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Opinión

17 de Febrero de 2016

Columna: Lohana Berkins (El vuelo de una mariposa rebelde)

Lohana nació hace más de 50 años en Pocitos, en Salta y desde esa localidad saltó al gran Buenos Aires en la década de los 80. Fue pionera dirigenta del colectivo travesti y transexual que sumó sus deseos e identidades a las luchas emprendidas por gays y lesbianas. Digo travesti porque Lohana Berkins aclaraba que ella era T–R-A–V-E-S-T-I, marcando políticas diferencias con las foráneas categorías “trans”. Ella se definía e identificaba como travesti - feminista y desde esa temida furia fundó la Asociación de Lucha por la Identidad Travesti y Transexual (ALITT) en 1994, esquina desde donde impulsó la visibilización del derecho a la identidad de género y fue una de las principales impulsoras de la Ley de Identidad de Género aprobada por el Congreso Nacional de la República Argentina un histórico 9 de mayo de 2012.

Victor Hugo Robles
Victor Hugo Robles
Por

Lohana gusanos

Pedro Lemebel me habló de Lohana Berkins por primera vez en los años 90. Me dijo que era la activista travesti argentina más brillante, más aguda e inteligente que había conocido. Pedro sabía de cultura travesti y compartía sus incansables luchas por cuartos e identidades propias. La misma identidad por la que tanto batalló Lohana durante toda su aguerrida vida. Pedro quería mucho a Lohana y ella adoraba a “La Pedro”, como le llamaba Lohana a nuestra inolvidable “Mariquita Linda”.

Las visitas de ambas a Santiago de Chile y/o Buenos Aires siempre implicaban gozosos e intensos encuentros, fiestas entre amigas locas y eternas conversaciones de noches sin fin. Tan sin fin que Lohana, señora de reposados devenires nocturnos, temía de aquellas citas porque Pedro, entusiasmado con la rebelde Lohana, ponía cerrojo a la puerta de su casa y escondía las llaves. Las copas, las muchas copas, hacían olvidar el escondite y Lohana no sabía por dónde ni cómo salir. A la postre, Lohana y Pedro, comprenderían que ese eterno y dulce amor entre maricas era un querer siempre sin salidas.

Yo conocí a Lohana Berkins en 2004 mientras participaba en un encuentro internacional de publicaciones del VIH/SIDA realizado en la bella Buenos Aires. Nos saludamos en medio de una protesta piquetera y como si nos hubiéramos conocido de toda la vida solidarizamos con los obreros enarbolando una bandera del arcoíris con la yema de nuestros dedos. Lohana se mostró siempre cariñosa, afectiva y generosa conmigo. Ella compartía aprendizajes, conocimientos y luchas varias. Así, poco a poco, desde las diversidades sexuales y en las batallas por los derechos de las personas viviendo con VIH/SIDA, nos (re)encontramos cada vez que visitaba Buenos Aires. En medio de esos intensos e inolvidables viajes internacionales, a través de la misma Lohana, conocí a entrañables e importantes compañeras de luchas, entre ellas a la activista trans muxe de Juchitán, México, Amaranta Gómez Regalado. Aquellos cruces, esos entrelaces cómplices de maricas latinoamericanas serán recordados como históricas herencias de la querida Lohana Berkins, nuestra maravillosa mariposa rebelde que emprendió su vuelo un 5 de febrero de 2016, el mismo triste día en que recordáramos la muerte de Violeta Parra Sandoval.

Lohana nació hace más de 50 años en Pocitos, Salta, y desde esa localidad saltó al gran Buenos Aires en la década de los 80. Fue pionera dirigenta del colectivo travesti y transexual que sumó sus deseos e identidades a las luchas emprendidas por gays y lesbianas. Digo travesti porque Lohana Berkins aclaraba que ella era T–R-A–V-E-S-T-I, marcando políticas diferencias con las foráneas categorías “trans”. Ella se definía e identificaba como travesti – feminista y desde esa temida furia fundó la Asociación de Lucha por la Identidad Travesti y Transexual (ALITT) en 1994, esquina desde donde impulsó la visibilización del derecho a la identidad de género. Y fue además una de las principales impulsoras de la Ley de Identidad de Género aprobada por el Congreso Nacional de la República Argentina un histórico 9 de mayo de 2012.

Desde 2013, Lohana Berkins era Directora de la Oficina de Identidad de Género y Orientación Sexual del Observatorio de Género en la Justicia de la Ciudad de Buenos Aires, siendo la primera travesti trabajadora estatal de toda la Argentina. Pero Lohana era mucho más. “Soy judía, negra, boliviana, travesti, socialista y se junta todo como un combo”, decía.

Lohana era brillante, como decía Pedro. Leía, pensaba, escuchaba, coordinaba, organizaba y armaba alianzas. Ella no se presentaba como “víctima del sistema” ni se sentía “testimonio trans” como aclaró a los profesores y estudiantes de la prestigiosa Universidad de Harvard que atentos e inquietos escucharon sus lúcidas palabras. En ese marco político e ideológico comprendió que la prostitución no podía ser entendida como un “trabajo” para su colectivo sino que como un ejercicio de opresión del sistema capitalista. Lohana combatió la “situación de prostitución” buscando su abolición y junto a otras compañeras de ruta fundó la primera escuela de formación textil para la comunidad travesti y transexual de Argentina contando con la generosa colaboración de la Asociación Madres de Plaza de Mayo encabezada por la emblemática Hebe de Bonafini. Lohana hacía posible lo imposible, cruzando fronteras, tejiendo y entretejiendo diversas luchas políticas, sociales y culturales.

Lohana era invitada frecuente a muchos lugares del mundo. No siempre aceptaba porque tenía mucho trabajo, pero cuando decidía cruzar el charco siempre era una loca revolución. En Chile estuvo varias veces. En una de esas, quizás la más recordada, fue invitada central a un encuentro nacional de organizaciones trans convocado por el Movimiento de la Diversidad Sexual MUMS. Yo tuve el placer de contactarla para concretar la invitación, un convite que aceptó de inmediato, aunque tuvimos que reformular su tiquete aéreo porque no figuraba con su nombre legal. Era el tiempo en que no existía Ley de Identidad de Género trasandina, la más avanzada y progresista del mundo.

Lohana se lució en aquel encuentro celebrado en el Instituto de Ciencias Alejandro Lipschutz del Partido Comunista de Chile. Ella habló de la ardua lucha por las libertades sexuales en Argentina y nuestras compañeras escucharon sorprendidas su inolvidable relato. Todas quedaron entusiasmadas y reforzadas en su sentido de lucha. Tanto así que nuestra incendiaria Mitchelle Clementi propuso impulsar una campaña para que el Estado de Chile indemnizara a las compañeras travesti de mayor edad. No estaba perdida Mitchelle porque luego de la Ley de Identidad de Género en Argentina se impulsaron varios proyectos de ley reparatorios, entre ellos la Ley del 1% de Cupo Laboral Trans en la Ciudad de Buenos Aires presentado por la diputada Karina Nazabal y promovido por la activista travesti, compañera de Lohana, la querida e inolvidable Diana Sacayán.

La última vez que vi a Lohana fue en diciembre de 2015 para la presentación en Buenos Aires de “El Diario del Che Gay en Chile”. Ella estaba feliz con la publicación de SiempreViva Ediciones que llegó a sus manos a través de mi querido amigo escritor Alejandro Modarelli, que -sorpresivamente- había aparecido en su emergencia en Santiago de Chile en el Museo de la Solidaridad Salvador Allende. Alejandro me comentó aquella vez de la crítica salud de Lohana y ella misma me aclaró que haría todo lo posible e imposible por estar entre nosotras. Estaba cansada, dolida y golpeada. El brutal asesinato de Diana Sacayán fue un golpe letal a las luchas de las comunidades travestis latinoamericanas. Sin embargo, la valiente Lohana, desafiando el dolor y pensando en que el acto sería un justo tributo a Diana en tiempos de desajustes políticos e institucionales con Mauricio Macri en La Casa Rosada, batalló por estar presente, activa y combatiente.

Junto a Karina Nazabal y Darío Arias de Jóvenes por la Diversidad del Conourbano, Lohana Berkins celebró la persistente e insistente lucha de un cómplice Che Guevara marica. Lohana se veía débil pero siempre destellando con la misma lucidez que encantó a Pedro Lemebel y a tantos homosexuales, lesbianas y travestis en Chile que distinguimos en ella a una amiga, hermana, compañera y maestra. Una artesana de la vida que como la universal Violeta Parra emprendieron un vuelo inmortal para custodiarnos desde el más acá en nuestras locas batallas por todas las libertades.

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