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Cultura

10 de Septiembre de 2015

El cambio de piel de La Negra Ester

El Gran Circo Teatro estrena por primera vez en Santiago La Negra Ester con Micaela Sandoval (27), en el rol estelar de la obra, por décadas bajo el talento de su madre, Rosa Ramírez. Micaela creció junto a La Negra Ester y formó parte “oficial” de la compañía desde los nueve años, cuando le pagaron su primer sueldo, con Andrés Pérez a la cabeza del montaje y de la compañía. Hoy, interpretando a la mítica Negra Ester, está ante la responsabilidad de mantener viva una obra que forma parte de los capítulos más luminosos de las tablas nacionales.

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Negra Ester Castro

El elenco del Circo Teatro cenaba en el restorán El Parrón, en Providencia, en 1996. De pronto, Andrés Pérez se levantó, pidió la palabra, y ceremoniosamente dio la bienvenida a la nueva integrante de la compañía: era una pequeña niña de nueve años, hija de Rosa Ramírez y que ya ayudaba a los actores y actrices con sus vestuarios y accesorios. Pérez, tenía en su mano un sobre, con el primer sueldo de la incipiente actriz, resultado de una colecta entre todos los actores, que ya la consideraban parte del equipo.

Hasta el día de hoy Micaela Sandoval (27) guarda ese sobre que le entregó el fundador del Gran Circo Teatro y responsable de una de las obras más relevantes en la historia de las tablas nacionales: La Negra Ester (1988). Hoy, Micaela, hija de Rosa Ramírez, estrena por primera vez en Santiago la obra basada en la vida de Roberto Parra, ocupando el rol que durante décadas hizo su madre: la Negra Ester.

Micaela nació en 1987. Tiene un año más que la obra que ahora protagoniza y como es de suponer, el montaje que impactó al país en las postrimerías de la dictadura, forma parte inherente de su vida. “Mi relación con la Negra es desde siempre. A los nueve empecé a ayudar a cambiar los collares, los aritos, qué se yo, pequeñas cosas del vestuario. Con el tiempo se fueron sumando tareas porque yo empecé a crecer. Me hice cargo de los planchados previos, cosas así. Mi relación con la Negra es familiar, es mi casa”, dice Micaela.

Cuando era niña todavía, y cuando no caía dormida durante los eternos ensayos de la compañía, jugaba con Andrés Pérez en las horas previas a la función de La Negra Ester. Mientras los actores se maquillaban y hacían sus preparativos finales para saltar a escena, Andrés, que entonces era el director, quedaba medio desocupado. En ese intertanto, la dejaba subirse al escenario con sus juguetes preferidos: el kimono y el quitasol de la Japonesita y una maletita, todos en miniatura, hechos para ella. “Ahí Andrés me dirigía, ese era el juego. Cantábamos canciones de la obra, principalmente la de la Japonesita, por los accesorios en miniatura que yo tenía. Siempre recuerdo a Andrés desde la perspectiva de una niña. Para mí era como mi tío, de hecho, recién vine a tutearlo cuando falleció, soy una patuda”, recuerda entre risas Micaela.

A los 21 años dejó las bambalinas y pisó por primera vez las tablas del Gran Circo Teatro como actriz, interpretando el rol de la Zulema, originalmente de Ximena Rivas. Años después, en 2010, Rosa Ramírez dejaría por primera vez el rol estelar cuando lo entregó a la actriz Claudia Pérez. Luego de algunas diferencias que se hicieron públicas en la prensa, el papel fue retomado por la histórica intérprete hasta finales de 2013, cuando Micaela llega al papel, producto de problemas de salud de su madre.

Tras veintisiete años ligada a la obra, Micaela asume el rol protagónico, con nuevas exigencias, sobre todo por la dirección de su madre. “Obviamente trabajar con la actriz original dirigiéndote es súper difícil. Está todo súper pensado, pre-hecho, es exactamente el mismo montaje que se presentó el 8 de diciembre de 1988. Pero sobre todo en el caso del papel de la Negra. La Rosita sabe todo con detalle: con qué mano toma el pañuelo, a qué altura lleva los pies, cuál es el color de la panty, de qué lado es la partidura del pelo. Entonces la exigencia cambia. Ella sabe qué está pasando en cada segundo de la Negra Ester, no así con otros personajes. Pero aún así, nos entendemos muy fácilmente, lo que hace que no se tranque el trabajo, no soy porfiada, jaja”.

El montaje que se realizará este 12 y 13 de septiembre en el Teatro Nescafé de las Artes, se estrena por primera vez en Santiago con el protagonismo de Micaela. Sin embargo, el elenco actual ya tuvo algunas presentaciones anteriormente, en Castro en 2014 y Valparaíso este año. La experiencia dejó contenta a la actriz. “Nunca me imaginé que me iba a sentir así de cómoda. Además, tengo un partner que es maravilloso, Héctor Cancino (que interpreta a Roberto) tremendo actor, muy profesional, con él se hace todo más fácil. Hacer la Negra Ester es un placer mayor. Para mí es encontrarme con un pedacito de mi historia y de tanta, tanta gente que ha participado. Hay que hacerse cargo de esta historia, que al final es la historia de Chile”, dice Micaela.

Pero Chile no es el mismo. Ni al del ’88 ni mucho menos a aquel país en extinción que representa La Negra Ester. Para Micaela, la obra está “instalada en un lugar que hoy no existe”, reflexiona. “La Negra Ester se estrena hoy en 2015 y no genera ni la mitad del impacto que generó el ’88. Es un país completamente distinto, entonces claro, la pega de uno es hacerlo de verdad, y en ningún momento repetir lo que se hizo. Es la primera y última función siempre, todos los días”, dice.

“Más en el caso de la Negra Ester, porque la gente sabe lo que va a ver; cantan las canciones con uno, dicen los diálogos, es impresionante. Ir a ver La Negra Ester es ir a ver una fotografía de tres horas de lo que fue el Chile hace veintiséis años atrás y aún antes. Antes, por ejemplo, la prostitución no era sinónimo directo de llegar a encamarse con la mina; había compañía, conversación, el mirarse a los ojos, la vida en los burdeles. La Negra representa un poco ese Chile, cómo fuimos en algún momento, cuando era interesante juntarnos y conversar, cuando teníamos más tiempo y nuestra búsqueda del éxito iba por otro lado”.

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