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Cultura

17 de Junio de 2014

Jorge Robledo Oliver: El gringo que nos enseñó el juego

La temporada de 1950-51 fue una de las mejores de Robledo en el Newcastle. Convirtió 14 goles en la liga y el equipo finalizó cuarto. Pero lo mejor estaba por venir, pues Las Urracas iban a tener una excelente FA Cup, el torneo que enfrenta a los equipos de la Primera División inglesa con cuadros más modestos de Segunda, Tercera y hasta Sexta división. Derrotaron al Bolton (3-2), al Stoke City (4-2), al Bristol Rovers (3-1) y al Wolverhampton (2-1), con lo cual llegaron a la final de este clásico torneo. En la ciudad del noreste inglés estaban entusiasmados con obtener por cuarta vez el trofeo, pues llevaban casi veinte años de sequía. Su último título había sido en la edición 1931-1932. Esta vez el rival sería el Blackpool.

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Elsie Oliver, institutriz de un poderoso empresario minero inglés, llegó junto a la familia de éste a la oficina salitrera Alianza, al suroeste de Iquique. Allí conoció a un joven contador con el que se casó y tuvo tres hijos. El mayor, Jorge Robledo, se transformaría en el primer chileno que jugó en la liga inglesa y se coronó campeón de la FA Cup jugando por el Newcastle.

Jorge Robledo no lo sabía, pero varios clubes chilenos querían repatriarlo tras el Mundial. El problema era su pase, tasado en cuarenta mil libras esterlinas (nueve millones de pesos de la época), una cifra inalcanzable para cualquier equipo nacional. Además, en los años siguientes ese monto iba a duplicarse.

La temporada de 1950-51 fue una de las mejores de Robledo en el Newcastle. Convirtió 14 goles en la liga y el equipo finalizó cuarto. Pero lo mejor estaba por venir, pues Las Urracas iban a tener una excelente FA Cup, el torneo que enfrenta a los equipos de la Primera División inglesa con cuadros más modestos de Segunda, Tercera y hasta Sexta división. Derrotaron al Bolton (3-2), al Stoke City (4-2), al Bristol Rovers (3-1) y al Wolverhampton (2-1), con lo cual llegaron a la final de este clásico torneo. En la ciudad del noreste inglés estaban entusiasmados con obtener por cuarta vez el trofeo, pues llevaban casi veinte años de sequía. Su último título había sido en la edición 1931-1932. Esta vez el rival sería el Blackpool.

La final se jugó el 28 de abril de 1951 en el estadio Wembley, ante cien mil espectadores. Entre ellos figuraba nada menos que Winston Churchill, el ex primer ministro británico y en ese entonces líder del Partido Conservador. Para Robledo el encuentro marcaba un hito especial, pues sería el primer sudamericano que jugaba una final en la «Catedral del Fútbol». Y el chileno no desentonó. A los cinco minutos del segundo tiempo encaró por el centro y metió un pase preciso para que Milburn abriera la cuenta. Cinco minutos después, el mismo Milburn marcaría el 2-0 con un derechazo desde veinticinco metros.

Newcastle conseguía así la FA Cup en su versión número setenta. Churchill se encargó de entregar las medallas a los jugadores y la copa al capitán, Joe Harvey. Mientras los hinchas celebraban en las tribunas, en la cancha Robledo fue levantado en andas para dar la vuelta olímpica. El chileno repetiría el gesto poco después con el escocés Bobby Mitchell.

Un año después Newcastle volvió a jugar la final del mismo torneo, pero ahora con dos chilenos en la cancha. Ted Robledo se había convertido en un buen mediocampista, era titular y se hablaba de los «Fabulous Robledo Boys». Pero esta vez el desafío era más complejo que el que había enfrentado el mayor un año antes. El rival era el poderoso Arsenal, que esa temporada había obtenido su séptimo título de liga y buscaba su cuarta Copa FA. La última la había conseguido en 1950.

La temporada de 1951-1952 había sido la mejor de Jorge Robledo en el Reino Unido: goleador del equipo con 33 goles en 39 partidos. Pero el Newcastle no anduvo tan bien, pues concluyó el campeonato de Primera División en el octavo puesto. La única forma de salvar el año era ganando la Copa FA. Desde la versión 1890-1891, que vio coronarse al Blackburn Rovers, nadie había ganado ese trofeo dos veces seguidas. Y, a diferencia de la competencia oficial, esta campaña sí daba para entusiasmarse: incluía victorias sobre el Aston Villa (4-2), el Tottenham Hotspur (3-0), el Swansea City (1-0) y el Portsmouth (4-2). En la semifinal derrotaron al Blackburn Rovers por 2-1 con un gol de Robledo.

El 3 de mayo de 1952 Wembley nuevamente recibió a cien mil personas. Y la Reina Isabel II, que había sido coronada unos meses antes, quiso presenciar el duelo. A su lado estaba Churchill, que nuevamente ocupaba el cargo de primer ministro. Cuando comenzó el partido, el Arsenal atacó con todo. Newcastle no tuvo más remedio que refugiarse en su zona, sin respuesta para los ataques de Doug Lishman, Don Roper y Cliff Holton. Era cosa de tiempo para que cayera el primer gol de los Gunners. Pero en el minuto 19 hubo una jugada clave. Jackie Milburn encaró por izquierda y el defensa Wally Barnes, que salió a marcarlo, terminó severamente lastimado al chocar con el delantero.

Barnes trató de seguir, pero no pudo. En esos tiempos no existían los cambios, de manera que el Arsenal quedó con diez jugadores y tuvo que bajar la intensidad de su juego. Las Urracas tenían una mínima ventaja, pero no se decidían a aprovecharla. El partido parecía condenado al empate sin goles. Pero a cinco minutos del final, Jorge Robledo dispuso otra cosa. El relato es de él mismo, según consignó la agencia Reuters: «Bobby Mitchell entró dribleando y la defensa del Arsenal pensó que continuaría adelante solo, pero levantó la mirada, me vio y centró.

Yo tenía la intención de devolver la pelota, de cabeza al extremo, pero Lionel Smith, zaguero izquierdo, me bloqueó la visión, de modo que apunté hacia el palo más cercano. La pelota dio en el vertical al entrar a la valla».
Wembley enmudeció con el 1-0, pues la mayoría de los espectadores eran londinenses e hinchas del Arsenal. La Reina Isabel II y el ministro Churchill aplaudían en las tribunas. Y en la cancha un chileno hacía historia. Era el primer sudamericano en anotar un gol en la legendaria «Catedral del fútbol» y con esa conquista se consagró como uno de los extranjeros más exitosos en la historia del Newcastle, al punto que cincuenta años después de ese partido el club rendiría un multitudinario homenaje en su memoria. La conmemoración habría de estar encabezada por otro chileno vistiendo los colores de Newclastle, Clarence Acuña.

Pero además, y Robledo no tenía manera de saberlo, ese gol iba a marcar la infancia de un muchachito de once años que vivía en otra ciudad inglesa, Liverpool. Ese niño haría pocas semanas después un dibujo en donde dos jugadores con camisetas de rayas blancas y negras aparecen atacando a un defensa vestido de rojo y a su arquero. En 1974, cuando ese niño que se llamaba John Lennon ya era famoso en todo el mundo, el dibujo fue usado como carátula para su disco «Wall and bridges». Una investigación posterior revelaría que el boceto coincide de manera casi exacta con una foto que capta el gol de Robledo, y que fue reproducida por la prensa inglesa al día siguiente de la final.

LOS 11
Diego Figueroa – Ignacio Morgan
Escuela de Periodismo UDP/ Catalonia
344 páginas.

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