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Nacional

29 de Abril de 2015

Sigue la pelea: crítico literario responde a Daniel Matamala

"Sin duda el periodismo de investigación es fundamental en una sociedad democrática. Pero Matamala no puede arrogarse todavía ningún triunfo al respecto. ¿Tiemblan los poderosos cada vez que lo ven en CNN? Por favor, está lejos de tener el nivel de periodistas como Mónica González o Ascanio Cavallo, que sí pueden atribuirse hallazgos en sus contundentes libros. Lo de Matamala es frívolo. El practica el periodismo que está de moda, es decir, la liturgia televisiva", escribió Matías Rivas en un carta en La Tercera.

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matamala YT

Lo que fue una dura respuesta a una columna de opinión ya tomó tintes de pelea.

Resulta que luego de que el periodista Daniel Matamala respondiera a la columna del crítico literario y director de publicaciones de la UDP, Matías Rivas, donde éste lo aludía junto a otros periodistas respecto de cómo han abordado los casos de corrupción, este miércoles Rivas replicó al comunicador a través de una carta en La Tercera.

“Sinceramente, le recomiendo al señor Matamala que ejercite su comprensión de lectura, pues no entendió la columna que escribí. Quizá se confundió de la irritación que le supuso verse criticado.

Sin duda el periodismo de investigación es fundamental en una sociedad democrática. Pero Matamala no puede arrogarse todavía ningún triunfo al respecto. ¿Tiemblan los poderosos cada vez que lo ven en CNN? Por favor, está lejos de tener el nivel de periodistas como Mónica González o Ascanio Cavallo, que sí pueden atribuirse hallazgos en sus contundentes libros. Lo de Matamala es frívolo. El practica el periodismo que está de moda, es decir, la liturgia televisiva. Jamás lo trataría de resentido. Sería hacerle un halago que no merece. Lo suyo es pura vanidad, ganas de tener más pantalla. Que Matamala necesita inflar su ego, se nota demasiado, sobre todo si consideramos que enumera sus triunfos. No puso en la lista, eso sí, sus libros sobre fútbol. Una lástima.

Hay muchos periodistas trabajando que sí merecen el respeto de todos los que apreciamos esta labor. Son personas que arriesgan, como María Olivia Mönckeberg. Son los que nos muestran la realidad en su complejidad, no a través de simplificaciones didácticas”, escribió Matías Rivas en carta a La Tercera, mismo medio donde se publicó su columna y la respuesta ayer de Matamala.

Detalles de la pelea

Ayer, el periodista de CNN escribió, en una misiva publicada en el medio ya mencionado, que Rivas “escribe una columna contra la moralina, que exuda moralina por sus cuatro costados. Desde su púlpito moral me acusa a mí y a otros periodistas de “estupidez”, “arrogancia”, “fulgor mesiánico”, “inquina” y “ridículo”, para luego criticar nuestro supuesto “tono pontificante” ante los últimos escándalos. ¿Quién está pontificando aquí?”.

El comunicador agregó que “a este Catón chilensis le molesta un periodismo que no es temeroso ni complaciente ante el poder, sino que indaga y revela sus prácticas. No parece agradarle, por ejemplo, que mis investigaciones hayan descubierto la entrega de dinero por medio de boletas irregulares de un canciller en ejercicio a un candidato a senador. O que en un reciente reportaje haya descrito cómo los 18 mayores grupos económicos de Chile han financiado la política durante la última década”.

Estas palabras vertidas por Matamala llegaron luego de que el sábado Rivas escribiera -en lo medular- que “desde que tengo memoria no recuerdo un ruido atmosférico tan agudo y cargado de la peste de la moralina como en estos meses. Las redes sociales son reductos especialmente diseñados para espetar la inquina. Las sentencias, los monólogos condenatorios, las defensas corporativas y las frases para el bronce de los hombres buenos cunden de tal forma en los medios, que por vergüenza es recomendable prevenirse ante tanto ejercicio de estupidez y arrogancia. Escuchar el despliegue de oratorio de ciertos periodistas, como Daniel Matamala, Tomás Mosciatti, Fernando Paulsen o Matías del Río, por ponerle nombres a la trenza, es una experiencia muy similar a escuchar en AM a los predicadores de iglesias brasileras. Hablan con una certeza que da miedo. En algo recuerdan al cura Hasbún en sus momentos de fulgor mesiánico. Estos próceres nos revelan verdades y, además, se dan el trabajo de interpretarlas con una pasión que linda en el ridículo. He estado tentado de grabar sus peroratas para ver cómo sonarán en cuatro años más”.

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