inscripción de las candidaturas sin señas de que se produzca una convergencia.

Por mi parte, estoy convencido de la necesidad de esta convergencia.

Desde mi punto de vista, hay tres condiciones esenciales para la convergencia: 1) un amplio acuerdo programático, que no es difícil de alcanzar, precisamente por las grandes coincidencias de conceptos e intenciones. 2) Una candidatura unitaria, que represente ese acuerdo, sume y articule visiones y voluntades. 3) Un procedimiento para que esa candidatura sea legitimada por la comunidad.

La candidatura de Gonzalo Díaz ha propuesto en distintos momentos y ocasiones formas para que se produzca esa convergencia, siempre bajo la premisa de un acuerdo en torno a un programa común. Un hito especialmente importante fue la realización de un primer encuentro en enero pasado, con numerosa asistencia y la expresa indicación de que esta no implicaba necesariamente adhesión, precisamente para dejar abierto el camino hacia la unidad.

En esa oportunidad se definió un segundo encuentro, a fin de consolidar un programa. Se ha propuesto realizar una convocatoria conjunta para ese segundo encuentro e incluso se ha diferido la fecha originalmente establecida a fin de facilitar la gestión. La apertura que esta candidatura ha mantenido es patente e inequívoca. Creo que merece reciprocidad.

¿En qué términos? Es simple. Se trata de un gesto básico: reconocer el derecho de cada uno de los candidatos a liderar la propuesta de universidad que se haya consensuado. Dicho de otro modo, nadie tiene un derecho adquirido para ese liderazgo y no basta simplemente con esgrimir la hipótesis de un respaldo mayor actual o potencial (que no pasará de ser hipótesis), porque la igualdad de derechos de las candidaturas se mide por el consenso en puntos programáticos fundamentales y no por conteo de votos.

Ese gesto y la disposición a que en un encuentro al que se convoque a la comunidad que apoya las propuestas de estas candidaturas se definan esos puntos programáticos y la candidatura de unidad son los garantes esenciales de una convergencia con vocación de futuro y de gobierno y de una candidatura plenamente legitimada que, por ello mismo, asegura gobernabilidad.

La candidatura de Gonzalo Díaz ha dejado en claro su voluntad de unidad y la generosa disposición, si así se decide en tal escenario y con entera satisfacción de las condiciones señaladas, a sumarse a la postulación consensuada, en el caso de no ser ella la favorecida por ese consenso.

Esa voluntad es un deber de ética universitaria, que espero sea compartido. En nombre de este principio, por mi parte, estoy dispuesto a apoyar con todas las fuerzas requeridas a una candidatura que se genere de este modo.

*Filósofo. Profesor titular U. De Chile. Coordinador Doctorado Filosofía con mención en Estética y Teoría del Arte. Director Ejecutivo, Iniciativa Bicentenario.

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